Por Armando Hernández
Fotos: Juan Alberto Sánchez
Las súplicas de miles de devotos se han volcado hacia el Santo Cristo de la Grita, pidiendo su divina intervención para la solución de problemas, la curación de enfermedades, el fin de la pandemia de COVID-19, y detenga la cadena de muertes, dolor y sufrimiento que ha afectado a tantas personas, y cambiado el destino de la humanidad, que, a pesar del tiempo trascurrido, sigue amenazada por un enemigo que cada día se torna más agresivo, obligando a millones de personas a mantenerse en sus casas y adoptar medidas de prevención que se deben cumplir de manera rigurosa.
También van a expresar su agradecimiento por los favores concedidos. La fe y devoción se percibe en las inmediaciones de la Basílica del Espíritu Santo de La Grita, porque en el interior está la esperanza, el sosiego y la fortaleza. Aun cuando el templo permanezca con sus puertas cerradas por causa de la pandemia, en la parte exterior se siente la calma y esa paz interior que reconforta. No se necesita de puertas abiertas para orar y dejar testimonio de fe, y así lo demuestra la gran cantidad de personas que se postra de hinojos a la entrada del templo, en los momentos que éste se ha visto obligado a permanecer cerrado y sin la presencia de feligreses
La historia
La Historia del Santo Cristo de La Grita ha sido contada muchas veces, pero a pesar de ello, no está de demás recordarla, porque evoca los momentos más importantes de una gesta maravillosa. Es historia apasionante, cargada de un misticismo que se ha mantenido por casi cuatro siglos y medio como testimonio de fe de un pueblo, que como el nuestro, tiene profundas raíces en la religión católica.
Cuenta la historia que, en el año 1610, se produjo un gran terremoto que destruyó la población de La Grita, y como consecuencia de ello, los frailes Franciscanos se vieron en la necesidad de mudarse a una aldea de nombre Tadea. Formaba parte de la congregación un escultor llamado Fray Francisco, muy conocido por su piedad y la calidad de sus obras de corte religioso.
El fraile, impresionado por la fuerza letal de un movimiento telúrico, que en tan solo minutos destruyó el poblado, ofreció la elaboración de una imagen de Cristo Crucificado como protector de la nueva ciudad. Para su obra utilizó un tronco de cedro donde comenzó a esculpir una imagen de figura humana. A pesar de sus esfuerzos y conocimientos artísticos, no lograba dar el aspecto de Cristo Moribundo que quería. Fray Francisco, trabajó muy duro, por espacio de varios días, pero a pesar de ello, conseguir la figura tallada con la expresión deseada, le era esquivo y eso lo desconcertaba.
Una tarde en medio del cansancio, tras larga jornada de trabajo, el religioso hizo un alto en su delicada tarea para buscar ayuda en la oración y poder conseguir la inspiración y el camino adecuado y poder terminar la obra que había iniciado con gran devoción. Pasado el tiempo, en horas de la noche, se dirigía a sus aposentos cuando escuchó en su taller el golpear de las herramientas al contacto con la madera. Alguien estaba trabajando y no tenía conocimiento de quien pudiera ser.
Sorprendido por aquello, cautelosamente, se acercó para atisbar por la puerta entreabierta y pudo observar una figura humana cubierta por en un haz de luz que se coló, cegándolo temporalmente. Maravillado comprendió que trataba de un acontecimiento milagroso y que sus plegarias fueron escuchadas.
A la mañana siguiente Fray Francisco contó a sus compañeros lo que había visto la noche anterior, y luego de las oraciones matinales, todos se dirigieron al taller a verificar. Para sorpresa se encontraron con la imagen terminada.
Fray Francisco estalló en llanto. Allí estaba el Cristo con los divinos rasgos que había imaginado y tenía previsto imprimir a su obra. Allí estaba el milagroso Santo Cristo de La Grita.
Es este, el inicio de una formidable historia que mantiene cautiva la fe y la creencia de una legión de devotos que cada día aumenta y año tras año, el 6 de agosto deja testimonio de fe.
El Libertador visita la Santo Cristo
En mayo de 1813, durante el inicio de la Campaña Admirable, el Libertador Simón Bolívar llegó a La Grita. Con devoción se postró ante la sagrada imagen del Santo Cristo para orar y solicitar su divida protección a su propósito de derrotar al imperio español y lograr la independencia de Venezuela. Era tal la admiración que el padre de la patria sentía por el Cristo, que al concluir sus plegarias se retira caminando, lentamente, hacia atrás, sin dar la espalda, en señal de respeto.
Esta visita es recordada en una placa de mármol que Mons. Dr. Alejandro Fernández Feo, tercer obispo del Táchira hizo colocar en la Basílica del Santo Cristo de La Grita el 19 de mayo de 1983, en ocasión de conmemorarse el Bicentenario del nacimiento de Libertador.
“Ante esta sagrada imagen del Santo Cristo de La Grita oró devotamente el Libertador Simón Bolívar, en mayo de 1813 al inicio de la Campaña Admirable. Se retiró luego sin darle la espalda en señal de respeto. El tercer Obispo del Táchira Mons. Alejandro Fernández Feo y el Clero de la Diócesis dejan constancia de este hecho al conmemorarse el Bicentenario del Nacimiento del Padre de la Patria. La Grita 19 de mayo de 1983”.
Patrono del Táchira
En agosto del 2007 el Santo Cristo fue declarado como patrono y protector del estado Táchira, y los andes venezolanos en acto que con la asistencia de las autoridades eclesiásticas de la región y presidido por Mons. Mario Moronta, obispo de la diócesis, se cumplió en la Ciudad Atenas del Táchira. También se le considera como patrono de Venezuela.
Una gran placa de mármol, igualmente colocada en una de las paredes de la basílica de la Grita da cuenta de tal momento:
“El pueblo de Dios que peregrina en esta tierra del Táchira, Salud y paz del señor”.
“En La Grita hace casi 400 años se empezó a venerar las milagrosas imágenes del Santo Cristo. Ante dicha imagen acuden numerosos peregrinos y devotos del Táchira y Venezuela. Incluso el Libertador Simón Bolívar oró confiado ante su imagen, poniendo en sus manos los destinos de Venezuela”. “Luego de escuchar el parecer de los sacerdotes y del pueblo de Dios, particularmente de las comunidades cristianas de La Grita, y habiendo considerado durante las sesiones del II Sínodo de la Diócesis de San Cristóbal, por medio de la presente, reconocemos que el Santo Cristo de la Grita es patrono y protector del Táchira. Por ello a partir de esta fecha decretamos que en todo el territorio de nuestra diócesis de San Cristóbal sea reconocido y honrado el Santo Cristo de La Grita con el título de: “PATRONO Y PROTECTOR DEL TACHIRA”
“Imploramos del Señor Jesús, maestro y redentor de la humanidad, que siga derramando su multiforme gracia sobre todos nosotros”. La Grita, 06 de agosto del 2007. Mario Moronta Rodríguez. Obispo de San Cristóbal
El 5 de septiembre de 2010 el Presidente de la República Hugo Chávez Frías, visitó a la imagen y declaró al Santo Cristo de la Grita como monumento y patrimonio cultural de la nación.
El 8 de septiembre del 2010 fue declarada como Monumento Nacional la imagen del «El Santo Cristo de La Grita» de la Capilla del Santo Cristo, Basílica del Espíritu Santo, ubicada frente a la Plaza Bolívar de la ciudad de La Grita, municipio Jáuregui del estado Táchira, por Decreto Nº 7.664 en la Gaceta Oficial Número 39.504 de la Presidencia de la República.
Peregrinación
En tiempos normales, la celebración del Santo Cristo se inicia días antes de la gran fiesta y hasta se incluye el 2 de agosto la conmemora el día de Nuestra Señora de Los Ángeles, patrona de La Grita, fecha en que se venera a la madre de Cristo. El cinco, día de la ciudad es festejado con actos especiales y queda todo listo para el seis, cuando con fe y devoción se celebra el día del Santo Cristo de La Grita, cuyo rostro se compara con el de un ángel.
Todos los años se hacen preparativos para convertir esta celebración en gran acontecimiento. Así lo exige la tradición y mística de un pueblo que con puntualidad expresa su respeto y sentimientos por el santo patrono. Es menester tomar las previsiones para que todo marche de la mejor manera y esto es tarea que corresponde a las autoridades eclesiásticas, civiles, policiales y militares. Preservar el orden es fundamental.
Entre los aspectos más importantes y concurridos de tal celebración esta la peregrinación que desde diferentes puntos del estado Táchira, Venezuela y hasta del exterior, movilizan a miles de personas, que, por diferentes medios llegan a La Grita para dejar testimonio de fe, cumplir una promesa, o expresar agradecimiento por un milagro recibido. Son largas y numerosas las caminatas o protagonizadas por un pueblo creyente a través de las diferentes rutas que conducen a la “ciudad del Espíritu Santo”.
Desde el día anterior se observa el ingreso de miles de personas que llegan a rendir tributo al Santo Cristo.
Según los datos revelados, la romería marcó record en el año 2016 con la presencia de aproximadamente 850.000 feligreses, de los cuales unas cincuenta mil asistieron a la misa oficiada en el nuevo santuario y fue trasmitida en directo por televisión, siendo vista por cerca de ocho millones de personas a nivel nacional. La señal llevada al mundo a través de la televisión vía satélite y esto permitió una gran audiencia estimada en sesenta millones de personas.
El río humano no solo desea tomar parte en el oficio religioso, sino que también toma las calles de La Grita para asistir en impresionante romería a la procesión. Para los años 2017, 2018 y 2019 la asistencia de feligreses a los actos de celebración supero las 900 mil personas. Para el 2020 el movimiento de asistentes se redujo. Las otroras calles repletas de feligreses de la ciudad santuario lucieron prácticamente desoladas, la romería no se hizo y los actos religiosos que llegaron a contar con la presencia de hasta sesenta sacerdotes y medio centenar de seminaristas no se celebraron. Tuvieron una limitada participación, debido a las medidas de carácter sanitario que se debían adoptar para enfrentar la pandemia provocada por el COVID-19, que obligaron a la feligresía a seguirlos por radio, televisión y Redes Sociales.
Procesión y Santa Misa
Varios son los actos organizados por la Diócesis de San Cristóbal y la Vicaría del Espíritu Santo de La Grita para celebrar los 411 años del Santo Cristo, Patrono y Protector del Táchira.
Como todos los años venimos a reafirmar nuestra fe y nuestros compromisos de cristianos tal cuales peregrinos, acá en La Grita, ciudad Santuario, Jerusalén del Táchira y Venezuela, dice la invitación suscrita por Monseñor Mario Moronta, obispo de la diócesis, de manera conjunta con Mons. Juan A. Ayala, sacerdotes, congregaciones religiosas, cofradías del Santo Cristo, grupos de apostolado y pueblo en general. En esta oportunidad Mons. Moronta no estará presente debido a que se encuentra afectado por el COVID-19.
Las medidas adoptadas este año serán más flexible y se espera que la feligresía cumpla con las normas de bioseguridad para protegerse del COVID y evitar la propagación.