Reportajes y Especiales
Alternativas domésticas y remesas compensan en parte la insuficiencia
24 de abril de 2021
Humberto Contreras
Matemáticamente (y monetariamente), es cierto que nadie en Venezuela puede sobrevivir con un salario mínimo, ni siquiera sumándole el valor del bono alimentario. Solo el costo de un único producto alimenticio supera el valor de los ingresos mínimos. Y para un pensionado que solo recibe ese beneficio, la situación es más difícil.
A esos gastos hay que sumarle lo que se requiere para apenas un relativamente buen funcionamiento del hogar. Y, definitivamente, hay que buscar recursos para afrontar la demanda de vivir.
El venezolano tiene dos opciones, no todos, claro, que están haciendo más llevadera, en parte, la crisis que nos arropa. Una, es el desarrollo de habilidades y aptitudes que se han puesto en práctica, y que generan ingresos adicionales, con los cuales se defienden. El otro, del cual no todos disfrutan, son las remesas que envían los miembros de la familia que se fueron al exterior.
Alternativas domésticas
Existen de toda variedad y de todo aspecto que pueda mostrar una necesidad. Desde la casa se produce, y se vende, y si es necesario, se sale a la calle, o se utilizan las redes, lo que ha permitido incluso, incentivar otra modalidad de ingresos para terceros, que es el servicio de entregas a domicilio, o delivery.
Almuerzos, hamburguesas, perros calientes, panadería y pastelería. hallacas, arroz chino, y otros alimentos preparados que tienen alta demanda. También se ofrecen víveres, vegetales, embutidos, quesos, cosméticos, ropa, productos de higiene del hogar y personal; cauchos, baterías y otros repuestos para motos y vehículos, peluquería de mascotas, tejidos, arreglos florales, etc.
El menú es casi infinito. Por ejemplo, Luz Moreno, desarrolla su habilidad tejiendo. Diseñó un bolso pequeño, muy personal y femenino, el cual ofrece a sus relacionados, y eso de alguna forma ayuda a cubrir los gastos domésticos del hogar, aparte de que reciben ayuda de su hijo en el exterior.
Igual pasa con Carmen Pabá, quien se gasta el ingreso de su pensión en sus pastillas para la tensión, cuyo costo supera los 10 millones de bolívares. Y, por supuesto, también recibe ayuda de sus hijos afuera, como ocurre con muchos venezolanos.
Esas son parte de las alternativas domésticas a las que apela el venezolano para afrontar la dura situación económica que experimenta el país.
Las remesas son un auxilio
Es cierto que no todos los hogares venezolanos tienen a alguno de sus miembros en el exterior, de quien pudieran estar recibiendo ayuda. Tampoco es cierto que todos los venezolanos afuera, tienen capacidad de enviar ayuda a sus familiares, y menos con la crisis de la pandemia, que, debido a la disminución de las actividades laborales, dejó sin trabajo a muchos connacionales.
Pero sí es válido decir que una gran parte de familias reciben desde el exterior ayuda financiera, a través de distintas vías, generalmente informales, pese a que el gobierno ha intentado controlarlas.
Con respecto a la estimación del monto en general del dinero recibido, no hay sino estimaciones. En 2019, un funcionario de Zoom, operadora de divisas, informó que, según las estadísticas que manejan, al país entraban mensualmente, entre 70 y 80 millones de dólares por vías no reguladas por la superintendencia de bancos, Sudeban. Y agregó que por la vía legal, las remesas no alcanzaban los 8 millones de dólares.
Sion embargo, en mayo del mismo año, el economista y ex director del Banco Central José Guerra, dijo a los medios que el monto anual de las remesas enviadas al país, podría superar el de las exportaciones nacionales no petroleras, estimadas para entonces, en 3 mil millones de dólares.
Los países desde los cuales se recibe la mayor cantidad de remesas son España, Portugal, Chile, Colombia, Argentina y México. La realidad es que estos dineros no entran al país en forma de divisas, por lo que ha resultado difícil para el régimen controlar su movimiento.
La circulación de remesas familiares, se maneja en un altísimo porcentaje, entre privados. Hay un intermediario que tiene cuenta bancaria en el país de origen y en Venezuela. Este recibe el dinero a remitir en moneda extranjera en su cuenta en el exterior, e, inmediatamente, de su cuenta en Venezuela, transfiere bolívares a sus beneficiarios.
Hay otras personas, en especial en esta zona de frontera, que reciben pesos o dólares en territorio colombiano, y lo traen (en pesos o en dólares, según lo reciban), directamente a la dirección dada por el beneficiario, previo descuento de la comisión por el servicio. En ambos casos, es inmedible la cantidad general del dinero que entra al país.
Para 2020, como consecuencia de la crisis creada por el coronavirus en el mundo, los envíos de remesas disminuyeron ostensiblemente. Según cálculos de la firma Ecoanalítica, la recepción de remesas en Venezuela decayó drásticamente en cerca de 56 %.
Así, igualmente según estimaciones, el monto del dinero enviado pasó de unos 3 mil 500 millones de dólares en 2019, a menos de 1 mil 600 millones en 2020, y se dijo que las remesas representaron entre 4 y 5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del país.