En San José de Bolívar, calle 4, sector Campo Alegre, una casa de color terracota comenzó a ser mirada con más atención desde hace un año, pues en ella habita el hombre de más edad del Táchira, de Venezuela y, desde hace 10 días, del mundo
Por Omaira Labrador
Fotos: Kathering Trejo
El venezolano 1.900.871.
Cinco cédulas de identidad venezolana, perfectamente conservadas. La primera obtenida en 1963, a la edad de 54 años. Luego fue sustituida por la de 1968. La tercera es de 1974. Le siguió la de 1987. Y la más nueva data de 2011, cuando ya rodaba los 102 años, hace 10 años.
Las cinco cédulas de identidad dan fe de la edad de Juan Vicente Pérez Mora: 112 años y 247 días, además de evidenciar los cambios faciales en un siglo, una década y dos años.
El venezolano Juan Vicente Pérez Mora, actualmente con el título del hombre con más edad del mundo, vive donde lo ha hecho en los últimos 108 años: San José de Bolívar, capital del municipio Francisco de Miranda, estado Táchira. A este poblado fue llevado desde El Cobre, municipio José María Vargas.
Junto al amor de su vida, Ediofina del Rosario García, formó el hogar de 11 hijos. Seis están vivos, tres mujeres y tres hombres. Dos de los hombres, ya adultos mayores, tienen discapacidad.
Tantos años vividos también van de la mano con el dolor de ver partir a su esposa, fallecida a los 81 años, así como sentir la muerte de 5 de sus hijos.
En la lista familiar de los Pérez García se cuentan 41 nietos, 18 bisnietos 18 y 12 tataranietos.
El nombre se lo debe a Juan Vicente Gómez. Nació en 1909, en el año del surgimiento notorio del hombre de La Mulera, estado Táchira. Fue bautizado con este nombre, teniendo en cuenta que el general Juan Vicente Gómez es electo por el Congreso Constituyente como presidente constitucional de la República ese año y el padre del niño Juan Vicente así lo homenajeó.
El 27 de mayo esperan cantarle el cumpleaños feliz: 113 años y, con él, tendrá un nuevo récord.
Las 24 horas de una persona de 112 años
A las 8: 30 de la mañana, ´Papá´ Vicente, como lo conocen en San José de Bolívar, ya se ha levantado. Y lo acomodan en su silla de ruedas, perfectamente vestido de azul, impecable, para que lo trasladen al comedor para su primera comida.
Los 112 años y 247 días tienen sus efectos en el hombre más longevo del mundo. Sus movimientos son pocos, por lo que debe ser ayudado por sus hijas y una sobrina, Orleida Domador. Perdió la visión y escucha con dificultad.
Aunque le falta la visión, come solo. Lo hace con gran elegancia —por lo general siempre de traje y sombrero, zapatos de gala, como los andinos del pasado —. Ingiere todo lo que le sirven. Como buen tachirense, las arepas son sus preferidas.
Luego de tomar el desayuno, en el patio de su casa lo ponen a tomar sol, para después trasladarlo al cuarto, donde se dedica a rezar parte del día, con un rosario blanco que siempre está en sus manos.
Pérez Mora ha sido un hombre muy espiritual en toda su vida, católico y regido por los mandatos de la Iglesia católica. Hasta los 103 años era trasladado a escuchar la misa en la iglesia, que lleva el nombre del pueblo, San José de Bolívar.
“Muchos, muchos”, responde cuando le preguntan cuántos rosarios reza al día. Y son de verdad muchos, ya que no suelta el cordón blanco.
A la una de la tarde lo vuelven a trasladar de su habitación al comedor, la hora del almuerzo. Con total destreza, come solo. Lo que le sirven desaparece de su plato. No exige nada, no pide nada. Su familia ya sabe cuáles son sus platillos favoritos.
Una vez ha almorzado, va al cuarto. Sin hacer pausa, continúa pasando las cuentas del rosario durante toda la tarde. Hasta que llega la hora de la cena, a las 5 y 30, por lo general, pan con queso, empanadas o cereales. Y llega el turno de dormir.
Duerme solo. En su habitación hay dos camas, una clínica con su colchón antiescara, el cual fue donado por el entonces candidato Freddy Bernal, luego que lo visitara y viera la necesidad que tenía. No falta un altar, junto a la mano derecha de su cama, con diversas imágenes de santos, que refuerzan su espiritualidad. Todo es sencillo. Todo es pulcro.
También adaptaron unos pasamanos con los cuales Juan Vicente Pérez Mora se ayuda a sostenerse a la hora de ir al baño, aunque en las noches usa pañales desechables.
San José de Bolívar, poblado montañoso, conocido como Río Bobo, lugar donde están importante afluentes de agua que surten a todo el Táchira, es la tierra donde ha vivido por más de 100 años el hombre más longevo del mundo.
“Río Bobo, por su tergiversación del término aborigen Babú, que significa agua, comprendí que de esa manera sí se podía entender el uso del término para referirse a este río, que siempre me ha acompañado en mis recuerdos”, se lee en el libro del escritor e historiador José Antonio Pulido, titulado “El hombre más longevo del mundo”.
La casa de la calle 4
En San José de Bolívar, calle 4, sector Campo Alegre, la casa de color terracota, desde hace un año comenzó a ser mirada con más atención. También es más visitada.
La noticia de que allí, puertas adentro, habita el hombre más longevo de Venezuela, generó curiosidad. Muchos quieren verlo y tomarse fotografías con él.
La familia Pérez García se siente afortunada: tener a un padre, un abuelo, un bisabuelo y un tatarabuelo, con 112 años, les dio mayor notoriedad.
Nélida Pérez, en la sala, adornada esta por un cuadro del anciano al frente de su casa, como siempre, elegantemente vestido y en silla de ruedas, demuestra que allí el orgullo tiene nombre y apellido: Juan Vicente Pérez Mora. Y si no es suficiente, un desplegable con un mosaico de fotos del hombre más longevo, para ese entonces de Venezuela, corrobora que se ha llegado a la casa de un tachirense que ha hecho historia por llegar a esa edad.
—Nosotros, en familia, sostenemos que tener al hombre más longevo del mundo es una bendición de Dios. Dios nos lo tiene como una meta, como algo muy sagrado. Nos sentimos bendecidos y pedimos a Dios por su salud y que nos lo deje muchos años más. Es el más grandes orgullo que todos tenemos en nuestra familia —comenta con orgullo, y hasta con lágrimas, su hija Nélida Pérez.
Al mismo tiempo, cree que el gobierno de Venezuela, cuando fue declarado el hijo de San José de Bolívar como el hombre de más edad en Venezuela, no se unió a la celebración, ni lo mencionó, y al decir esto, la voz de alegría se apaga un tanto.
—Ahora, como es el hombre más longevo del mundo, sí hay mayor interés -dice la hija-, por ser una noticia mundial.
La edad de Juan Vicente ha sido corroborada y reconocida por la fundación LAS -Latin American Supercentenarias- y el Grupo de Investigación en Gerontología de Los Ángeles, Estados Unidos, y el cuadro de longevidad fue actualizado hace apenas dos semanas. Ahora esperan la certificación de Guinness World Records.
«Papá» Vicente, luego de un siglo, una década y dos años, puede confesar –como lo diría el poeta Pablo Neruda- que ha vivido toda la historia corrida durante el siglo XX y dos décadas del XXI en su país: guerras, dictaduras, democracia, avances tecnológicos.
Igualmente, vivió durante la primera y segunda Guerra Mundial. En su hoja de vida se podrá leer que estuvo activo durante la llamada peste española –pandemia de 1918- y también en la pandemia del coronavirus del siglo XXI.
Secretos de la longevidad
Cuando las personas hablan con la familia de Juan Vicente Pérez, siempre buscan las respuestas a si hay algún secreto especial para llegar a tan avanzada edad.
La respuesta siempre es la misma: la alimentación sana lo ayudó a conservarse, además de una vida totalmente tranquila. Él fue un hombre que, por su humildad, era sereno, risueño, apacible. Además, siempre gozó de buena salud. No fue a muchos médicos, ni tuvo enfermedades graves, salvo gripes y bronquitis.
“El comía carne, cochino, ensaladas, yuca, guineos, cebolla, pero todo era cosechado por mi mamá. Mi madre era la que tenía sus huertos y de ahí sacaban todo para consumir”, recuerda su hija, quien ronda los 65 años, al tratar de dar respuesta a la pregunta que más le hacen.
Juan Vicente dedicó su vida a ser agricultor, tenía una pequeña finca en donde cultivaban caña, café, frutas.
Él mismo contó que, cuando era muy joven, trabajó en la construcción de la carretera Trasandina y también en la de La Grita.
Entre San José de Bolívar y Queniquea vivió parte de su siglo de vida. Antes de quedarse en casa por la poca movilidad. Pocas veces llegó a San Cristóbal. A Caracas también fue, lo llevaron sus sobrinos. Siempre dijo que Caracas era muy lejos.
Entre risas, no falta una verdad: también ingería el miche típico de San José de Bolívar. Y también viseó –masticó- chimú.
Faltando cuatro meses para llegar a los 113 años, las necesidades de don Juan Vicente Pérez García persisten, pero ahora los aportes deben ser para alimentos y vitaminas especiales.
40 mil 880 días, larguitos, ha vivido ´Papá´ Vicente, el hombre cedulado con el número 1.900.871, numeración obtenida a los 54 años, pues de lo contrario sería más baja.