Reportajes y Especiales
“Tuvo doña Gloria de Cortés la particularidad de ser buena gente”
23 de agosto de 2021
Freddy Omar Durán
María Santa y Grégory Pino envolvieron con sus excelsas voces el alma compungida de los asistentes a la misa en cuerpo presente, con cantos de música sacra y venezolana acompañados de acordes de guitarra.
Con una misa solemne, conforme a una devoción católica que siempre le acompañó hasta el día de su encuentro con el Señor, fuerzas vivas de la ciudad, familiares, cercanos y compañeros de trabajo de su empresa, Diario La Nación, elevaron una oración, no solo por el descanso eterno de Gloria Niño de Cortés, sino por un pueblo creyente que en las más difíciles circunstancias renueva su voto de fe.
La ceremonia religiosa fue oficiada por los presbíteros Neira Celis y Gabriel Aldana, con el apoyo de Victoriano Rodríguez, párroco de la iglesia Coromoto, lugar de la misma en la que se dio cumplimiento a las normas de bioseguridad bajo el aval de la Diócesis de San Cristóbal.
María Santa y Grégory Pino envolvieron con sus excelsas voces el alma compungida de los asistentes a la misa en cuerpo presente, dando dignidad eclesiástica que dispuso a todos a recibir las bendiciones de lo alto, y también a aceptar nuestra naturaleza mortal y afligida, con cantos de música sacra y venezolana acompañados de acordes de guitarra.
Sería el padre Celis quien en la homilía central destacaría a doña Gloria como “persona buena”, y una incondicional en apoyo a la obra de la Iglesia católica. Virtud reconocida por el sacerdote oficiante, como por otros como monseñor Mario Moronta, de quien se hizo portavoz de un mensaje de condolencia y reconocimiento, por lo tanto que ha hecho por la Diócesis y por el Táchira.
También traería a colación la gratitud el padre Laureano Ballesteros, testigo de cómo entre Diario Católico, habiendo sido este su director, y Diario La Nación ha existido una alianza en medio de las urgencias propias de los impresos.
Reconoció Celis la importante asistencia, el cariño y admiración, no solo profesados por su familia, sino por muchos otros sancristobalenses, refrendantes del alto servicio que ella prestó al crecimiento de la región.
—Doña Gloria, además de todas las cualidades de mujer trabajadora y valiente, tuvo algo que muy pocas personas tienen, pese a muchas ser brillantes e inteligentes: la particularidad de ser “buena gente” , dijo.
— Yo recuerdo que, siendo muy joven, llegué a Diario La Nación y cuando me acerqué a ella para pedirle un favor para una publicación en el diario, lo primero que me dijo fue: “bendición padre”, siendo ella mayor que yo. Y el favor que ella me hizo ni siquiera lo pensó, llamó a su asistente y dijo: “atienda al padrecito y lo que él diga, sin costo alguno”. Lo importante no fue el precio, sino el gesto, la generosidad de parte de ella, expresó.
A partir de este ejemplo, ilustró la realidad, no solo cristiana sino humana de lo vano de las posesiones materiales para quien no practica la bondad como valor, lo único transferible para quien transite hacia el más allá.
—No nos llevamos nada de lo material que tenemos: dinero, joyas, empresas, casas; nos llevamos lo que vivimos y lo que sembramos, y esa es la reflexión que en lo personal me ha dado para mi vida doña Gloria. Eso que ella hizo por mí, hace como 30 años, nunca lo olvido, porque las cosas buenas no se pueden olvidar, y en la vida uno tiene que ser agradecido. Hoy tenemos una oportunidad que muchos ya no tienen, entre ellos los que se nos han ido con esta pandemia, dijo.
Destacó el padre Celis que Gloria Niño de Cortés ha atesorado en sus seres queridos recuerdos aderezados con las joyas de sus virtudes.
—Hay tres virtudes que siempre caracterizarán a doña Gloria: Fe, esperanza y caridad. Fe es creer en lo que no se ve: doña Gloria hoy se encontró con Dios y estará haciéndole muchas preguntas allá en el cielo. Esperanza de que hoy ya esté en el Paraíso y no se esté preocupando de a cómo está el dólar; si hay que usar o no tapabocas, si se va a contagiar del virus; si hay gasolina. Caridad es dar, desde nuestra pobreza o desde nuestra riqueza, y esa es una gran virtud en doña Gloria y por la cual Dios traerá la paz a Venezuela. El que nace tiene que morir, pero ayer doña Gloria murió para nacer en la Vida Eterna.
Terminada la ceremonia religiosa, el féretro fue lentamente conducido a la carroza fúnebre, hacia su última morada en el Cementerio Municipal de San Cristóbal, mientras Santa y Grégory interpretaban la extraordinaria pieza de Simón Díaz, “Mi Querencia”.