Reportajes y Especiales
Entrevista | Kike Rosales: “Vine a la vida a no ser triste, ni a ser feliz; vine a vivirla”
29 de marzo de 2018
Nota de la redacción: Hace cinco meses, en octubre de 2017, el estudiante de Comunicación Social de la ULA-Táchira Romain Caraballo hizo esta entrevista de personalidad al locutor Kike Rosales. Le correspondió en sorteo, como una práctica académica de la cátedra Periodismo Informativo del segundo año de la carrera. En el siguiente texto periodístico de Caraballo, Kike Rosales se define como un ser humano “perfectamente imperfecto”, un autodidacta, que vino a la vida a vivirla. Es un sentido homenaje para recordar al hombre de radio que, este Miércoles Santo, dejó inesperadamente el plano terrenal:
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Una niñez marcada entre jugar fútbol y su rebeldía por el estudio. Kike Rosales fue creciendo en una ciudad “donde sus calles eran libres y se podía jugar”. Vivió durante los primeros años de su infancia detrás del Hospital Central de San Cristóbal, en una casa grande donde ahora queda el Rotary Club. Creció junto a sus amigos como una fraternidad: jugaban fútbol, básquetbol, metras, béisbol, al escondite, y “nos caíamos a piña”. Tuvo una infancia que recuerda como “muy tranquila”.
“En esa parte de mi vida sentí por primera vez la envidia”, expresó el locutor. Vivía cerca de William Méndez (exjugador del Deportivo Táchira), él jugaba bien básquet, béisbol y fútbol. “Me daba mucha bronca”, evoca. Y, en la actualidad, se lo ha dicho a Méndez: “El responsable de no haber sido el número 10 del Deportivo Táchira fue él”, bromea.
Luego, sus padres Erasmo Rosales Avendaño, locutor y periodista, y su mamá Mirian Carvajal de Rosales, gerente de compras de Cadafe, decidieron mudarse por la avenida Carabobo frente al parque La Romera. “Allí también jugábamos en las calles”. Pero se dedicó más al fútbol y poco al estudio. “Me gradúe por libre escolaridad”, -cuenta entre risas-, “no me aceptaron en muchas instituciones por mi rebeldía”. Entonces, la idea de Kike era ser ganadero, contar cuentos o poder vivir de escribir, “cosa que nunca he hecho”.
-¿Cómo hizo para iniciarse en la tauromaquia?
-Mi madre me llevaba a toros cuando era niño. Luego, cuando ella dejó de ir, se paraba afuera a escuchar las corridas de toros a don Antonio Aragón cuando no tenía para comprar la entrada. Mi padre fue presidente del Concejo Municipal de Ureña en el año 1973, y Julio Romero, quien organizaba la feria en los pueblos, montaba las plazas y toreaba. Un español muy querido, gran amigo. Yo lo vi vestirse de torero, aquello me pareció mágico.
Luego de haber hecho un programa de televisión con Federico Núñez y Víctor José López, “El Vito”, Rosales considera que para él “son lo máximo en la crónica taurina”.
Así cuenta su primera experiencia en la Plaza de Toros: “Un día don Gregorio González Lovera me dijo: ‘Debes estar pendiente porque Antonio Aragón está muy mal y yo sé que te gusta los toros’. Me pasaron al callejón, comencé a narrar y César Lara Motonete me dijo que don Antonio se había quedado ciego. De allí tuve que aprender cómo narrarle la corrida a un ciego”.
Después, comenzó a descubrir la magia de las corridas de toros, el entorno, la historias de los toreros que han muerto por herida de asta de toro. Tiene en una historia cultural un sinfín de leyendas. Rosales se aficionó.
Kike, el narrador de fútbol
Otro de sus oficios es narrar fútbol. Sobre esto, cuenta este hecho curioso: “Fui invitado al programa ‘Deportivas Táchira’ por Jairo y Manolo Dávila. Yo hablaba mucho de fútbol, pero fui, no porque quería ser comentarista de fútbol, sino para entrar gratis al estadio. Y como venía la Copa Libertadores, pensé que así me llevaban gratis a otros países”. Pero esa vez, año 1985, suspendieron a la Federación Venezolana de Fútbol por la FIFA.
Por otra parte, comenta: “Soy un ser humano, por ende, tengo muchos errores”. Mantiene una excelente relación con sus exesposas y sus dos hijas -Vanessa y María-, relación de respeto, afecto y aprecio, tratando de ser buen amigo: “Creo que lo he logrado, a pesar de todos mis demonios internos, pero hay que enfrentarlos para poder superarlos”.
Cuando nació la segunda hija del locutor, cuenta que “fue muy gracioso porque el doctor me decía que tiene Síndrome de Down y no me la daba, hasta que me molesté y le dije: ‘Démela, ¿acaso la va a criar usted, o yo?’”. María vive con su mamá y es la bendición de toda la familia.
-¿Quién es Kike Rosales?
-Soy un autodidacta. La formación académica es muy importante, el saber leer y ser muy buen oyente, además siempre soy yo mismo, nunca he tratado de imitar a nadie. El interés de saber que yo vine a la vida a no ser triste, ni a ser feliz; vine a vivirla. Yo vine a superar los problemas que tengo y cómo me puedo reír hasta el punto de mearme de ellos. Yo entendí algo en la vida:
«nosotros vivimos de etiquetas, nos doctoramos, nos licenciamos, magíster o tantos títulos, y nos olvidamos del más importante: tratar de ser “señor”. El diario nos obliga a ser “señor”, por eso soy como dice mi hija mayor, Vanessa: “Mi papá es perfectamente imperfecto”.
Como una próxima meta, Kike Rosales quiere escribir un libro sobre tres hechos fundamentales en el Táchira: la Feria de San Sebastián hasta que se hizo la Plaza de Toros; el Mundial de Ciclismo, y cómo era el Deportivo Táchira antes del gol de Francovich de arco a arco. “Estoy investigando sobre estos temas”.