Reportajes y Especiales
Trabajó duro, pero se llevó a sus dos hijos a Perú
9 de mayo de 2021
Daniela González
Dos intentos de emprendimiento quebraron los sueños de una joven de 26 años, quien decidió marcharse de Venezuela y buscar un nuevo comienzo en Perú. Después de cinco años, es una mujer empoderada, dedicada a su trabajo y a sus hijos, de 12 y 8 años.
Sus dos pequeños hijos esperaban en San Juan de Colón que ella volviera o que pronto se reunieran en ese otro país.
María Sánchez Pabón, con 31 años de edad, madre soltera, decidió dejarlo todo. «Tenía una relación rota..».
María realizó cinco viajes en autobús para llegar a su nuevo destino, Lima. La travesía fue una turbulencia emocional, tras dejar a sus pequeños para buscar un mejor futuro.
“Dame la oportunidad de trabajar”
Imploraba encontrar un trabajo. Ser recién llegada y no contar con papeles, no le impidieron insistir.
«Dame la oportunidad, estoy recién llegada, y tocando puertas logré trabajar en un restaurant de parrilla, en horario nocturno; de verdad me fue muy bien, era un restaurant donde iban empresarios exitosos y gente educada».
En las mañanas vendía café para reunir dinero.
La meta de María era una sola, reunir el dinero rápidamente para llevarse a Juan Vicente y Sofía Isabella, sus hijos.
«Cuando llegué a Lima, vi que muchos vendían cosas para rebuscarse; empecé a vender café, vendía tres termos, yo lo vendía durante el día porque sabía que tenía que producir plata porque mis hijos estaban en Venezuela, y si yo tenía que comer pan con agua, pues lo hacía, pero la idea era encontrar el dinero».
De cien personas, solo diez compraban el vaso con café. Para ella era rudo, pero se daba ánimo con el resto de vendedores venezolanos.
Un golpe de suerte
Los jefes del restaurant se enteraron que la joven vendía café durante el día para ahorrar dinero y decidieron ofrecerle el puesto de encargada de una zapatería.
«Era una zapatería de marca y yo decidí aceptar, quería demostrar que, como venezolana y como mujer, podemos dar bastante valor y aportar al Perú; con ellos trabajé alrededor de dos años, y esos dos trabajos me permitieron traerme a los niños».
En 7 meses, los niños ya estaban en Lima
Trabajar durante el día, y hasta en horas de la madrugada, le permitió a María comprar boletos para que los niños se reunieran con ella.
«Fue muy duro, pero en el menor tiempo posible me los traje, esa era mi meta y la logré».
Ahora trabaja desde casa y se convirtió en una asesora nutricional.
Cambió su plan. Decidió enfocarse en otro tipo de trabajo y la dedicación la está llevando al éxito.
A través de las redes sociales comenzó a vender planes de alimentación, y entrena deportistas.
«Ahora soy asesora nutricional, ayudo a las personas a tener una vida mejor, con ejercicios y alimentación (…) estamos mucho mejor, trabajo desde casa, a través de las redes sociales, y gano mucho más dinero».
“Algunos critican, pero no es fácil”
«Los tres somos un trípode, nos apoyamos mucho; a veces los niños se quedan solos en casa porque debo trabajar fuera de casa por dos horas, pero los monitoreo constantemente por teléfono y, lógicamente, dejo todo con seguridad y en orden para estar atenta; muchos critican porque los dejo, solo cuando trabajo, pero toca así, ellos se vuelven independientes. Sofía es una niña increíble que me ayuda, al igual que Juan».
Un nuevo proyecto
Para María y sus hijos, los éxitos no culminan, hace semanas inauguró una tienda de ropa para mujer.
«Siempre quería montar un negocio, en Venezuela los tuve y la inflación se los comió; ahorita estoy nuevamente emprendiendo y nos está yendo bien».
Ejemplo de mamá empoderada
María no va de fiesta, sus metas no se lo permiten, y asegura que luego habrá tiempo para celebrar. Su horario comienza a las 5:00 de la mañana, maneja todo su trabajo a través de las redes sociales. La empresa nutricional donde labora le permite tener clientes en cualquier parte de Latinoamérica.
Para ella, hay un refrán que la identifica: «Sacrifícate algunos años, haciendo los que otros no están dispuestos a hacer, para luego vivir como otros no van a poder vivir».