Reportajes y Especiales
53 años reinventando el periodismo tachirense
22 de diciembre de 2021
Ante cada adversidad, Diario La Nación no solo se sobrepone, sino que también se reinventa, en el esmero de cumplir la misión que le ha sido asignada: informar sobre el acontecer regional, nacional e internacional a un público tachirense en su esencia, más en un territorio sin fronteras al contar con un público esparcido por todo el globo terráqueo.
Teniendo claro que su objetivo ha sido mantener al colectivo regional bien informado, y no solo eso, sino el saberlo hacer, a partir de un conocimiento profundo, acumulado en medio siglo, de su incondicional público, ha facilitado la transición del impreso hacia una pluralidad de plataformas, en una puesta al día saludada por el lector regional.
Porque mientras la pandemia ha trastocado los tiempos en las rotativas, la información sigue fluyendo minuto a minuto y, por donde sea oportuno, el equipo reporteril la transfiere en una carrera que ha superado el complejo del “tubazo! Diario, para enfocarse en la inmediatez y a la vez, casi en movimiento inverso, complementar lo que ella deja por fuera, sea esto la ampliación del hecho y sus implicaciones más profundas, o la voz del desamparado, del que debe recurrir al comunicador para hacer valer su denuncia.
Pero no solo es creer que el principal registro de Diario La Nación está en los litros de tinta vertidos sobre el papel, en la memoria digital de un servidor o en el efecto multiplicador de una red social, pues lo más importante se atesora en el corazón de quienes abren fieles la variedad de ventanas respaldadas por su marca o que ante la inminencia de un acontecimiento se abocan a descubrir cómo ha sido cubierto por nuestro medio, especialmente en tiempos en que los “fake news” han ocasionado tanta distorsión. Son ellos, ante las irregularidades administrativas de los entornos públicos municipales, regionales y nacionales, y ante los momentos de injusticias, quienes consideran que el primer canal para interponer sus denuncias ha sido Diario La Nación. Por supuesto, también ha sido la vitrina para que el estado y la clase política presenten la explicación de sus ejecutorias, y para invitar a la sociedad regional a incorporarse al emprendimiento, en conjunto de acciones que se orienten al bien común.
2021 no ha sido un año fácil para Diario La Nación. Antes que nada, el fallecimiento de doña Gloria Niño de Cortés, alma de la empresa editorial desde su primer día, ha significado un gran vacío espiritual, ha sido ya no tener a esa persona que motivaba a cada empleado a dar lo mejor de sí para que su dilecto hijo siguiera avanzando Por un lado, el volver a posicionarse el impreso en la calle, luego de un “silencio” impuesto por la cuarentena, ha sido como la rehabilitación de un motorizado, posterior a su accidente de tránsito, pero con el resultado a la larga de que hoy el conductor sigue maniobrando su vehículo con gran habilidad. Un silencio entrecomillado, pues, como ya se anotó, la información nunca se ha detenido; pero para aquel asiduo al café de la mañana y el ejemplar en sus manos todas las mañanas, su costumbre y fidelidad han tenido que habituarse a retomarla con otra periodicidad.
Otro golpe, ante todo moral, han sido los estragos de la pandemia, y tantos tachirenses que han sucumbido al covid-19. Ante esta triste realidad, Diario La Nación no se ha resignado a un simple seguimiento estadístico y hacer reseña de las más sensibles pérdidas, asumiendo una labor en pro de la prevención y una postura periodística alejada de sembrar el terror y la desesperanza.
El afán de estar bien ubicado en la actualidad y sus circunstancias absorben por lo general al periódico en el presente; no obstante, la sed de futuro también le obliga a exponer los derroteros y posibilidades en el horizonte del país, sin falsas ilusiones, pero también sin hundirse en el pesimismo. Evidentemente, el pasado no se puede evadir, recurrir a él resulta urgente, o por cuestión de nostalgia o curiosidad, en tanto sus lecciones son imperecederas.
Hablar de crisis, en el orden político, económico y social, catalogando la actual como única, y la única en la que el riesgo encabeza el menú del día, representa un craso desconocimiento de épocas pretéritas. Desde lo que ha sido la historia específica de Diario La Nación, su nacimiento mismo estuvo plagado de problemas por superar; no fue apretar un botón y que el mecanismo caminara por sí solo. Lo que vino desde ese “fiat luz”, invocado por don José Rafael Cortés y doña Gloria Niño de Cortés, ha sido una cadena de riesgos, que incluso ha puesto dudas sobre la continuidad de su destino. El riesgo actual se ubica en el comprender que Diario La Nación ha dejado de ser solo un medio impreso, y hoy en día se debe a una multiplicidad de canales, que en el pasado incluso consideraba ajenos a su naturaleza, como pasa con La Nación Radio, un hijo que crece a gran velocidad.
Y el otro riesgo, darse cuenta de que ya no opera como una isla aislada, pues hoy en día la tendencia consiste en valorar las alianzas con otros medios, no solo de provincia sino incluso nacionales, como el fuerte brazo para remar la gran embarcación del periodismo venezolano en una sola dirección que permita superar las tormentas.
Lo mejor del periodismo regional ha pasado por Diario La Nación; la lista es inmensa y, aunque se anotara, tal vez se cayera en alguna omisión, en funciones tanto reporteriles como de dirección y coordinación. Y no solo eso, pues también ha sido escuela para maquinistas, administradores, diseñadores y profesionales de todo tipo, que tal vez ni se imaginaron lo hermoso que era involucrarse en una empresa así, en la que la novedad del día a día impide el aburrimiento. A cada individualidad que por aquí ha pasado le corresponde su honor y gloria, mas sobre esto está en el trabajo en equipo, en el poderoso engranaje humano, que incluye tanto a los choferes como al personal de mantenimiento, de atención al público y producción, la principal razón de que luego de tantas adversidades, Diario La Nación siga siendo la mejor opción informativa del occidente venezolano.
Freddy Omar Durán