Reportajes y Especiales
La gruta de Belén en los hogares tachirenses
miércoles 24 diciembre, 2025
Alejandro Bautista y Blanca Silva son dos artesanos que dan vida a las piezas del pesebre en diversos materiales, para el disfrute de todos quienes valoran este trabajo. Mary Escalante, desde Barrio Obrero enseña su bonita creación, el pesebre en la sala de su casa, para el disfrute de los visitantes.
Freddy Ruiz
El pesebre es una tradición que denota la fe y devoción tachirense, une familias y mantiene legados vigentes en las nuevas generaciones. Estimula la imaginación de los grandes y también la de los más pequeños, donde lo imposible se vuelve posible en hogares iluminados por la estrella de Belén en conmemoración del nacimiento del niño Dios.
Los pesebres más famosos de San Cristóbal, se encontraban en el barrio La Ermita, aunque no hay una casa tachirense que no tenga un pesebre en la temporada decembrina en algún acogedor rincón del hogar. El de las hermanas Sabino, era uno de los más populares, ocupaba la mitad de la sala de aquella casa ubicada en la esquina de la actual carrera seis con calle once del centro.
En el Táchira los pesebres seguirían una evolución sólida, técnica y más decorativa desde el siglo XVIII hasta la actualidad. Alrededor de los años 1920 predominaban figuras de anime y barro, casitas de cartón detalladamente decoradas y muñecas caseras de trapo, creaciones auténticas de artesanos populares.

Para el artista Alejandro Bautista, artesano tachirense, su pasión por elaborar pesebres comienza a los diez años de edad al contagiarse de la magia de los nacimientos construidos por su abuela, Emperatriz González, en Rubio. Con el pasar de los años comienza a modelar arcilla e inicia su carrera en la creación de artesanías, en la que ahora acumula más de treinta años de experiencia.
También decidió incursionar en la fabricación de muñecas y figuras alusivas al nacimiento en tela, así mismo en la creación de obras artísticas con materiales reciclados y en la pintura, una de las cuales este año logró posicionarse en Dubái con ayuda de su hijo, afirmó. Para Bautista la importancia del pesebre radica en los valores que este transmite a la humanidad, especialmente a los niños que están en formación, además resaltó el valor del amor familiar y la importancia de conservarlo y transmitirlo a las nuevas generaciones.

-En mi infancia mis abuelos vivían en Rubio y mis padres se habían venido a San Cristóbal y desde los 2 o 3 años viajábamos en diciembre a casa de mis abuelos, yo quedaba impresionado con las obras de pesebre que hacía mi abuela. Los llenaba de mucha fantasía y de mucha imaginación en las que mi mente se iba nutriendo de toda esa magia que ella realizaba en sus pesebres y de allí viene mi pasión, porque es una pasión, de hacer los pesebres. Empecé a los 10 años a hacer el pesebre en casa-.
Con voz entrecortada y ojos iluminados Blanca Silva, artesana tachirense recordó su niñez en San Antonio de Potosí en compañía de sus padres, abuelos y hermanos también artesanos de los cuales aprendió sus habilidades llamado por ella como “una herencia ancestral”. Toda su vida ha destacado la importancia del pesebre, como tradición, creatividad y devoción.

-Para nosotros que llegara diciembre era espectacular, porque ayudábamos a mi mamá a hacer el pesebre con mucho entusiasmo-
Silva utiliza como materia prima fibras naturales como el gancho de guineo y el gancho de mazorca las cuales afirmó que actualmente no son fáciles de conseguir. Con esto elabora artesanías de distinta índole, en especial pesebres completos en botellas y totumas. En años anteriores tuvo un puesto comercial en el aeropuerto de Santo Domingo, estado Táchira el cual sirvió como punto de conexión entre su arte y el mundo.
-El pesebre es algo así como querer plasmar mi niñez, que fue muy sencilla, muy simple, pero muy bonita. Llena de amor, de familia y de compartir. Por eso creo que me incliné más a los pesebres, allí está María, José, el niño y todo lo que significa la familia-.

Con velitas, piedras, lama que recogen del suelo en las montañas tachirenses, palos, madera, guinchos, esponjosas ovejas de plástico cubiertas de algodón guiadas por pastores de todos los tamaños que se dirigen hacia la gruta del Nino Jesús en Belén e interminable creatividad las familias tachirenses arman sus pesebres de todos los tamaños.
Con una sonrisa y una fotografía de sus padres fuertemente sujetada entre sus manos Mary Escalante recordó el gran valor que estos le daban al nacimiento desde La Grita. Los cuales inculcaron en ella y en su hermana la tradición de representar el pesebre en la época decembrina como símbolo de amor, creatividad y unión familiar.

Ambas son reconocidas entre sus amigos, familiares y vecinos por realizar un majestuoso pesebre similar al de las hermanas Sabino, que también ocupa casi la totalidad de la extensión de la sala de su casa y que los transeúntes pueden contemplar desde la acera a través de una ventana, al mejor estilo tradicional tachirense.
En su labor como docente de primaria Mary Escalante inculcó a sus alumnos la importancia de los valores católicos y familiares, además aseguró que cumplió su objetivo ya que se ha encontrado con exalumnos que le recuerdan sus palabras casi textuales pronunciadas en aquel salón de clases donde, para muchos, todo comenzó.
-Yo le digo a las personas que en una mesita ponga los santos, así no haga un pesebre, pero no dejen que esa costumbre se vaya a perder, tan linda que es, tan humanitaria-.

La versatilidad de utilizar mesas y sillas para dar relieve y asemejar montañas, ramas para simular árboles y casas a la medida perfectamente confeccionadas por su hermana mayor, son algunas de las características que hacen único a su pesebre, lo cual deja en evidencia que la creatividad no tiene límites ni edad.
Al terminar las fiestas, los tachirenses con sensación de nostalgia y agradecimiento guardan con sumo cuidado y delicadeza las piezas de todos los tamaños que componen al más grande símbolo de fe y devoción, al mismo tiempo que inician la cuenta regresiva de 365 días y esperan nuevamente con ansias la llegada de la temporada decembrina, la temporada del nuevo renacer.







