Reportajes y Especiales
Los bolcheviques emprendieron una ruta que duró 74 años
18 de septiembre de 2023
Víctor Matos
A principios del siglo XX, en la gran Rusia zarista, se formaron dos grandes grupos de mando de oposición, unos llamados bolcheviques, que significa “mayoría”, y otros los mancheviques, o igual a “minorías”.
Los primeros estuvieron comandados por un fogoso político: Vladimir Ilich Ulianov, mejor conocido como Lenin; y los segundos, liderados por Julius Martov.
Ambas agrupaciones llegaron al enfrentamiento, y en el Segundo Congreso del partido mayoritario celebrado en 1903 en Bruselas y Londres, surgieron las propuestas de Lenin para ir hacia un estado socialista y luego comunista.
Las premisas en discusión fueron: Lucha de clases por la dictadura del proletariado; alianza del segmento obrero con el campesinado para derribar la autocracia rusa; liquidación de los latifundios y entrega de las tierras a los campesinos; reconocimiento a las naciones oprimidas por Rusia; condición de pertenecer a una organización del partido y construcción del centralismo de Estado con militantes del partido revolucionario que garantizasen la homogeneidad ideológica y la capacidad de llevar adelante los cambios programados.
De ese Congreso salió la aprobación de un programa mínimo contra el mando de los zares y un programa máximo hacia el socialismo bajo los puntos de vista leninistas, que finalmente perdieron en la votación de la asamblea.
Tras el triunfo de la Revolución de febrero de 1917, los bolcheviques se opusieron al régimen del elegido Alexander Kerensky y formaron un gobierno paralelo basado en los soviets obreros de las grandes ciudades, los mismos que participaron en una fallida revuelta en julio de ese mismo año, que repitieron en octubre con una insurrección exitosa que los llevó al poder de manera oficial.
Ya en el Gobierno, la facción bolchevique tomó el nombre de Partido Comunista de Rusia, luego Partido Comunista de la Unión Soviética, eliminando el título de “bolchevique” recién en el año de 1952 cuando ya se había consolidado, tras la Segunda Guerra Mundial, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS por sus siglas, que impuso el llamado “Telón de acero” y que subsistió hasta 1991 cuando se puso punto final a la llamada Guerra Fría que mantuvo con Occidente en una lucha que atrapó a la Europa del Este, que se vio librada del centralismo gubernamental y que decidieron en su mayoría pertenecer a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) luego de la desaparición de su par rojo el Pacto de Varsovia que sucumbió con la caída del Muro de Berlín en 1989, entre las que se encontraban: Polonia, Hungría, Rumanía, Checoslovaquia, Ucrania, Georgia, entre otras naciones.
A estas alturas, ya casi nadie habla del poder de los bolcheviques ni de los soviets rusos, tampoco de la disminución del Partido Comunista que en la misma Rusia ha descendido dramáticamente en su poder de convocatoria, dejando su uso en pocos países como la China heredera de Mao Tse Tung, Corea del Norte y Cuba.
Vladimir Lenin, el líder fundador de la Unión Soviética
Vladimir Illich Lenin, nacido en Simbirik el 22 de abril de 1870, fue un político, filósofo, revolucionario, teórico y líder del comunismo, así como el arquitecto del Estado Soviético, que siguió la ideología marxista del inicio del siglo XX que acabó con la Rusia de los zares, un imperio que estuvo mandando por más de 300 años.
Desde sus comienzos, instó a sus seguidores a un cambio sustancial hacia lo que llamó comunismo, instaurado desde el año de 1917 hasta 1924, aplicando reformas que cambiaron el curso de la historia en los albores del siglo pasado.
En tal sentido, declaró la guerra al capitalismo y con la concentración de la producción y del capital, emprendió la reivindicación del materialismo histórico originado por el alemán y pensador Carlos Marx, contra el idealismo y el mecanicismo que terminó con la destrucción del Estado capitalista y la construcción de la dictadura del proletariado, formando un partido único, el comunista, que en la actualidad luce menguado en la misma República Federal Rusa.
Para ello, llevó adelante, a sangre y fuego, las expropiaciones de tierras antes en manos de los nobles para dárselas a los campesinos; universalizó la educación y legisló en favor de los más abandonados, cumpliendo con las ocho horas de trabajo, con un sistema de pensiones, y todo bajo el control del gobierno central.
Al frente de los bolcheviques que fundó en 1903 y disolvió en 1918, abrasó la teoría del marxismo-leninismo, una especie de socialismo de extrema izquierda que dio paso tanto al partido comunista como a la formación de la Unión Soviética que años más tarde, originó a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas de la Europa del Este y Asia.