Reportajes y Especiales

Una historia de amor que terminó en enfrentamiento y cinco muertos

9 de diciembre de 2019

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  • Los hechos ocurridos en junio del año 1987 forman parte de la historia de la criminalidad en el Táchira y se iniciaron con una evasión desde en un tribunal penal, donde las deficientes medidas de seguridad permitieron a Sandra Xiomara entregar un revólver y un punzón a su novio, que fue trasladado en calidad de procesado en un homicidio
  • Según el reconocido abogado y criminólogo Jesús Alberto Berro, para ese entonces detective de PTJ e investigador del caso, los hechos fueron influenciados por una película del actor Richard Gere, que estaba en cartelera y llevó a los jóvenes a repetir en la vida real episodios que pertenecían a la ficción, reflejados en el producto cinematográfico

La sensacional fuga de un joven que con la ayuda de su novia logra escapar de un tribunal penal, a donde debía ser presentado, puesto que se le seguía juicio por un caso de homicidio, termina cuatro días después de manera violenta, con cinco muertes y un fuerte enfrentamiento armado, donde los protagonistas de este episodio pierden la vida, en medio de un gigantesco despliegue policial ocurrido en un sector del barrio Santa Cecilia, parte alta de la ciudad, donde los escapados ingresan a una vivienda y toman rehenes, en un desesperado esfuerzo por evitar ser capturados.

Reseña de Diario La Nación

Los hechos se iniciaron el 19 de junio de 1987 en el Juzgado III de Primera Instancia en lo Penal, que tenía su sede en la zona central de San Cristóbal, avenida Francisco Javier García de Hevia con calle 10, edificio Pequeño París, a donde fue trasladado por una comisión de la Guardia Nacional un joven identificado como  Manuel Antonio Gámez Montilva, alias el Patón, a quien se le seguía juicio por un homicidio ocurrido el 8 de febrero en el sector cuesta Los Colorados, en La Concordia.

Sangrienta fuga

Las exiguas medidas de seguridad bajo las cuales se hizo el traslado de diez presos desde el CPO sirvieron como terreno abonado para que el Patón pudiera poner en práctica un plan de evasión que había ideado junto a su novia, Sandra Xiomara Márquez Vanegas. En esa época, un familiar o amigo se podía acercar a una persona detenida sin que las autoridades lo impidieran y así lo hizo la muchacha, que con el pretexto de entregar comida a Gámez Montilva le facilitó un arma de fuego, tipo revólver, y un punzón, que este individuo utilizó para ejecutar el plan, apenas fue ingresado al despacho del juez.

Manuel Antonio Gámez Montilva era conocido con el alias del Patón
Sandra Xiomara Márquez Vanegas

El magistrado Rafael de Jesús Briceño Hernández es la primera persona que resulta herida, al ser atacado con arma blanca. Gámez sale de la sala y dispara contra el cabo segundo de la Guardia Nacional Augusto Antonio Colmenares Moreno, quien, desprevenido, se encontraba en la sala rindiendo declaración sobre un caso absolutamente diferente. Recibió un disparo en el pecho, que le causa la muerte poco después en el Hospital Central.

Los disparos y los gritos de una secretaria atraen a un alumno que formaba parte de la custodia, aspirante a guardia nacional, de nombre Rafael Augusto Moreno Vásquez, de 22 años, que con un fusil en sus manos ingresa a la sala y encañona a Gámez Montilva; sin embargo, tal vez por inexperiencia o turbado por la situación, no dispara. El delincuente sí lo hace, causándole la muerte y se apodera del arma. Para escapar, toma de la mano a Sandra Xiomara y los dos enamorados salen a la calle.

Intensa cacería

A partir de ese momento, una serie de acontecimientos suceden, uno tras otro y de manera acelerada.  Por la avenida Quinta transitaba en su vehículo el doctor Roberto Rondón Morales, candidato a rector de La ULA, quien vino al Táchira en funciones de campaña. Se detiene ante la luz roja del semáforo y ese momento es aprovechado por la pareja para abordar su carro y le ordenan arrancar a toda velocidad, para que los sacara de la zona.

A partir de ese episodio se pierde el rastro de la pareja y se dispone de un amplio despliegue policial que se extiende hasta poblaciones cercanas a San Cristóbal. La movilización es intensa y la información confusa. Se informó sobre un enfrentamiento en Zorca, pero no se tenía la certeza sobre la participación de Gámez Montilva y su novia en ese incidente.

En Campo ‘C’, vía a Capacho, se produce un hecho de singular gravedad, con saldo de una persona muerta y otra herida. En ese lugar fue instalado un reten policial donde se  imparte la voz de alto a un hombre y una mujer, jóvenes, que iban a bordo de un automóvil Fiat. La orden no es  acatada y se producen los disparos. El hombre muere y la mujer resulta herida. Ninguno de ellos tenía relación con los hechos investigados. Luego se sabría que la pareja no atendió la señal de alto por cuanto se trataba de emigrantes colombianos, que no portaban documentos y por temor a ser detenidos optaron por huir.

No existe evidencia que la pareja de solicitados hubiese estado en esa zona y, por lo contrario, se ubica como escondite una vivienda ubicada en la calle 1 de la urbanización San Sebastián, parte baja de La Concordia, de donde salen en horas de la mañana del domingo 21 de junio, Día del Padre, minutos antes que llegara la policía para detenerlos.

Salen apresuradamente al detectar movimiento policial en la zona, pero no logran obtener suficiente ventaja, por lo que son seguidos por una comisión de inteligencia de la policía estadal hasta la parte alta de la ciudad, calle 1 del barrio Santa Cecilia. Llegan hasta la parte posterior de la ULA, utilizando diferentes vehículos, que abordaban durante el recorrido, amenazando a sus conductores. En ese sector ingresan a una vivienda y toman como rehenes a sus habitantes.

Poco después convergen diversos organismos de seguridad, más de un centenar de hombres fuertemente armados acuden y rodean la zona, particularmente la vivienda donde los jóvenes se habían atrincherado. La presencia de un fusil en su poder, arma de alto poder ofensivo, y el homicidio de los guardias nacionales, lo justificaba.

Manuel Antonio Gámez y Sandra Xiomara Márquez son detectados en una habitación y un funcionario de PTJ lanza una granada de mano, que detonó sin causarles daño. Manuel y Sandra logran salir hacia otro sector de la vivienda, antes que el artefacto hiciera explosión. No obstante, esta acción deja a Sandra Xiomara al descubierto y recibe disparos que le causan la muerte. Gámez, desesperado por el fallecimiento de su amada, opta por encerrarse en un cuarto, donde pocos minutos después muere. Algunos funcionarios manifestaron que había sido abatido, en tanto que otros hablan de suicidio, versión esta última de mayor fuerza. Las balas destrozaron la casa del barrio Santa Cecilia, donde ocurrió este incidente.

Homicidio por imitación

El Dr. Jesús Alberto Berro integró el equipo policial que investigó el hecho y considera que lo ocurrido forma parte de un patrón que está claramente definido como “Síndrome de Homicidio por Intención”. Este caso, considerado como “de película”, fue inspirado por un film del actor estadounidense Richard Gere y planificado con una gran cantidad de ingredientes que se pueden observar en la referida producción cinematográfica.

En ella, el protagonista regala un corazoncito y la chica, su pareja, sostiene un enfrentamiento con las autoridades. En la vida real ocurre lo mismo. Gámez Montilva regaló a su novia un collar con un pequeño corazón que ella portaba al momento de ocurrir su muerte. En la película, el hombre secuestra a conductores de vehículos para que lo movilizaran y les pedía que colocaran música. Eso también lo hizo el Patón durante su periplo por diversos sectores de la ciudad.

El abogado y criminólogo Berro dice que no es el primer caso en que una investigación policial lleva a establecer la influencia de historias de ficción y que en este suceso en particular existieron demasiados puntos de coincidencia para relacionarlo con la película, que en esos momentos se encontraba en cartelera en nuestra ciudad.

Al ser preguntado sobre lo que se consideró como un uso excesivo de fuerza, dada la cantidad de personal movilizado, dijo que “esto se hizo con base en una serie de factores prioritarios. Debemos recordar que estas personas venían de asesinar a dos efectivos de la Guardia Nacional y portaban un arma de guerra de alto poder ofensivo, como lo es el fusil de asalto que quitaron a uno de los militares. Sostuvieron enfrentamientos armados y al momento de ingresar a la vivienda en el barrio Santa Cecilia, ocurre una situación que pone en peligro la vida de personas, incluyendo niños, pues los ocupantes de la casa fueron tomados como rehenes. La intención era detener a los dos jóvenes, pero no fue posible, ya que asumieron una conducta de resistencia a la autoridad, violenta, agresiva y peligrosa”, acotó otro funcionario.

También considera Berro que el caso dejó al descubierto fallas en el traslado y custodia de detenidos y el manejo no adecuado de una situación delicada, lo cual facilitó la acción delictiva. “Se aprendió de ello y las medidas de seguridad fueron modificadas y mejoradas”, comentó finalmente el conocido profesional del Derecho.

Armando Hernández

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