El reto de la Organización Mundial de la Salud es eliminar la hepatitis para el año 2030, aplicando la vacuna y otros tipos de tratamientos. No obstante, el número de casos y la mortalidad siguen en aumento.
“Ahora es la segunda enfermedad infecciosa más mortal, junto con la tuberculosis y solo detrás del covid-19” según la OMS.
Argumentan las autoridades de salud a nivel mundial que este incremento está asociado a conductas de riesgo como las personas que tienen conducta sexual de alto riesgo, múltiples parejas y enfermedades de transmisión sexual.
A esto debe sumarse las personas que inhalan cocaína con equipos compartidos, las que comparten cepillos de dientes, hojillas de afeitar y otros artículos personales.
Pensar en bajar el número de casos, incluso eliminar la hepatitis viral, implica estar claros en que se debe mejorar las vidas de los más de 300 millones de personas que viven con esta patología.
Datos recientes muestran que el número estimado de muertes por hepatitis víricas aumentó de 1.1 millones en 2019 a 1.3 millones en 2022, preocupa que en el mundo mueren 3.500 personas día a día por hepatitis B y C, cifras manejadas por la OMS.
Bangladesh, China, Etiopía, la Federación de Rusia, Filipinas, India, Indonesia, Nigeria y Pakistán concentran casi dos tercios de la carga mundial de hepatitis B y C.
El médico infectólogo Javier Roa recomienda para mantener la salud del hígado, someterse a pruebas de detección de las hepatitis y a tratamiento cuando se diagnostique una de estas infecciones; además, vacunarse contra la hepatitis B, reducir el consumo de alcohol, mantener un peso saludable, controlar la diabetes y la hipertensión. (Nancy Porras)