Reportajes y Especiales

REPORTAJES | En el Táchira se vacía el plato y aumenta la desnutrición

28 de mayo de 2018

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Baja la consulta pública con el nutricionista porque, sabiéndose afectados, los pacientes creen que no podrán cumplir con la dieta que les indiquen. El único centro infantil del Táchira no tiene financiamiento para hospitalizar. Especialistas recomiendan que aunque sea una comida al día sea balanceada, con un alimento de cada grupo. Este lunes 28 es el Día Mundial de la Nutrición


POR Daniel Pabón

Pasta, lo tercero que más come el venezolano, y lentejas, proteina vegetal sustituta de la carne; un almuerzo de estos tiempos. (Foto/Jorge Castellanos)

Preocupan. Las cifras de desnutrición entre pacientes que asisten a la consulta pública de ese servicio o que estuvieron en centros de hospitalización han venido aumentando en la red de salud del Táchira. Lo confirma la coordinadora regional de Nutrición y Dietética de la Corporación de Salud, Graciela Watts.

Las estadísticas consolidadas del año 2017 precisan que de los niños de cero a 12 años que acudieron a consulta o fueron hospitalizados en la red asistencial, 33% presentó malnutrición por déficit y 26% por exceso.

En adultos entre 30 y 59 años con las mismas características, 24% se situó bajo la norma (esto es, con déficit de nutrientes) y 37% sobre la norma (con malnutrición por exceso de harinas, entonces tienden a ser obesos). Y en adultos mayores, un grupo de riesgo, 24% se mostró desnutrido por déficit y 41% por exceso.

Cuatro son las leyes de la alimentación que repasa la nutricionista: la primera es que la cantidad de alimentos debe ser suficiente para cubrir todas las exigencias energéticas de un organismo. La segunda es la calidad que deben tener todas las sustancias nutritivas para el mantenimiento de los tejidos.

La tercera es la armonía, que tiene relación con los macronutrientes (proteínas, grasas y carbohidratos) y micronutrientes (minerales y vitaminas) establecidos para un organismo, cada uno de los cuales se tiene que relacionar en cantidades y composiciones exactas.

Y la cuarta es la adecuación de consumo; se necesitan 2.500 calorías diarias pero, ¿cuántas se ingieren? En los niños, si no hay esa adecuación se presenta la desnutrición primaria; en la edad de preescolar puede iniciar su retardo en el crecimiento; de adolescente, retarda su parte intelectual y, en el adulto, incide en enfermedades metabólicas sin contar que, en estos casos, hay escasez de tratamientos para atacar esos padecimientos.

“Ninguna (de las cuatro leyes de la alimentación) se cumple. El estado nutricional de la población del Táchira no está balanceado ni equilibrado”, evalúa Watts, desde el punto de vista técnico.

La comida es el rubro que más aumenta de precio en esta economía hiperinflacionaria. Habiendo cambiado el venezolano sus patrones de alimentación, la Encovi 2017 concluyó que 6 de cada 10 venezolanos han perdido aproximadamente 11 kilos de peso en el último año, por hambre. Arroz, harina, pan y pasta son los productos más consumidos.

El Instituto Nacional de Nutrición, por su parte, a través de la campaña “Agarra dato, come sano”, explica en su sitio web la versatilidad de preparación de los 22 “rubros soberanos”. Además, el Estado venezolano a través de la Gran Misión Abastecimiento Soberano ha llevado el mecanismo de los CLAP a millones de familias en todo el país.

 

Niños: en casa se come lo que se puede

y la hospitalización está en cierre técnico

Inoperativa por falta de financiamiento la hospitalización del Pastor Oropeza. (Foto/Gustavo Delgado)

Las hijas gemelas de Yésica Bustamante tienen ocho años de edad y pesan 17 kilos, unos 9 por debajo del estándar.

Desde que nacieron registraron bajo peso. Pasaron los meses y no engordaban. El pediatra las refirió a un nefrólogo y este les recomendó el único centro de recuperación nutricional del Táchira, donde se tratan desde hace cuatro años, la mitad de sus vidas.

Yésica, que es ama de casa, no solo las lleva a ellas, sino a su niño menor de dos años de edad que nunca hasta ahora ha tomado fórmulas lácteas; solo leche materna. Los tres han sido diagnosticados con desnutrición.

El lunes no pudieron ir a la consulta. Les mandaron varios exámenes de laboratorio, pero los altos precios de un país con hiperinflación no han permitido hacérselos. En su casa, como en 89% de los hogares venezolanos, según la Encovi 2017, el dinero no alcanza.

Donde Yésica se come “lo que se puede”. Hace “bastante” tiempo -sin precisar o sin poder recordar cuánto- no prueban la carne de res o el pollo. El miércoles de esta semana, por ejemplo, desayunaron panquecas y almorzaron arroz con yuca, describe la madre, quien observa que tanto su esposo como ella han bajado de peso.

Con capacidad para atender a 30 niños, en cierre técnico se encuentra el área de hospitalización del Centro de Recuperación Nutricional Infantil Dr. Pastor Oropeza, en San Cristóbal. Durante algún tiempo idearon la modalidad de un semi-internado, de 8 de la mañana a 4 de la tarde, que incluía dos comidas principales y dos meriendas. Funcionó hasta finales del año pasado.

Ya no tenemos financiamiento para esos alimentos, entonces no podemos tenerlos”, confirma la pediatra Blanca Sanguino, directora del centro, que formalmente opera como una fundación y que recibe aporte de alimentos del Instituto Nacional de Nutrición.

No volvieron a recibir ni proteína animal ni lácteos, dos alimentos clave. “Nuestros pacientes son niños con desnutrición grave, que se pueden recuperar pero ameritan una asistencia permanente, diaria y continua para poderlos recuperar en un tiempo mínimo de 30 a 45 días”.

Lo único que, a la fecha, están pasando es la consulta externa. Está planificada para 13 citas o cupos diariamente, pero desde enero ha ido bajando la cantidad de niños -seis, cuatro y a veces hasta uno- que asisten.

En abril, por ejemplo, atendieron a 61 pacientes de los cuales 54 presentaron algún grado de desnutrición, uno tuvo riesgo de déficit y seis resultaron en condiciones normales. Del total, 19 fueron nuevos casos y los restantes 42 de consulta sucesiva.

Las tendencias alimentarias de estos pacientes se basan, en líneas generales, en muchos carbohidratos, cero carne de res e incluso una sola comida al día.

La desnutrición infantil grave puede ser tipo kwashiorkor (falta de proteínas), tipo marasmo (falta de calorías) o mixta. “No han dejado de venir por falta de calorías, pero hemos visto más afluencia de niños con tendencia a falta de proteínas (como carne, pollo, pescado, huevo y leche)”, describe la médico.

También existe la desnutrición primaria (debido a problemas de aporte de nutrientes) y la secundaria (asociada a diversas enfermedades que llevan al niño a desnutrirse). “Ahora volvió la desnutrición primaria, por falta de nutrientes, que es falta de comida”, apunta. En el mercado o escasean o alcanzan altísimos precios la leche y las fórmulas infantiles.

Los representantes de este centro sin fines de lucro, que es referencia para Táchira, Mérida, Apure y Barinas y suma cuatro décadas de trayectoria en el tratamiento de niños con desnutrición, buscan ahora financiamiento a través de organizaciones no gubernamentales, empresas u organismos que puedan aportarles donaciones de alimentos.

 

Adultos: 60% llega con enfermedades

y ahora son menos los que van a consulta

Seis de cada 10 han perdido 11 kilos de peso en el último año. (Foto/Omar Hernández)

Ha bajado la cola en la consulta externa de Nutrición del piso 3 del Hospital Central de San Cristóbal. Si hace un año asistían más de 80 pacientes al mes, en abril pasado la estadística se aproximó a 30. Resulta cuando menos curioso, en tiempos de crisis alimentaria.

¿Por qué ha bajado la cola? Además de los problemas de transporte público, los pacientes van para que un nutricionista les diga qué comer y de qué abstenerse, pero confrontan el deber ser de esa dieta con su despensa real: “Nos conseguimos con la cruda realidad de que la gente nos dice ‘esto es lo que yo tengo’ o ‘esto es lo que escasamente puedo comer’, porque no nos estamos alimentando como debe ser”, indica Marisol Colmenares, jefa del servicio de Nutrición y Dietética del Hospital Central de San Cristóbal.

En el Hospital Patrocinio Peñuela del IVSS la consulta de Nutrición es por las tardes y, en consecuencia, se ha visto limitada por la falta de busetas hacia y desde Santa Teresa. También asisten pocos, comentan fuentes ligadas al servicio.

Quienes más van a consulta en el Hospital Central son mujeres embarazadas y adultos mayores. De los 30 pacientes de abril, a cinco les diagnosticaron déficit de nutrientes. Pero no es esta la principal fuente de hallazgo de desnutrición: la descubren en aproximadamente 60% de los pacientes que hospitalizan en los distintos servicios, en principio, por otra causa médica, calcula Colmenares.

Pacientes como Ramón Mora, un viudo de 68 años que ingresó por diagnóstico de cirrosis pero que también ha perdido más o menos 20 kilos de peso en menos de un año.

El adulto mayor sabe que, por su enfermedad en el hígado, seis días a la semana debe comer carnes blancas como pescado y pollo. Muy difícil, por sus altos precios y la poca oferta en el mercado. También sabe que le prohibieron la sal, pero un queso salado es lo más económico que consigue. Igual con el pan: no debe, pero es para lo poco que alcanza la pensión mensual.

En el Central se preparan unos 300 platos por cada una de las tres comidas diarias. Alimentar de forma balanceada a pacientes descompensados es todo un reto, pero los ferieros de la montaña siguen proveyendo verduras y hortalizas mientras que también les colaboran con proteínas.

Lo cuida su hija Teresa Mora, quien igualmente se reconoce más delgada. Aunque en casa siguen haciendo las tres comidas, se sirven menos raciones y “ya no se chuchea”.

En una casa sin azúcar ni mayonesa, la arepa de maíz pilado del desayuno (cuando consiguen de maíz precocido se hace rendir con calabacín o zanahoria) puede llevar “una lluviecita, un espray” de queso duro rallado; la carne molida (lujo de una vez por semana, porque de resto puede haber es ensalada y guineo) se estira con vegetales (menos tomate, por costoso) en el almuerzo; y el fororo o atol se sirven sin leche a la cena. “Y sopa con huesos, ahora se hace mucha sopa”, completa la educadora de profesión.

En la unidad educativa donde Teresa da clases los representantes que pueden donan arepas para los niños que no tiene como desayunar en casa. Claro que han sacado a algunos del aula con bajas de tensión o desmayos por hambre, confirma. “Lo más pequeñitos lo que hacen es llorar cuando llegan sin haber comido”.

Entre los que siguen llevando merienda -porque muchos adolescentes, ha visto, aguantan hasta el mediodía- se cuentan los que destapan apenas un plátano, un guineo o una chayota sancochada.

No solo escasea la comida; también empiezan a hacer falta nutricionistas, los especialistas en su administración. En el Hospital Central eran 16 y ahora mismo laboran cuatro. Antes, cada uno se encargaba de un servicio específico por el cual acompañaba el pase de revista. Ahora, el déficit se traduce en que acudan cuando el médico los requiere por alguna emergencia.

 

Nutricionista: “De lo poco que tenemos,
tratemos de hacer un balance”

 


Ocho de cada diez venezolanos han comido menos porque no había suficiente comida en el hogar y seis de cada diez se han acostado con hambre porque no había suficiente dinero para comprar alimentos: Encovi 2017


 

De 2.500 a 3.000 calorías diarias necesita el cuerpo humano, distribuidas en tres comidas principales más meriendas. “De lo poco que tenemos en el día a día, tratemos de hacer un balance de los alimentos”, alecciona la nutricionista tachirense Leila Thaidy Niño. “Debemos tratar de conseguir lo que verdaderamente se necesita para alimentarnos mejor”.

-¿Qué es y qué no es desnutrición?

-Desnutrición es el déficit o la carencia, pero también puede ser el exceso, de los macronutrientes (las proteínas, las grasas y los carbohidratos) en el individuo. No solo es desnutrición el bajo peso, también podemos decir que existe por exceso u obesidad.

-¿Qué comen más los venezolanos?

-En esta zona, es mayor la ingesta de carbohidratos, harinas o almidones. Y esto repercute directamente tanto en la desnutrición por déficit como en la desnutrición por exceso.

-¿De qué manera se puede balancear la comida que se encuentra o de la que se dispone?

-La asistencia a la consulta nutricional se hace en busca de estas respuestas. Consumir los alimentos de forma balanceada significa procurar un alimento de cada grupo; es difìcil, porque las personas a veces disponen de uno o dos alimentos para el día a día. Se recomienda contar con alguna proteína en cada comida.

-¿Por qué es tan importante la proteína?

-Es el aporte principal para darnos fuerza y energía. En la infancia, estimula el desarrollo del crecimiento muscular. Cuando hay carencia de este tipo de alimentos, puede causar desnutrición proteica que influye directamente en el crecimiento de los niños y en la parte cerebral. En los adultos, puede producir el desgaste muscular, sobre todo si tampoco se realiza actividad física.

-¿Qué ocurre internamente para que tanta gente esté bajando de peso?

-La masa muscular está recubierta con la parte grasa. Si no tenemos buen aporte de proteínas, el cuerpo metaboliza las grasas como fuente de proteínas y esas grasas se desgastan. Entonces las personas pierden su peso rápidamente y el cambio físico es notorio.

-¿Si la gente no encuentra o no puede comprar proteínas, qué puede hacer?

-La carencia de proteínas animales ha llevado a que las personas tengan que ingerir proteínas vegetales; como las leguminosas estilo lentejas, caraotas, arvejas, garbanzos, pero los costos también elevados de estos productos están llevando a que las personas coloquen un carbohidrato refinado estilo harina (arroz, pasta, plátano, yuca), y estilo tubérculo, o preparan una sopa con dos o tres tubérculos más un almidón.

-Están los que sustituyeron el jugo de fruta por el agua…

-El agua no cubre un aporte calórico, solamente ayuda a diluir. Las bebidas de plantas aromáticas tampoco tienen calorías, solo son saborizantes.

-¿Cómo ayuda un nutricionista al paciente en la consulta, qué le recomienda?

-En la consulta hacemos una anamnesis nutricional: el paciente nos dice lo que consume en desayuno, almuerzo y cena durante 24 horas. Con base en ese recuento del día, les ayudamos a determinar qué puede comer: queso o huevo, por lo menos dos veces por semana; pollo y carne, así sea una vez por semana. Tratar en lo posible de que, por lo menos de los siete días de la semana, en cinco se cubra el aporte de proteínas más un carbohidrato.

-Si alguien come sobre todo pan y arepa, ¿está bien?

-Si hay un déficit de otros nutrientes, puede servir como un aporte de reserva. Pero eso conlleva otras enfermedades metabólicas, como la diabetes, la hipercolesterolemia o la obesidad.

-¿Se enferma mucho la gente por comer mal?

-En el Táchira se observan con frecuencia patologías metabólicas como la diabetes y la obesidad, aparte de los problemas cardiovasculares y el cáncer gástrico. Recordemos que la mayoría de las patologías gástricas está relacionada con el consumo de alimentos.

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