Pandemia, crisis económica y mal estado de las vías, no son una buena combinación y de eso saben mucho los habitantes de El Valle, municipio Capacho Nuevo, que han visto afectada su calidad de vida al seguir incomunicados por los graves daños en uno de sus accesos, que tomará varios meses repararlo, eso si las labores de las cuadrillas no se detienen
Freddy Omar Duran
Desde Zorca-San Isidro hasta El Valle es posible trazar una ruta de desastres, tanto en la vialidad como en habitabilidad, con tramos completamente vedados por eventos naturales y otros que se van arreglando con pañitos de agua tibia, procurando no dejar aisladas a las comunidades que allí se asentaron, a veces sin sospechar los inconvenientes que posteriormente tendrían.
Eventos naturales, problemas en el urbanismo y olvido de las autoridades municipales, regionales y nacionales, competentes para tomar cartas en el asunto a tiempo, han alborotado un mar de contrariedades que en estos momentos afecta especialmente a la población de El Valle, municipio Capacho Nuevo, sector que se encuentra sin su principal acceso.
Son alrededor de 300 metros colapsados, en los que actualmente se han cavados profundas fosas dentro de las cuales personal obrero y pobladores trabajan a marcha forzada en reparaciones de las tuberías de aguas blancas y negras, que en opinión de los vecinos del sector, por mucho tiempo se le había dado largas.
Los males en la vialidad parecen una enfermedad endémica en El Valle: un poco más adelante de la actual devastación, más precisamente en todo el frente del Club Campestre Los Potrillos, se afectó otrora un viaducto, emergencia en apariencia superada, pues en la actualidad una tronera al lado de la vía, donde caben un adulto y hasta una moto, anuncia la reincidencia de infortunios. Un peligro mayúsculo, si tenemos en cuenta el aumento del flujo de peatones que, más allá de la zona del desastre, buscan la manera de salir o entrar al sector, ya que las busetas no ingresan ahora al casco central, estacionándose cientos de metros más allá, o kilómetros, en el caso de los residentes de La Cedrala, El Descanso, Tres Esquinas y El Páramo.
—Pensamos -aseveró Hugo Medina, habitante de El Valle-, que el transporte público puede utilizar la vía que va de La Linda a Pan de Azúcar, y así montar y descargar pasajeros en el casco central. Hay quienes tienen que caminar hasta 4 kilómetros para agarrar una buseta. Igual nos están cobrando el pasaje como si estuvieran prestando el servicio completo. Eso no tiene que ser, ellos tienen que ponerse la mano en el corazón. Estos trabajos van para largo y pueden que tomen alrededor de 6 meses.
Sin embargo, sin dar una declaración oficial, para los transportistas tomar por la vía a Rubio significaría invadir la ruta de otras líneas, además de que no les resultaría rentable, pues llevarían menos pasajeros, ya que muchos se movilizan a Mata de Guadua u otros sectores residenciales sobre la troncal 1 y la recta Los Japoneses.
Por ahora, a muchos solo les queda aventurarse entre las zanjas, rogando que el buen tiempo reine.
—Hemos sabido de gente que ha tenido que sacar a sus enfermos por encima de estos barrancos, en sillas de ruedas y camillas. Si llueve, casi ni se puede transitar, pues está muy resbaladizo y uno puede caerse en el foso. Y se hace difícil cuando tenemos que traer mercancía desde San Cristóbal para nuestros hogares y negocios -agregó Medina-.
Raíz de muchos problemas
Las tuberías matrices, bajo suelo de alcantarillado, y el acueducto, han cedido ante el movimiento de tierras, que también ha estropeado muchas viviendas e incluso una de ellas, propiedad de Gregorio Castro, debió ser desalojada.
El concejal Johany Fuentes supervisaba este jueves las reparaciones de los tubos liberados de una sepultura de años, y que por los momentos siguen a flor de suelo, revelando sus fracturas. Esos trabajos cuentan con la participación de 5 obreros de la alcaldía y 5 de la comuna Juan German Roscio.
—Se está realizando un trabajo con el tubo matriz que abastece atoda la parroquia Juan German Roscio, para cambiarla de manera lineal, de tal manera que no siga el hundimiento de la calzada. Ya la alcaldía está estudiando la forma de traer el quindío para rellenar y habilitar el paso -explicó-.
Carmen de Gámez, en representación del Consejo Comunal, ha sido testigo del riesgo de las labores, pues no se sospecharon las dimensiones de la obstrucción de la cañería.
—Ni siquiera se imaginaron lo tapadas que estaban las cloacas. Cuando las liberaron, a los trabajadores tuvimos que llevarlos al dispensario, pues se enfermaron por la contaminación -relató-.
León Gómez, si bien reconoció los esfuerzos, no está de acuerdo con la manera como se está planificando, pues podría terminar siendo un recurso perdido.
—Esa tubería, que están metiendo, hay que sacarla por fuera, tanto la de aguas blancas como la de aguas negras. Los terrenos se están moviendo y van a terminar partiéndolas de nuevo.
Reinaldo Alviarez aplaudió el hecho de que algo negativo haya traído algo positivo, como es el haber alineado la acción de organismos municipales, regionales y nacionales, a la que se sumó la de la comunidad.
—Cada ente estaba actuando por su lado para atender este problema, y ahora se logró, gracias a la presión de la comunidad, que los esfuerzos sean mancomunados; eso era lo que se quería -dijo finalmente Alviárez-.
Servicios en jaque
Además del transporte, otros servicios públicos se han resentido por el mal estado de la vía, que de paso conspira contra una floreciente economía local.
Por supuesto, el primer servicio que preocupa es el del acueducto: los trabajos de reparación de las tuberías han ameritado la suspensión del agua potable, tres días o más, aunque se ha avisado. No obstante, los cortes de este servicio no son ajenos a los habitantes de El Valle.
La inseguridad en El Valle sí que ha sido un motivo de angustia, y su desamparo ha hecho al sector presa fácil de la delincuencia.
—Con respecto a la inseguridad, estamos huérfanos: no tenemos quién nos proteja. Aquí no se ve un policía, ni por casualidad. Desde los tiempos de las guarimbas se llevaron a los oficiales apostados en el cuadrante y los trasladaron a Capacho Nuevo. Apenas hace dos días atracaron, dos jóvenes en motocicleta, un supermercado, a plena luz del día, llevándose dinero y mercancía. Necesitamos urgentemente que nos asignen un patrullaje constante— sostuvo Hugo Medina.
Otro asunto pendiente se refiere al aseo urbano, por lo que cada poblador se las tiene que ingeniar como pueda. Esto ha dado pie a que se forme un botadero de basura al aire libre en La Linda.
—Tenemos más de cinco meses que no se presta el servicio del aseo urbano; aquí cada quien tiene que arreglárselas con los desechos, quemándolos, enterrándolos o lanzándolos donde no debe ser. La comunidad debería tomar más consciencia y darse cuenta de que eso va a afectar la salubridad -agregó Medina-.
Sobre el particular, el concejal Fuentes afirmó que la alcaldía ha dispuesto de cuadrillas especiales, mas la limpieza que realizan apenas si se mantiene por un tiempo.
—Hacemos un llamado a la comunidad para que colabore, pues tenemos dispuestos a cuatro trabajadores, que no acaban de recoger la basura, cuando ya aparecen bolsas y desechos nuevamente.
Un poco de historia
Con ese aire de pueblo que aún conserva, en El Valle se puede hacer “déjà vu”, de tiempos en los que el Táchira mandaba dentro de la economía nacional.
Pero ese aspecto bucólico, destacado por su construcción por órdenes de Cipriano Castro, con sus calles de diseño colonial, se ha roto por un comercio emergente, necesario en tiempos de pandemia y que se ha visto perjudicado por el mal estado de las vías. Igualmente el turismo, al que ha contribuido su famoso centro recreacional, por tal circunstancia se ha venido a menos.
Como contaron Jaime Salazar y Brando Gámez, El Valle fue un importante emporio de haciendas cafetaleras, potreros y trapiches, alrededor de 7 de estos existieron. La inmigración colombiana trajo consigo el cultivo del tomate, un cultivo que ha caracterizado a la zona, así como el plátano y el guineo.
Lo único que existía era unos caminos reales que llevaban a la gente y los animales de carga a Capacho, especialmente los domingos de mercado. De hecho, el tránsito por la vía que cae a Pericos -cerca de la alcabala de El Mirador- propició el nacimiento de la población, en terrenos que muchos vieron propicios para construir sus viviendas. A ese mismo lugar bajaban lugareños en mulas desde Pedro Diablo, El Páramo del Duende y La Laja, con dos o tres bultos a cuestas.
Núcleos familiares han sido los pilares de la consolidación de El Valle, entre los cuales vale nombrar a los Huérfanos, los Vivas, los Quiroz, los Romero, los Amaya, los Sánchez y los Contramaestre, los María y los Gámez.
Recordaron que, en otras épocas, el comercio se caracterizaba por la venta de miche artesanal, paledonias y la mantequilla, medida por onzas, a locha cada una, siendo uno de los locales más destacados el de Encarnación Ramírez.
Rica en nacientes naturales, la parroquia Juan Germán Roscio ha aprovechado algunas, denominadas El Ojito y La Espinoza, que han tenido que ponerse bajo resguardo. Una larga lista de personajes típicos aún está en la memoria colectiva, como la señora Romelia, ahora octogenaria, quien administraba un matadero; María ‘Morcilla’, Pedro ‘Cascarrón’, y el señor Brando, rezandero en velorios; el señor Manchego, el Cura León, vendedor de un buen guarapo, y Carmen Vivas, propietaria de una rocola antigua, para el disfrute de quienes gustan de la música viejita, algunos de ellos ya fallecidos.
La mencionada localidad se compone de sectores como Cuatro Vientos, Tres Esquinas, Santa Rita y El Pueblito, El Descanso y Cedrala.
Falla la electricidad
El deterioro en que se encuentran los postes de electricidad en la zona ha conllevado constantes fallas en el fluido eléctrico, aparte de los apagones y el racionamiento constante que se ha tenido que soportar.
También causan preocupación las “rumbas” a medianoche, que con el covid-19 suelto representan un grave atentado contra la salubridad.
—Queremos hacer un llamado a los dueños de clubes, tascas y ventas de miche clandestino, para que tomen conciencia y respeten las normas de bioseguridad que ha impuesto la OMS. Ya que los fines de semana, en estos sitios la concurrencia es masiva, sin el más mínimo protocolo y sin que nadie le preste atención.