Reportajes y Especiales
La tradición de vivir la Navidad en unión comunitaria
viernes 26 diciembre, 2025
Devoción y alegría es el toque distintivo a una manera muy particular de celebrar las fechas decembrinas
Freddy Omar Durán
La Navidad hace de la comunidad una familia, y esa costumbre de vivir colectivamente la fecha más querida del año por su significado de amor y fraternidad. En todos los pueblos, caseríos, barrios y urbanizaciones, los vecinos viven la temporada previa al nacimiento del Niño Jesús.
En Zorca San Isidro se han empeñado en mantenerla con vida. Luego del doble impacto negativo del 2020, no solo de una pandemia obligando el aislamiento en casa, sino, para colmo de males, de una vaguada que hundió en la angustia a tantas familias, se encontró en la celebración navideña con su plétora de luces, color, y estruendo alegre, un motivo para levantar la moral general.
Desde hace tres años un grupo de alrededor de 20 vecinos de Zorca San Isidro ha venido vistiendo de brillo la plaza frente a la Iglesia de la Inmaculada Concepción y San Isidro Labrador, armando el tradicional pesebre, que forman una profusa decoración inaugurada con un espectáculo de juegos artificiales.
Ana María Plaza, que hace parte del grupo organizador, explicó que desde casi el mes de septiembre con vendimias y rifas, se buscan los recursos sufragar los gastos de la pólvora y las luces, un esfuerzo que bien vale como lo refleja la multitudinaria asistencia al evento principal que ocurre el fin de semana antes del periodo de Adviento, y más importante, aún la satisfacción de los niños y niñas desprendidos de sus refugios tecnológicos para volver a experimentar, lo que sus abuelos gozaban sanamente:
“Es muy bonito que los niños disfruten la Navidad, en compañía de sus padres. Siempre nos empeñamos de que las cosas salgan de la mejor manera posible, y la gente se entusiasma colaborándonos con la rifa y la vendimia. Desde una semana antes nos encargamos de dejar bien limpia la plaza, colocar el árbol el pesebre, e instalaciones de luces en varios lugares”.
Este año la tarde se dedicó a ellos gracias al apoyo de un emprendedor de la comunidad, con varios inflables, pintacaritas, y juegos tradicionales, animación en vivo, parrandón navideño, la exhibición de un cibertruck, así como un autobús turístico que les ofreció un paseo a los infantes. Se contó con el apoyo de funcionarios de Politachira, así como del cuerpo de bomberos, que afortunadamente no tuvieron que intervenir en hecho irregular alguno.

Larga tradición
Lo que se ha hecho estos años no es más que la revitalización de una larga tradición, que ha tenido sus altas y bajas, al ritmo de la circunstancia país, sin que estas hayan definido un cese radical. A veces la celebración la asumían familias de mucho ascendente en Zorca San Isidro y otras la parroquia. Entre 2020 y 2022 hubo un breve “descanso” de los juegos artificiales, y eso se entiende por las circunstancias de ese entonces, pero en 2023 regresaron con todo su esplendor, con una duración y fastuosidad que otrora no se presenció. Igual la tecnología led ha permitido inundar la plaza con diversidad de luces y soportes. Y acompañando al pesebre siempre ubicado en la plaza, ahora se ha venido levantando un gran árbol de navidad con sus respetivos regalos a sus pies, y coronado con una estrella.
Los que vivieron las navidades de antaño no se pusieron a compararlas con las actuales, y solo señalan que se trata de épocas distintas, siempre conservando la misma alegría, aunque no niegan que antes el elemento religioso y la actividad agropecuaria repercutían más en los festejos. De hecho, Zorca San Isidro por la época de la Feria de San Sebastián tenía su propia versión de la misma con toros, reinas, boulevares y templetes, tradición que desapareció por el año 1992. En ese entonces, a los días de celebración se le conocía como las vísperas.
Como recuerdan con cariño los zorqueños que el día de la Inmaculada Concepción, a la que se consagró la parroquia, muy importante para los lugareños con varios certámenes competitivos pautados como carreras de caballos y el trepar del palo encebado, entre otros, tal y así contó Jairo Plaza:
“En aquel entonces se organizaba por familia. Bajaba la comunidad avisados por las campanas de la iglesia que se tocaba a las 12 del mediodía el día de la víspera del Adviento. Uno de niño bajaba porque aparecían los disfrazados de mujer, tiraban caramelos, y nos quedábamos toda la tarde divirtiéndonos con los juegos tradicionales. A las seis se volvía a tocar las campanas y era el turno para los adultos, que permanecían en la plaza hasta las 11 de la noche”.

La familia encargada, que por años podían ser responsables de la celebración en cada uno de los días de la víspera, no solo pagaba la fiesta, ya que también garantizaban licor y comida para que la comunidad no tuviese que pagar un centavo por ella. También se traían bandas que tocaban en las casas de los fundadores de la comunidad. Se destacaron como organizadores la familia Useche, Márquez, Colmenares, Plaza, o la misma Línea San Joaquín.
“Se quemaban recamaras, que se extendía desde la plaza pasando de un puentes al otro de los que atraviesan Zorca San Isidro. Antes las misas se iniciaban a las 4 de la mañana, ahora son las seis, y a esa hora jugaban bola de candela. Uno bajaba a las tres de la mañana, y uno se bajaba a la casita vieja de una señora que vendía café y chocolate. Eso era obligatorio ir allá. Después tomábamos una buseta para desayunar en el mercado de La Ermita. Se hacía hervidos, carnes guisadas en ollas; se repartían cervezas y licores artesanales. Para los niños también había regalos”.
Las fiestas atraían a los vecinos de Zorca Buenos Aires, Zorca San Joaquín, Zorca Providencia, Zorca Piedecuesta y Zorca Providencia, incluso de Mata de Guadua, quienes muchas veces se involucraban mucho con la organización.

Algo muy autóctono de Zorca San Isidro para esas fechas era la difusión del periódico armado sobre cartones Programas Navideños a cargo del ya fallecido Gerardo Rico “El Meco Iván”, a través de coplas jocosas, fotografías y otros textos la comunidad se enteraba de las novedades del año que involucraba a habitantes de la zona. Por más de 60 años lució su talento poético, en divertidas coplas, muchas veces al servicio de la ironía y humor, de la cual muchos zorqueros rogaban no ser víctimas. Su talento incluso fue solicitado por otras aldeas vecinas, que lo recuerdan con cariño. El mismo se encargaba de la impresión y la distribución los días en que su capitanía tenia a cargo el adviento, acompañándolo de regalos para los niños.
Imágenes casi no se conservan de esos momentos inolvidables, pues en ese entonces se prefería atrapar bonitos recuerdos en la memoria, antes que dejarlos estampados en cualquier otro registro.
“Los mismos capitanes de las vísperas decidían a que se jugaba sin tanto protocolo; cualquiera decía “vamos a jugar costalados, o palo encebado”. Los juegos daban plata, el niño ganada por ejemplo 100 bolívares, o a veces hasta mas, porque la gente de la comunidad ponía más al pote. A veces se escondía plata en la plaza para que los niños la buscaran. También competían en maratones o vueltas en bicicleta”. (FOD)







