A pesar de la pandemia por el covid-19, peregrinos de diferentes localidades del Táchira se dieron cita este domingo, 15 de agosto, en la Basílica de la Virgen de la Consolación para dar gracias a la patrona del estado y hacer sus peticiones.
Cada 15 de agosto, Táriba cobija a miles de creyentes que, como un acto de fe y devoción, caminan largos kilómetros para demostrar su gratitud a la madre de Dios, bajo la advocación de la Virgen de la Consolación de Táriba.
Algunos caminan solos; otros en familia o con amigos, o tal vez se reúnen entre vecinos. Unos pocos recorren las carreteras sin calzado, y otros tantos en bicicleta; en fin, la idea es llegar y con una pequeña cuota de sacrificio, dar gracias a la madre de Jesucristo por su abrigo y protección.
Este año, 2021, la pandemia no evitó que muchas personas cumplieran con el pago de sus promesas.
Promesas
José Danilo Sánchez, procedente de El Mirador, municipio San Cristóbal, caminó desde su hogar hasta la Basílica de Táriba, donde ingresó de rodillas como una demostración de agradecimiento por la salud y beneficios recibidos.
Este hombre afirmó que es una costumbre familiar que fue interrumpida el año pasado por la pandemia, pero que quiso retomar en este 2021.
“El año pasado no pude venir por la pandemia, pero esta vez me dije que no podía dejar de ver a mi Virgen. Vengo a pedir por la salud de mi familia, de los tachirenses y, sobre todo, por todos los venezolanos que están fuera del país”, dijo.
José Danilo expresó que este año su sobrino, quien está en Chile, tuvo un accidente en bicicleta y le pedimos a la Virgen y lo ayudó”, contó.
Devoción
Yelitza Varela, quien vive en Las Juárez, Capacho, vía El Hato de la Virgen, municipio Capacho Viejo, este domingo salió muy temprano en bicicleta para visitar a la flor más bella de los Andes.
Ella acostumbra a peregrinar como parte de su devoción por la Virgen de la Consolación, pero este año fue especial porque le devolvió a un sobrino que estaba en Bogotá, Colombia, a quien casi lo matan para robarle su liquidación. Actualmente trabaja como comerciante y se encuentra bien.
Manifestación de fe
Por su parte, Sommer Africano, desde hace cinco años camina descalza, desde Palmira, municipio Guásimos, hasta la Basílica de Táriba, porque la Virgen ha concedido grandes favores a su familia.
Afirma que su devoción fue inculcada por un tío; luego una prima, hija de su tío, nació con una condición especial, tenía autismo. “Gracias a Dios, primeramente, y a la Virgen de la Consolación, se recuperó”, aseguró.
Hace tres años nació su hija y cayó en un proceso de desnutrición. “Todos los exámenes salían bien, los médicos no sabían qué tenía. Tenía 10 meses y pesaba 5 kilos. Se la presenté a la Virgen y en dos meses salió con bien”, contó con voz entrecortada.
Por la paz
Irwin Sequera, quien vive en El Piñal, zona sur del estado, decidió visitar junto a su familia a la Virgen de la Consolación en su día festividad para pedirle que los fortalezca y también rogarle por la paz del mundo y, sobre todo, de Venezuela.
“Dejamos el carro en San Cristóbal y de allí nos vinimos caminando”, dijo. (Bleima Márquez /@bleimamr)
Vea el capitulo II de la serie de micro documental La Virgen que alumbró su historia: