Reportajes y Especiales
REPORTAJES | Once hijas de la madre Carmen sirven al Táchira
10 de junio de 2018
Eucaristía y sacerdocio, su carisma. El Seminario y El Sembrador, sus comunidades. De hábito blanco, las discípulas de la fundadora de las Siervas de Jesús colaboran con el presbiterio, llevan dos comedores y, en una hermosa casa, acercan a la gente a la hostia
POR Daniel Pabón
Próxima a cumplir 97 años de edad, María Consuelo Sánchez es la hermana más longeva de las Siervas de Jesús en toda Venezuela. Desde el Táchira, de donde es nativa y donde vive ahora, se emociona al recordar a quien conoció y fue su mentora, la madre Carmen Rendiles, la fundadora de esa congregación que el próximo sábado 16 se convertirá en la tercera beata venezolana de la Iglesia católica.
“Yo la describo como una santa de cuerpo entero”, certifica la hermana, con emoción y lucidez. “En el diario vivir era tranquila, completa, cumplidora de todos sus deberes; no era alborotada, no se molestaba. Tenía un dominio perfecto de ella misma”.
La hermana María Consuelo era aspirante a Sierva de Jesús el día que conoció a la madre Carmen. “Desde entonces la quise muchísimo”, expresa, antes de soltar una sonrisa grande. Recuerda que a la madre superiora le tocó vivir tiempos muy duros y que mantenía una salud precaria, pero destaca que a pesar de las dificultades “no se quejaba nunca”.
Natural del caserío San Antonio, en La Florida, municipio Cárdenas, la hermana María Consuelo ha cumplido la mayor parte de sus 74 años de vida religiosa en el centro del país. Su congregación tiene la casa madre en Caracas, la capital, y comunidades, como las religiosas de hábito blanco las llaman, en seis de los 23 estados: Mérida, Carabobo, Miranda, Nueva Esparta, Guárico y, claro, en el Táchira.
Son 11 las hermanas Siervas de Jesús que sirven en el Táchira. Todas residen en el municipio Guásimos.
En la Casa de las Siervas de Jesús dentro del Seminario Diocesano Santo Tomás de Aquino, en Colinas de Toico, están la superiora Miriam y las hermanas Casilda, Gloria, Rita y Elide. En la Casa de Oración El Sembrador, en Patiecitos, están la superiora Consuelo María y además de María Consuelo las hermanas María Jesús, Lourdes, María Benilde y Eva.
Todas se sienten felices, llenas de gozo y agradecidas con Dios por la beatificación de su madre, la venerable Carmen Rendiles. Y, con su trabajo en el Táchira, todas honran su obra.
Carmen hablaba con amor
La hermana Rita Valero conoció a la madre Carmen y también advierte que se emociona cuando la evoca. Como tenía hermanos militares, de niña se iba para las alcabalas de San Cristóbal a recoger una colecta en una lata para ayudar en su educación a los alumnos más pobres del Seminario. Cuando la señorita Guerrero la preparó para la primera comunión, le enseñó también a amar la casa de formación sacerdotal, que entonces quedaba en La Romera.
Las hermanas Siervas de Jesús tienen 66 años de presencia en el Táchira, desde los tiempos en que el Seminario quedaba en la Loma del Tejar, ahora sede de la Universidad Católica. Fue en 1952 cuando la madre Carmen extendió la obra a estas montañas andinas, documenta la hermana Gloria. Luego sirvieron incluso en el antiguo seminario eudista de La Grita.
Siendo ya Rita una novicia, no veía la hora en que llegaran los domingos, días de la semana en que todas podían almorzar con la superiora en la casa madre de Caracas. “Era alegre, humilde, piadosa, sencilla y, cuando nos iba a decir algo, lo hacía con mucho amor, con mucho cariño. Para mí, madre Carmen fue mi segunda mamá”, dice, cumpliendo cabalmente su advertencia inicial de emocionarse.
La hermana Rita no olvida que siempre que la madre Carmen enviaba una circular aprovechaba el margen inferior de la página para ponerles “algo lindo”. No escribía, eso sí, con lapiceros de marca fina, porque aleccionaba que eso era faltar a la pobreza.
Dentro del Seminario Santo Tomás de Aquino, que funciona desde 1963 en Colinas de Toico, la hermana Rita es una de las habitantes de la Casa de las Siervas de Jesús que fundó la madre Carmen. Un hogar de paz, con capilla interna donde a diario se celebra la eucaristía, junto a un jardín central de flores altas y rojas, por donde pasea el perrito Muso.
Allí el trabajo se enfoca en el carisma de la congregación: atender y orar por los sacerdotes, encargarse de la lavandería y ser las ecónomas de los comedores de los 240 jóvenes y de los 72 estudiantes de los seminarios menor y mayor, así como de la treintena de obreros y personal que laboran en la institución, explica la hermana Miriam.
Les toca administrar comedores en tiempos de escasez alimentaria, pero han sido testigos de cómo se manifiesta la virtud de la caridad. “Dios ha sido grande. Los bienhechores han colaborado muchísimo, porque el tachirense es muy colaborador”, celebra la hermana Miriam.
Receptivas a esa caridad, son bienvenidos los alimentos y donativos que les desee hacer el pueblo, por pequeños que sean, así como los antihipertensivos (enalapril y captopril) que deben consumir dos de las hermanas.
Hay trabajo en el taller
Sacerdocio y eucaristía son el carisma de la congregación.
Las hijas de la madre Carmen Rendiles se desgastan por el sacerdocio católico. Cada cosa que hacen desde que se levantan hasta el anochecer es por la salud, la santificación y la perseverancia de los sacerdotes y los seminaristas, expresa la hermana Eva, de la Casa de Oración El Sembrador, en Patiecitos.
Fundada en 1997, es una amplia casa de retiros espirituales donde grupos van al encuentro con Jesús y donde ellas hacen vivo y patente su otro objetivo específico: que todas las personas vuelvan al banquete eucarístico y hallen al hijo de Dios en la hostia consagrada.
Reciben estas visitas, por lo general, todos los fines de semana. También se muestran dispuestas a compartir con otras religiones para cumplir con el ecumenismo, como piden desde la Santa Sede. Y, como auxiliares del sacerdocio que son, imparten la catequesis.
Las hermanas de esta casa igualmente tienen un taller litúrgico donde venden hostias y vino de consagrar para el banquete eucarístico, confeccionan ornamentos sacerdotales y utensilios para la eucaristía de manera que el ornato del altar esté adecuado.
Por estos días de vísperas se aprecia bastante trabajo en el taller: las hermanas terminan de confeccionar y planchan los estolones, las casullas y los demás ornamentos que usarán los sacerdotes y obispos de Venezuela que asistirán el próximo sábado 16 de junio a la ceremonia de beatificación. La cita es en el estadio de béisbol de la UCV, en Caracas, a partir de las 10 de la mañana. Presidirá el cardenal Ángelo Amato, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos y enviado especial del papa Francisco.
El plan de medios de la Conferencia Episcopal vincula a la nueva beata venezolana con las redes sociales: en Facebook, el perfil facebook.com/madrecarmenvenezuela; en Instagram, @madrecarmenvenezuela; y en Twitter, @madrecarmenvzla.
Que esta beatificación sea una renovación también para la misma sociedad venezolana en estos momentos tan difíciles. Eso desea el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, en un video dirigido al país.
La mayoría de las 11 hijas en el Táchira de la ahora Venerable Sierva de Dios y a partir del sábado Beata Madre Carmen Rendiles planifican el viaje para presenciar este acontecimiento. La hermana María Consuelo, la más longeva de las Siervas de Jesús en toda Venezuela, seguirá -como miles de tachirenses- la ceremonia por televisión: “La alegría es mucha”, dice.
Siete causas en proceso: este es el estado del país con más Siervos de Dios
Siervo de Dios. Venerable. Beato. Y santo. La santidad puede ser vista como una escalera ascendente de cuatro peldaños. Venezuela (aún) no tiene santos, declarados así por la Iglesia. La Venerable Madre Carmen Rendiles se convertirá, sí, en la tercera beata, como ya lo son la aragüeña Madre María de San José y la guariqueña Madre Candelaria de San José.
Con siete causas abiertas, el Táchira es el estado de toda Venezuela con más Siervos de Dios. En consecuencia su Diócesis, la de San Cristóbal, es la que más procesos hacia la santidad ha trabajado y continúa documentando. “Y esperamos que sigan creciendo”, anhela el obispo Mario Moronta, al repasar junto a Diario La Nación los nombres de los siete Siervos de Dios, enumerados a continuación.
Hay dos causas cuyo proceso de documentación finalizó la Diócesis y ya están en Roma, donde se entregan a un postulador que realiza la Positio (una suerte de tesis doctoral) para demostrar que esa persona vivió santamente. Son los casos de 1) la hermana Sierva de Dios María Israel Bogotá Baquero que, aunque nació en Cundinamarca, vivió, trabajó y murió en el Táchira; y de 2) la Sierva de Dios Medarda Piñero, que nació en Caricuena, municipio Jáuregui, y prestó amplio servicio en Seboruco.
En la causa de carácter histórico del 3) Siervo de Dios Tomás Antonio Sanmiguel, primer obispo de la Diócesis, se ha terminado la clasificación de sus escritos. Entre tanto, un tribunal delegado por el obispo ha iniciado el proceso de entrevistas a quienes conocieron a 4) la Sierva de Dios Madre Lucía.
Y, luego, se ha recibido de Roma el níhil óbstat (nadie se opone, no hay objeción) para las causas del 5) Siervo de Dios Monseñor Martín Martínez, nacido en Santa Ana; del 6) laico tachirense Siervo de Dios don Lucio León; y de 7) la niña tachirense Amanda Ruiz, que murió en fama de santidad.
La Iglesia local prevé solicitar, de común acuerdo con las Hermanas Dominicas, la apertura de la causa de Sor Inés, anunció el pastor diocesano al recordar que hay causas que han durado siglos, mientras que otras son más rápidas.
En diez claves: así fue la vida de la tercera beata venezolana
1. Vivió 73 años. Tercera de nueve hijos, nació en Caracas el 11 de agosto de 1903 y falleció el 9 de mayo de 1977, tras medio siglo de vida religiosa.
2. Vino al mundo con una discapacidad física: le faltaba el brazo izquierdo. Con una prótesis, desarrolló sus labores del hogar, el estudio y el trabajo.
3. De quinceañera quiso conocer de cerca a las religiosas recién llegadas de Francia conocidas como Siervas de Jesús en el Santísimo Sacramento.
4. Hizo sus votos perpetuos el 8 de septiembre de 1932. Para seguir formándose, fue enviada a Toulouse, en Francia, a la sede principal de las hermanas.
5. En 1945 fue elegida superiora de las casas fundadas por la congregación en Venezuela y Colombia. Pero en 1965 pidió la separación con las francesas.
6. El 25 de marzo de 1966 nació la nueva congregación de derecho diocesano llamada Siervas de Jesús, de la que fue Superiora General hasta su muerte.
7. Extendió la congregación a Venezuela y Colombia, con labores de asistencia parroquial, catequesis, dirección de colegios y cuidado de los necesitados.
8. Mantuvo una “salud muy precaria, agotada físicamente por el enorme trabajo” que ejerció, cuenta la biografía oficial de su sitio web.
9. Sus restos reposan en la capilla del Colegio Belén en Los Palos Grandes, en Caracas. En 1995 fue abierto su Proceso de Canonización.
10. La primera sanación milagrosa de su causa es la de la cirujana Trinette Durán de Branger, quien sufrió descarga eléctrica en su brazo mientras operaba.