Reportajes y Especiales
“Salvó la vida de mi hermano, quien tenía meningitis”
1 de mayo de 2021
“Hoy viernes, 30 de abril, me levanté temprano y le hice el altar al doctor José Gregorio, en mi casa, y con mis dos hijos recé, lo dejé solito; mejor lo hubiese hecho aquí, en la librería donde trabajo, pero yo le dije: cuando venga, enciendo la velita, oramos y me acuesto a dormir tranquila”, así se expresó la profesora Tibisay Somaza, devota desde hace muchos años del siervo de Dios.
“En mi familia tenemos mucho que agradecerle, salvó a mi hermano Gonzalo, quien estuvo a punto de morir, cuando apenas tenía ocho meses, por una meningitis”, dijo.
“Creo que estaba en el Hospital Central; papá contaba que ya los doctores le habían dicho que prepararan todo, porque el niño no se salvaba, no le bajaba la fiebre, sobre los 40 grados, y le habían colocado 72 agujas en su cabecita”, narró.
Mi papá salió del cuarto, se sentó en una sala y agarró una revista, la abrió y en el centro había un afiche grande de José Gregorio Hernández, “lo quitó, lo dobló en cuatro y lo colocó debajo de la almohada de mi hermano”.
—No pasaron muchas horas, cuando en la tarde a mi hermano comenzó a bajarle la fiebre, y monseñor Sixto Somaza, quien lo acompañaba en estos momentos de angustia, le dijo: “pídale con mucha fe”, y así lo hizo y en cuestión de días Gonzalo dejó el hospital.
“Las enfermeras lloraban de alegría, porque el gordito se había salvado”, expresó.
“Hoy está en Chile; hace aproximadamente un año fue diagnosticado con covid-19, estuvo muy mal, pero logró superar esta prueba de salud y asegura que José Gregorio Hernández le hizo un segundo milagro”.
—Papá recordaba que el afiche, al sacarlo de la almohada de mi hermano, estaba intacto, pero de la alegría que le produjo el momento en que le dijeron que su hijo iba a ser dado de alta, se le olvidó la estampa, que nunca más pudo ver, se quedó en el hospital, pero estaba convencido de que José Gregorio le había salvado la vida a su muchacho, pero el milagro realmente no fue que viviera, sino que quedara sin secuelas.
Precisó que monseñor, en varias de sus homilías, decía que era uno de los milagros de José Gregorio que él había visto.
Nancy Porras