Reportajes y Especiales

Fieles agradecen con réplicas de milagros

15 de agosto de 2020

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La mitra y la estola de un obispo, así como la banda del certamen Miss Universo conseguida por la joven taribense Veruzhka Tatiana Ramírez Peña en 1998, forman parte, junto a millares de objetos, de la colección que alberga el museo de la Virgen de la Consolación, ubicado entre la basílica y la casa parroquial, donde también existe un bulevar que fue construido en homenaje a la excelsa patrona.

Allí, en cada una de las cosas, está plasmado el más claro testimonio de fe y amor de un pueblo que ha encomendado a la ayuda de la Virgen las más varias situaciones, que van desde peticiones por cuestiones de salud, hasta un ascenso militar, conseguir una casa o un vehículo, la culminación de un romance en boda, obtener trabajo y culminar con éxito una carrera universitaria, entre una infinidad de ruegos.

Idea de monseñor Sixto Somaza

Monseñor Sixto Gonzalo Somaza Chacón, párroco de la Consolación y rector de la Basílica de Táriba, observó en la iglesia, y en la casa parroquial, una gran cantidad de objetos que a manera de ofrenda fueron llevados a la Virgen por agradecidos feligreses, y para conservarlos de manera armónica y ordenada, decide crear un espacio, que más tarde se convertiría en el museo y el bulevar de la Virgen.

Para ello, opta por utilizar el pasillo interno que comunica a la iglesia con la casa cural. Allí se hacen los arreglos y modificaciones para colocar escaparates y vidrieras, donde son colocados centenares  de objetos que como tributo fueron prometidos al momento de realizar la petición a la santa patrona.

El hecho que Táriba fuera reconocida como el centro de peregrinación católica de Venezuela, alienta para que tal muestra sea abierta al público, y nace entonces lo que se conoce como el museo, que a la fecha ha sido visitado por millares de personas que maravilladas, regocijadas y admiradas, conocen aspectos relacionados con esta manifestación de fe. El museo nace y se nutre con el cumplimiento de la palabra empeñada por gran cantidad de fieles, que agradecidos acuden a dar cumplimiento a su promesa. Todo lo que allí está ha sido llevado por alguien.

Un museo sorprendente

Es difícil conocer el inventario sobre los bienes allí existentes. Un somero recorrido por el lugar nos permite observar, en primer lugar, una gran cantidad de placas de agradecimiento con los nombres de quienes fueron beneficiados por la infinita bondad de la santísima Virgen. Realmente es poca la cantidad de plaquitas expuestas, tan solo una representación de la inmensa cantidad que ha sido llevada a la Basílica, y al mismo museo, o entregada a los sacerdotes.

Ingresando por la entrada habilitada desde la basílica, se puede observar en una vitrina una gran cantidad de birretes, aportes de quienes pudieron concluir su anhelada carrera universitaria. Por diferentes motivos, lo prometieron y la Virgen les dio la fuerza que necesitaban para concluir sus estudios. En este mismo lugar se puede ver libros, también llevados por feligreses.

Algunas historias son conocidas y rayan en la extrema necesidad. Casitas de  cartón, arcilla y plástico, ocupan un lugar destacado. Son el testimonio de quienes lograron, con la ayuda de la Virgen, obtener su anhelada vivienda. Un importante segmento del museo se corresponde con el estamento militar, donde efectivos de las cuatro fuerzas consignaron condecoraciones, prendas militares, tales como quepis, gorras o parte de los uniformes. Gran cantidad de insignias son muestra de la fe que en las diferentes ramas de la Fuerza Armada Nacional se tiene en la virgen de la Consolación. También hay objetos que pertenecieron a alumnos de escuelas, liceos y academias militares.

Carritos y camiones de juguete, llevados por quienes clamaron por un vehículo. También hay espacios destinados a innumerables objetos que en tiempos distantes pertenecieron a la iglesia y ahora están en desuso. Llaman la atención las parejas de muñequitos, tocados y hasta un traje de novia, reflejos de romances, tal vez imposibles, que terminaron en boda.

No faltan los testimonios de los deportistas, con trofeos ganados en buena lid, tanto en eventos nacionales como internacionales, y menos aún la presencia de atuendos con nuestros colores deportivos, amarillo y negro, particularmente como identificación del Deportivo Táchira.

En la misma área donde está el museo existe el bulevar de la Virgen, consistente en un pequeño paseo con motivos específicos, concretamente cuatro murales que fueron elaborados magistralmente por la mano de un extraordinario escultor colombiano, conocido como Uribe Quiroga, que encajan perfectamente en el lugar, junto a una estatua de la Consolación.

Armando Hernández

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