Reportajes y Especiales

«Reinventarse es también otra opción para el migrante»

18 de diciembre de 2021

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Con más de 5 millones de venezolanos que se encuentran viviendo en el exterior, esta se ha convertido en «una de las principales crisis de desplazamiento del mundo», así lo indica la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur)


Rosecny Zambrano / @RosecnyZ

Desastres, crisis económicas y situaciones de pobreza extrema o conflicto, cuya magnitud y frecuencia no dejan de aumentar, son los diversos factores que inciden en los movimientos de población, los cuales pueden ser voluntarios o forzosos, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En 2020, había unos 281 millones de migrantes internacionales, lo que corresponde al 3,6 % de la población mundial.

Dichos factores -advierte la ONU- tendrán repercusiones de calado en las características y el alcance de la migración en el futuro, y determinarán las estrategias y políticas que los países deberán implementar para aprovechar el potencial de la migración, sin dejar de lado la protección de los derechos humanos fundamentales de los migrantes.

A propósito de la conmemoración del Día Internacional del Migrante, hoy sábado 18 de diciembre, es importante recordar que los venezolanos siguen migrando de su tierra, muchos de ellos para huir de la violencia, la inseguridad y las amenazas, presiones políticas, así como la falta de alimentos, medicinas y servicios esenciales.

Con más de 5 millones de venezolanos que se encuentran viviendo en el exterior, esta se ha convertido en una de las principales crisis de desplazamiento del mundo, así lo indica la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur).

La periodista tachirense Eumarys Omaña, llegó a Santiago de Chile con una pequeña maleta el 8 de diciembre de 2017. (Foto/Cortesía)

Eumarys Omaña, de 36 años de edad, es uno de esos casos. Ella recuerda su infancia y vacaciones en su amada tierra, Sabana Grande, municipio Jáuregui, donde aún viven sus padres.

Esta tachirense añora esas bellas tierras jaureguinas, que ahora solo ve a través de fotos o videollamadas cuando se comunica con su familia. Como muchos venezolanos, Eumarys emigró.

Desde su sofá, en la sala de un apartamento arrendado en pleno centro de Chile, su gato Garú la acompaña en la entrevista para Diario La Nación. Abrió su corazón y brevemente, de manera cordial, risueña y con un acentuado dialecto “gocho”, contó lo que ha significado para ella haber migrado de Venezuela.

Llegó a Santiago de Chile con una pequeña maleta de 6 kilogramos, el 8 de diciembre de 2017, dejando atrás su carrera, familia y amigos…

Es periodista egresada de la Universidad de los Andes, núcleo Táchira. Cuando llegó a Chile, su primer empleo fue como vendedora de ropa. Luego trabajó atendiendo al público en un puesto de empanadas, también como «garzona» (mesonera), hasta que consiguió un contrato de trabajo como especialista de limpieza en un supermercado chileno, donde conoció a su actual jefe cuando se encontraba de compras en ese lugar y le ofreció un puesto como asistente administrativo.

Actualmente es asistente comercial en TAS Corredores de Seguros y también trabaja como operadora de parking en un centro comercial de la capital chilena.

En agosto de 2019, Eumarys formó parte del comité organizador del Primer Encuentro Tachirense en Chile, importante evento donde se unió la feligresía tachirense para rendir homenaje al Santo Cristo de La Grita y a la Virgen de la Consolación de Táriba. Lograron reunir a todos los tachirenses que residían en Santiago de Chile para ese momento.

Primer Encuentro Tachirense en Chile para rendir honor al Santo Cristo de La Grita, agosto de 2019. (Foto/Cortesía)

—¿Qué le motivó a salir de Venezuela y qué significó esa despedida?

—Llegué a Chile en el 2017, es decir, que tengo ya cuatro años aquí. Fue muy difícil haber dejado mi país. Aunque emigré por motivos sociales, económicos y políticos, dejar a mi familia fue algo muy difícil, es algo que rompe el corazón.

En mi trabajo la pasé muy mal, tuve presiones políticas. Trabajé en Pdvsa-Agrícola y esa fue una de las razones por la cuales decidí dejar mi hermoso país. Eso sí, dejando siempre en mi corazón al Táchira, manteniendo la idiosincrasia de mi región, como esta imagen que tengo aquí, el Santo Cristo de La Grita. De hecho, aquí, hace aproximadamente dos años, le hicimos un homenaje al que le llamamos «El primer encuentro tachirense en Chile», el cual fue realmente especial.

¿Cuál ha sido su mayor aprendizaje al emigrar?

—Mi vida dio un giro muy grande. Se aprenden muchas cosas, y se madura bastante. La verdad es que uno no viene solamente a ejercer su profesión. Considero que los seres humanos tenemos resiliencia para soportar, para mantenernos ante estos obstáculos que se nos presentan en la vida.

—¿Qué es lo que más extraña de su país?

—Extraño verdaderamente a mi familia, el calor de hogar. Extraño, sobre todo en esta época decembrina: la unión familiar. Hace un año perdí a dos familiares cercanos, mi nona Eulalia y mi tío Julio. Aparte de estas pérdidas, tengo a casi todos mis primos regados por el mundo; entonces, digamos que ese calor de hogar es lo que más me hace falta. Y, por supuesto, extraño a mis padres, a mis hermanos, a mis sobrinos, a todos… pero también extraño a mi San Cristóbal querida.


Para Eumarys, ya no es una prioridad ejercer su carrera profesional, porque está consciente que reinventarse es también otra opción para el migrante. Se aprenden muchos oficios, pero ante todo, siempre hay que mantener la humildad, tener perseverancia y mucha paciencia.

Piensa que, a pesar de que Chile le ha brindado oportunidades y calidad de vida, existe cierta incertidumbre con las elecciones del próximo domingo, donde se escogerá al nuevo presidente de ese país austral, porque ambos candidatos son extremistas y, además, hay un proceso constituyente en curso.

Lo que más desea es que Dios le permita volver a reunir a toda su familia, viajar por el mundo y escribir un libro.

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