Reportajes y Especiales
El que sabe y enseña lo que sabe, sabe dos veces
lunes 18 agosto, 2025
Víctor Matos
El día que se apague la música, se acaba la vida espiritual del ser humano. El ritmo puede transmitirse a través del instrumento para la amorosa serenata, para el alimento bélico del guerrero, en definitiva, para el cantar de los cantares.
Para el profesor Woldemar Sánchez, esta es la verdad verdadera, pues la música vino con la propia vida, desde el tam tam aullador de las tribus, hasta la melancólica flauta de las antiguas civilizaciones.
Y para ejemplarizar tales definiciones, se ha sumado en San Cristóbal a la enseñanza instrumental para los niños, los jóvenes y los adultos, en su Estudio Musical “Licenciado Jesús María Sánchez”, nombrado así en homenaje a su padre, quien en vida no solo fuera un político de fuste, sino un impulsor de la educación musical que incluso lo llevó a la fundación de la emisora Surcos Culturales Andinos, hace más de cincuenta años, y que hoy se la conoce como la Emisora Cultural del Táchira.
Y como dice el dicho: “De la raza le viene al galgo”, Woldemar Sánchez, se ha sumado de manera particular al esfuerzo estadal por el fomento de la música en el Táchira, dictando talleres en su estudio dirigidos a todas las edades, en donde imparte estrategias educativas para que en tiempo record se logre la ejecución de un instrumento musical.
Ha sido un esfuerzo después del sueño que ha logrado una extraordinaria realidad, adecuando espacios para la formación y práctica bajo la mayor atención personalizada posible.
En su taller vacacional, dicta las cátedras para el aprendizaje del teclado electrónico, guitarra acústica, flauta dulce, ukelele, cuatro, y que fuera ofrecido en dos extraordinarias interpretaciones en homenaje a este diario, La Nación, para proyectar el esfuerzo que ha logrado formar a nuevos talentos que fijarán miras extraordinarias de éxitos en el campo de la música especializada.
En efecto, en nuestras oficinas, logró proyectar un extraordinario vals, acompañado, él en la guitarra y una de sus pupilas más aventajadas en la guitarra y el cuatro: Bárbara Hernández, quien además es bailarina de flamenco, de apenas catorce años; y una melodía de la canción mexicana, entonada por la profesora Edeira Ramírez de Sánchez.
En un su ciclo vacacional, y en su sede de Pirineos 2, al lado del preescolar La Bota, ya los futuros artistas están aprendiendo ese abecedario que dictan las notas musicales a través de los arpegios materializados en las partituras y que lograron iniciar los conocimientos de esta apasionante actividad, a la que pueden acceder por el Whatsapp: 0424 7717454 y emprender así una amplia carrera musical que llena las almas y moviliza ese sístole y diástole de nuestros corazones.
Aquí se anunció el Sistema Nacional de Orquestas
No cabe duda que el Táchira, y sobre todo San Cristóbal, ha sido y es una cantera de destacados músicos que han llenado de prestigio su gentilicio y han proyectado su talento a todo el país.
Hasta a mediados de siglo pasado, los amantes del dominio de los instrumentos tenían que viajar a Maracaibo para su preparación profesional, hasta que se creó la Escuela de Música Miguel Ángel Espinel.
Primero fue en 1975 durante una visita del ministro para la Cultura, José Antonio Abreu, músico, economista, político y educador, que se dio a conocer la formación del Sistema de Orquestas Nacional Infantil y Juvenil de Venezuela, cuyas líneas gruesas han sido seguidas por una serie de forjadores de la buena música a nivel público y privado en el Táchira, y cuyo hito se ha marcado con la imagen internacional del gran director Gustavo Dudamel.
Desde entonces, han surgido entidades privadas que siguen sembrando el arte musical para las nuevas generaciones, y el mantenimiento de los ritmos autóctonos, nacionales e internacionales que mantienen el fervor por el éxtasis que genera la contemplación musical.
Víctor Matos