Reportajes y Especiales
Una orquesta norcoreana ofrece un histórico recital en Corea del Sur entre protestas
8 de febrero de 2018
La orquesta norcoreana Samjiyon ofreció hoy, víspera de la inauguración de los Juegos de PyeongChang, un histórico primer concierto en Corea del Sur marcado por un fuerte dispositivo de seguridad y nuevas protestas en contra del régimen.
Liderada por Hyon Song-wol, supuesta expareja del líder norcoreano, la orquesta interpretó clásicos de la música coreana como el tema «Arigang» ante el millar de espectadores que presenció su actuación en el Arts Center de la ciudad de Gangneung, una de las sedes de los Juegos.
El conjunto, cuyo nombre viene del condado norcoreano a las faldas del monte Paektu (lugar sagrado en la particular iconografía del régimen), integra a 140 músicos procedentes de conocidas bandas norcoreanas como Chongbong o Moranbong, que también lidera Hyon.
Horas antes de que la orquesta llegara al auditorio, más de un millar de agentes de policía estaban ya desplegados a su alrededor.
A unos 200 metros del recinto, y acordonados por un rígido cinturón policial, un centenar de manifestantes conservadores celebraron una estruendosa protesta como las que estos días se han repetido en distintos puntos de Corea del Sur, espoleados hoy por el paréntesis en la ola de frío que azotó la península el último mes.
La concentración estuvo marcada por los rifirrafes con los agentes, las «taegukgi» (la bandera surcoreana), las enseñas de EEUU, los carteles pidiendo que Washington realice bombardeos preventivos sobre Corea del Norte, o los insultos por megafonía al líder norcoreano, Kim Jong-un, y al presidente sureño, Moon Jae-in.
A la visita de la orquesta se ha sumado el envío a PyeongChang desde el Norte de un equipo de exhibición de taekwondo o de 229 animadoras, consideradas el paradigma de lo que el régimen entiende por «soft power», y que, en conjunto, están logrado copar toda la atención mediática por encima de la competición deportiva.
«Estoy harto de que esto se haya convertido en los «Juegos Olímpicos de Pyongyang» y muy enfadado con la visita de esta orquesta», contó a Efe Won Sun-kyu, uno de los manifestantes.
Él y sus compañeros de filas rechazan la presencia de atletas y artistas norcoreanos en PyeongChang, acordada por ambas Coreas en enero, porque consideran que el régimen, con la excusa del deshielo olímpico, está aprovechando la cita para hacer propaganda sin haber hecho además ninguna concesión a cuenta de su programa nuclear.
Al otro lado de la avenida, Lee Jong-gol, que reside en un municipio cercano a Gangneung, opina exactamente lo contrario mientras hace cola para entrar al Arts Center.
Como la mayoría de los 560 afortunados que lograron una entrada para ver el concierto a través de una lotería en la que participaron más de 39.000 personas, responde muy presuroso cuando se le pregunta, sabedor de que el polémico recital de Samjiyon despierta opiniones muy enfrentadas en Corea del Sur.
«Esto muy contento por la suerte que he tenido y simplemente diré que me parece una buena idea la iniciativa (para lograr un acercamiento con el Norte) del presidente norcoreano Moon Jae-in», explica.
Aparte de que ambos países, que técnicamente aún siguen en guerra desde hace más de 65 años, realizarán mañana su primer desfile olímpico en doce años, a la ceremonia acudirá una delegación norcoreana encabezada por el presidente honorífico del país, Kim Yong-nam, y Kim Yo-jong, la hermana del líder norcoreano.
La visita de Yo-jong supondrá la primera de un miembro de la dinastía Kim a Corea del Sur y el encuentro que el presidente surcoreano mantendrá con la representación de Pyongyang el sábado será la reunión intercoreana de más alto nivel jamás celebrada en el Sur.
Seúl cree que la participación norcoreana en PyeongChang puede ayudar a rebajar la tensión y facilitar un acercamiento entre el régimen y Washington, que ha enviado al vicepresidente Mike Pence, el cual coincidirá en el estadio olímpico durante la inauguración con Kim Yong-nam y Kim Yo-jong.
Ante la histórica cita que se avecina mañana en el pequeño pueblo de Daegwallyeong, donde se encuentra el estadio Olímpico, el dispositivo de seguridad que se prepara amenaza con paralizar la zona, ya que se están programado cierres de accesos por carretera a la localidad desde varias horas antes de la ceremonia. EFE