Reportajes y Especiales

Momentos polémicos ha vivido el reinado de la FISS

25 de enero de 2020

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Freddy Omar Durán

En el año 2003, el alcalde William Méndez consideró que San Cristóbal no estaba para ferias, por las duras condiciones que imponía el paro petrolero; mientras que la Gobernación del entonces titular Ronald Blanco La Cruz, pensó lo contrario y, contra viento y marea, se realizó el reinado con muchas variantes.

De la primera época del evento de enero surgieron muchas reinas, que aún hoy en día permanecen en el recuerdo del pueblo, precisamente porque sabían quiénes eran ellas, de qué familia provenían, las contemplaban todos los días, bajando y subiendo las calles de una barriada, o al menos se les podía encontrar y saludar en cualquier lugar público. De ahí que aún se nombre a  Dulce Leonor Porras, Isley Fortul, Nancy  Torres, Luisa Alejandra Cárdenas, Nancy Colmenares, Mireya Bernal. 

El título de la Feria Grande de América no fue producto de un ardid publicitario, ni una ocurrencia de algún “influencer” del siglo pasado, se lo ganó con todos los honores, siendo la Feria de enero  un evento que convocaba multitudes, nutridas por un caudal turístico proveniente de todas las partes del país y de Colombia.

Pero su brillo no solo se lo han otorgado el estruendo y los destellos del jolgorio, sino el amarillo intenso del ciclista empinado en el podio del ganador, el traje de luces del torero sobre los hombros con dos orejas en sus manos luego de férrea lidia, y por supuesto la deslumbrante corona de la reina de la FISS, que este año ha sufrido una de sus polémicas más intensas, cuando la política prácticamente la ha fracturado en dos, correspondiéndole a cada “bando” su respectiva soberana.

Siendo el reinado de un evento ferial tan singular en Venezuela, con un arraigo y abrigo popular que pocos tienen y prácticamente abriendo la temporada de certámenes de la belleza de un país por excelencia exportador de reinas, lógico es que no haya pasado desapercibido por la prensa nacional y, por supuesto, la prensa regional, mereciendo grandes titulares y espacios. Artistas de talla internacional han amenizado la velada y esto ha sido otro motivo para que el nombre del estado Táchira y la ciudad de San Cristóbal haya resonando más allá de las fronteras de nuestro país. Por eso, lo que en este ha sucedido, no puede ser considerado como un asunto parroquial, pues de alguna manera, al menos años atrás, ha adquirido proyección nacional.

¿Ha entrado el reinado de la FISS en declive o sencillamente es la sintonía con los tiempos que vivimos, donde nada parece salvarse de un malsano dualismo? Sin embargo, hay quienes consideran que detrás de este cisma, tal vez otros intereses se mueven, tal vez la política sea un biombo,  y que sencillamente encontraron en la diatriba política su momento para manifestarse.

Responder esa pregunta debe provenir de una mirada retrospectiva al pasado, pues no se puede esconder el hecho de que no ha sido -ni será- la primera vez que la celebración ha estado en riesgo, tal y como sucedió en los años 1991 y 2003. Por otra parte, cada año, y esto sí es inevitable, ha habido el descontento entre algún sector del público y de los seguidores por tal o cual ganadora; pero, al final, hay una sola reina, termina siendo aceptada como tal y al momento de entregar su corona, ya se han olvidado las desavenencias.

Pero este año se dice que habrá dos, estando sola una incorporada a una cadena de sucesoras, correspondiéndole a la de este año el número 54.

Polémicas en los reinados

Las polémicas en torno al reinado de la FISS no solo han rodeado a la elección misma, sino también al espectáculo mismo -lo que incluye a las televisoras que lo han transmitido y a los productores del evento-, a la instancia político-administrativa que la gestiona, al equipo logístico que acompaña a las candidatas, etc.

Pero para el año 1966, la primera edición estaba muy lejos de las intrigas, los patrones estéticos, y el show de años posteriores. Ese acto estuvo entre la solemnidad mayestática, y el fervor popular de las barriadas apoyando a su respectiva candidata.

Para esa ocasión, el voto lo compraban los vecinos, y lo recaudado iba a obras de beneficencia. Incluso la velada tenía cierto nivel cultural, concentrándose la atención, por ejemplo, en la voz ceremoniosa del poeta Pedro Pablo Paredes. La historia nos dice que esas primeras candidatas pertenecían a todas las clases sociales, desde las más humildes hasta las de mayor alcurnia.

Con el apoyo de sus parroquianos, amigos, instituciones y pequeños comercios; del vestuario y el peinado se podían encargar sus madres, y el traje de gala hasta podía pedirlo prestado: todos ellos conformaban lo que hoy en día se denomina “Comité del Reinado”. Eran tiempos de una candidata como Maritza Ruiz, proveniente del popular barrio La Puerta del Sol. El sueño de las ingenuas niñas era vivir ese esplendoroso acontecimiento, para contárselo a sus nietos; pero sin pretender de él una carrera de modelos o estrellas de la televisión.

De esa primera época surgieron muchas reinas que aún hoy en día permanecen en el recuerdo del pueblo, precisamente porque sabían quiénes eran ellas, de qué familia provenían, las contemplaban todos los días, bajando y subiendo las calles de una barriada, o al menos se les podía encontrar y saludar en cualquier lugar público. De ahí que aún se nombre a Dulce Leonor Porras, Isley Fortul, Nancy Torres, Luisa Alejandra Cárdenas, Nancy Colmenares, Mireya Bernal.

Vienen los cambios

Poco a poco, el concurso iba evolucionando, y ya no sería suficiente la buena voluntad del vecindario, sino que se necesitaron patrocinantes, muchos millones estaban en juego, a ser invertidos en vestuario, maquillaje, publicidad, gastos de representación en general, etc.

Los medios de comunicación, ya por los años 70 y principios de los 80, tuvieron mucho que ver en la popularidad de las candidatas, incluso muchos no ocultaban su favoritismo, sin que esto fuera motivo de disputas. Posters con su bello rostro o su elegante cuerpo empapelaban toda San Cristóbal. Y, aun así, el reinado de la Feria seguía siendo del pueblo, y el compañerismo entre candidatas relativamente se mantenía, entre un sano espíritu de competencia.

La transmisión del reinado por TV nacional significó una evolución necesaria, que dio una gigantesca vitrina a la FISS y, al mismo tiempo, cambió las reglas del juego. Aquí surgieron las primeras polémicas, pues muchos se quejaban que Venevisión le había restado importancia al evento, pues la atención nacional se volcaba a la final del béisbol profesional venezolano, o sencillamente lo avasallaba con su propio espectáculo, llámese este La Guerra de los Sexos o Súper Sábado Sensacional.

Ya cada vez más las miradas de las candidatas apuntaban al Miss Venezuela o una exitosa carrera de modelaje o actuación; maquilladores, modistos, y peluqueros, y todo tipo de asesores en imagen, también iniciaron entre ellos una competencia, al principio discreta, luego a brazo partido para tener entre sus clientas a las mejores y ganar renombre profesional. Esa influencia fue rebasando al oficio propio que a cada profesional le correspondía, ejerciéndose hasta funciones “políticas”, con la anuencia en muchos casos del comité organizador, y las consecuentes denuncias de favoritismos, por parte de las mismas candidatas, que dieron pie a dos incidentes en 1991 y 2002.

Salvados por la campana

En 1991 fue la primera vez que el reinado estuvo a punto de no realizarse, durante la gestión de Rómulo Colmenares. Los integrantes del Concejo Municipal intervinieron el Comité Organizador, debido a la denuncia de favoritismo hacia Isley Chacón, quien resultó la merecedora del cetro y la corona. Siete candidatas habían renunciado, quedando dos, y la alcaldía estaba decidida a participar con solo ellas, lo que al final no ocurrió, pues dos más se arrepintieron y regresaron, para un total de 4 candidatas.

Como nos cuenta el periodista Víctor Matos, un hombre que por más de cuatro décadas ha hecho un amplio seguimiento a la FISS, él tuvo acceso a la base de datos del jurado, gran parte del cual provenía de otras partes del país, y confirmó fehacientemente que no hubo ningún tipo de fraude. Eran tiempos de la Guerra del Golfo, y el temor de muchos tachirenses a una tercera Guerra Mundial aplacó un poco el escándalo. Para el año siguiente, un revuelo similar se presentaría; pero el mismo solo traería una renuncia de candidatas, mucho después de finalizado el certamen.

Un país completamente diferente se presentaría para la década siguiente, en pleno inicio del siglo XXI, con presupuestos recortados, los alcaldes, a veces con un cuerpo edilicio en su contra, estaban más limitados en su apoyo a la FISS.

Esto pasó durante la gestión de William Méndez, quien además tuvo que afrontar una de las más delicadas situaciones que ha vivido el país, comparable a la de hoy en día: el paro petrolero. Pero dos años antes, los ánimos dentro del reinado estaban caldeados: en el año 2002, la victoria de Guirley Roscio Zambrano no cayó bien a muchas de sus “compañeras”, que ante millones de televidentes en Venezuela, y 20 mil asistentes a la plaza de toros, no ocultaron su inconformismo con gritos. Durante el desarrollo del reinado, el “humo” salía de los camerinos, como nos relata la periodista que estuvo presente en el evento

Para 2003 fue el momento crítico. El alcalde, William Méndez, consideró que San Cristóbal no estaba para ferias, por las duras condiciones que imponía el paro petrolero; mientras que la Gobernación, del entonces titular Ronald Blanco La Cruz, pensó lo contrario y, contra viento y marea, se realizó el reinado con muchas variantes: tuvo por instalaciones el Velódromo J.J. Mora, lo transmitiría Venezolana de Televisión, y se pautó para los primeros días de febrero.

Contó con la participación especial de la Virreina del Universo, Veruzhka Ramírez, quien alguna vez participó en una de las ediciones del reinado y, en concepto de muchos, fue menospreciada. Si bien en un comienzo dos candidatas renunciaron, al final se incorporaron considerando que la Feria no podía morir, y resultó como ganadora Alejandra Margiori Moreno Sánchez.

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