Esta es la segunda Semana Santa que la feligresía cristiana celebra con restricciones severas. La pandemia viral que envuelve al mundo desde hace más de un año no solo ha trastornado nuestras costumbres sociales en todos los sentidos, sino toda la cotidianidad de nuestras vidas.
La tradicional y religiosa actividad de conmemoración de la pasión y muerte de Jesús, que junto con su Natividad conforma los dos más importantes eventos de la fe católica y de la existencia de Jesucristo, también ha sido afectado drásticamente en su celebración, mas no en su esencia espiritual.
El mundo cristiano se apresta a conmemorar otra Semana Santa. Pero, de nuevo, habrá que supeditarse a las estricta medidas de bioseguridad que están decretadas por las autoridades de Salud en función de impedir o reducir el volumen de contagio viral.
Por esta razón, los feligreses debemos asimilar la idea de que no se podrá acudir a oficios religiosos masivamente, ni se podrá realizar procesiones, ni otros actos que motiven congestionamiento humano. De hecho, el obispo Mario Moronta ha dispuesto que estarán suspendidas aquellas actividades que supongan afluencia de personas.
De modo que esta Semana Santa habrá de celebrarse desde el corazón, y desde nuestra conciencia de amor por el Padre Creador.
La tradición continúa
De todas formas, el pueblo cristiano conmemorará, asistirá limitadamente a los templos, y acatando conscientemente las medidas de bioseguridad, en especial el distanciamiento físico, el uso del tapaboca y la desinfección con alcohol y gel, para cumplir con la tradición de acoger con fervor el recuerdo del sufrimiento del Hijo de Dios.
Domingo de Ramos: En este día se conmemora la llegada de Jesús a Jerusalén, cabalgando un burro, en medio de la multitud que lo saludaba y aclamaba como a un rey, agitando ramas de olivo. A su paso, la gente cubrió el camino con sus vestidos y con hojas de palmas, cantando y rezando al cielo. “¡Bendito sea el Hijo de David! ¡Bendito sea quien viene en nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!”.
Este domingo se acostumbraba, antes de la pandemia, acudir a la iglesia para recibir la ramitas de olivo bendecidas por el sacerdote. Luego son conservadas en casa, como una reliquia. Este año, se deberá hacer la bendición de ramos en una sola celebración, dentro del templo y con las medidas de bioprotección.
Lunes Santo: La Iglesia recuerda la Unción en Betania. Cuando Jesús visitó a Lázaro, a quien recién había resucitado. Lázaro tenía dos hermanas, Marta, que se encargó de preparar la comida, se quejaba de que su hermana María no la ayudaba. Pero María, en esos momentos, estaba ungiendo los pies de Jesús con perfumes, y se los secó con su propio cabello.
Para este Lunes Santo está suspendida la jornada de confesiones, que se debería realizar en el atrio de Catedral. Igualmente, Lunes y Martes santos se celebrarán las eucaristías a puertas cerradas, sin público.
Miércoles Santo: Este día es el final de la Cuaresma y el comienzo de la Pascua. Recuerda el momento cuando Judas acuerda la entrega de Jesús al Sanedrín, el tribunal religioso, a cambio de 30 monedas.
En el Táchira, este Miércoles Santo se podrá celebrar una eucaristía, preferiblemente en horas de la mañana. La imagen de Jesús Nazareno se podrá exponer en la puerta del templo o en un lugar visible, hasta las 2 p.m.
Jueves Santo: Es el día de la Última Cena de Jesús con sus apóstoles. Allí, Jesús les lavó los pies en señal de amor y servicio. Aquí, Jesús creó la Eucaristía, bendiciendo el pan y el vino, pidiéndoles a sus apóstoles que lo reciban como su cuerpo y su sangre. Luego de la Cena, se fue a orar al Huerto de los Olivos, adonde fueron a buscarlo para aprehenderlo.
En nuestra Diócesis, el Jueves Santo se podrá celebrar la eucaristía con las medidas de seguridad. El monumento estará abierto solo dos horas. Desde mediodía y hasta las cinco de la tarde, las eucaristías. No se permite hacer la tradicional visita a los siete templos.
El Triduo Pascual de Semana Santa
El Triduo Pascual, llamado así el tiempo de la conmemoración de la pasión, muerte sepultura y resurrección de Cristo, que transcurre desde el Viernes Santo hasta la tarde del Domingo de Resurrección, es la etapa más importante de la Semana Santa.
Viernes Santo: Ocurrió ese día el momento más importante de la vida de Cristo. Se conmemora la Pasión de Cristo, su flagelación, la coronación de espinas y la crucifixión, o sea, el Vía Crucis, (en latín “El Camino de la Cruz”), así llamado por Francisco de Asís, en el siglo XII.
El Vía Crucis es una procesión de fervor y recogimiento que consta de catorce “paradas”, llamadas Estaciones, en cada una de las cuales se recuerdan cada uno de otros tantos momentos vividos por Jesús, desde su captura hasta su sepultura, con el objetivo de recorrer y acompañar espiritualmente el camino del Hijo de Dios hasta el monte Calvario, mientras cargaba la cruz.
También el Viernes Santo se realiza el Sermón de las Siete Palabras, referido a las siete frases que, de acuerdo con los cuatro evangelios, Jesús dice desde la Cruz. Y finalmente, la Adoración de la Cruz, que se realiza casi al final de la liturgia (en Viernes Santo no se realizan misas en recuerdo de que Jesús ha muerto).
El Viernes Santo, en el Táchira, los templos estarán cerrados en la mañana. La conmemoración de la muerte del Señor será a partir del mediodía, hasta las cuatro de la tarde. No está permitido orar ante el monumento. Las Siete Palabras y los viacrucis se harán a puerta cerrada y valiéndose de las redes sociales.
Sábado Santo: Es el día en que Jesús estuvo enterrado. Para el mundo católico, el Sábado Santo es un tiempo de espera de la resurrección, un día de calma, no se realizan misas, no se recibe comunión y el altar de la iglesia permanece vacío. Es un día de luto, donde se conmemora también la Soledad de María, después de llevar a Cristo al sepulcro.
Por el día no se abrirán los templos en el estado. La vigilia pascual se celebrará con las medidas de bioprotección, antes de las cinco de la tarde.
Domingo de Pascua: Es la conmemoración más importante. Se recuerda el momento en que Jesús resucitó.
Crucifixión y Resurrección
Una vez muere Jesús, la tierra comenzó a temblar. La mayoría de los presentes huyeron despavoridos, pero junto a la cruz se había quedado María, acompañada de María Magdalena y María, la madre del apóstol Santiago. Ellas esperaron allí hasta que, al anochecer, llegó José de Arimatea, miembro del Sanedrín, pero en secreto seguidor de Jesús, quien le solicitó a Pilatos que le dejara bajar el cuerpo para darle sepultura. Con la ayuda de Nicodemo, lo bajó, lo envolvió en un sudario de lino, lo colocaron en un sepulcro nuevo y taparon la entrada con una gran piedra.
Pero los jefes del Sanedrín hablaron con Pilatos y le advirtieron que Jesús había dicho que resucitaría de entre los muertos luego de tres días. Por ello, le pidieron que pusiera guardias al sepulcro, para que sus discípulos no robaran el cuerpo y dijeran después que había resucitado, por lo cual, Pilatos ordenó sellar la entrada del sepulcro y puso guardias.
Pero Jesús resucitó, “subió a los cielos, y está sentado a la diestra de Dios Padre…”
Humberto Contreras