Reportajes y Especiales
Vuelto en dólares: Un problema que afecta a los venezolanos y muestra el desorden monetario
8 de diciembre de 2020
Un prolongado desorden en las políticas monetaria, fiscal y cambiaria dieron al traste con la estabilidad del bolívar, cuyo valor de compra se fue erosionando en el tiempo ante el avance de la inflación.
Hacer compras en efectivo se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para los habitantes de Venezuela, país que en 1956 tenía la moneda más fuerte del mundo —por encima del dólar estadounidense— y que en 2020 apenas sirve para dar el vuelto de la divisa que lo secundaba 64 años atrás.
Un prolongado desorden en las políticas monetaria, fiscal y cambiaria dieron al traste con la estabilidad del bolívar, cuyo valor de compra se fue erosionando en el tiempo ante el avance de la inflación, conduciendo a que –entre 2008 y 2018– las autoridades eliminaran ocho ceros a la moneda de curso legal en el país.
Así, el bolívar perdió la cualidad de dinero y empezó a ser reemplazado en la vida diaria de los venezolanos por otras monedas como el dólar estadounidense, el peso colombiano y en menor cuantía, el euro.
“Se puede concluir que el bolívar no es dinero, dejó de serlo. No se utiliza como reserva de valor, y escasamente se usa como unidad de cuenta y como medio de intercambio. Yo me atrevería a bautizarlo como una moneda auxiliar, que funciona para resolver los problemas que está causando la escasez de liquidez en dólares”, dice Oscar Torrealba, miembro del comité académico de Cedice Libertad, en conversación con El Diario.
Comerciantes y consumidores afectados
El billete de mayor circulación en la economía venezolana, el de 50.000 bolívares, equivale a 0,048 dólares al tipo de cambio del Banco Central de Venezuela de Bs. 1.029.051, vigente el 4 de diciembre de 2020.
Actualmente, el valor de esa especie monetaria paga un pasaje en transporte público (recorrido más corto), pero incluso, la escasez del papel moneda dificulta a los usuarios del servicio hacer la transacción en bolívares.
De esta situación se aprovechan los conductores de las unidades de transporte. “Conscientes de que los dólares circulan libremente, abusan en el cobro del pasaje”, dice Marielba Salas, quien ha presenciado situaciones incómodas porque “los choferes devuelven los bolívares que les provoca y no lo que corresponde cuando los pasajeros pagan con un dólar”.
La economía se ha ido dolarizando de manera informal y a esa realidad se han ido ajustando todos los actores de la sociedad, de una u otra forma. Pero el hecho de que sea una dolarización promovida desde la ciudadanía y no desde el gobierno, deja espacios que no pueden ser cubiertos eficientemente.
Los comercios trabajan con precios en dólares, pero no cuentan con las distintas denominaciones de la moneda que manda en la economía venezolana. En la práctica, esto se traduce en un inconveniente tanto para los comerciantes como para los consumidores.
No es sencillo contar con sencillo
No hay cantidades suficientes de billetes verdes de baja denominación para dar el vuelto (en menudo), por lo que ese diferencial se compensa con un producto o una transacción electrónica en bolívares. En una tienda de repuestos en Quinta Crespo, en el centro caraqueño, Estela González entrega ambientadores para automóviles cuando la diferencia a devolver por el pago en divisas, es estrecha.
No es sencillo contar con sencillo
No hay cantidades suficientes de billetes verdes de baja denominación para dar el vuelto (en menudo), por lo que ese diferencial se compensa con un producto o una transacción electrónica en bolívares. En una tienda de repuestos en Quinta Crespo, en el centro caraqueño, Estela González entrega ambientadores para automóviles cuando la diferencia a devolver por el pago en divisas, es estrecha.
Vía ELDiario