Cada 20 segundos, lentas ondas de líquido limpian nuestro cerebro dormido.
Estudios anteriores habían mostrado que el líquido cefalorraquídeo (LCR) -que se encuentra naturalmente en el cerebro y la médula espinal- puede eliminar los desechos tóxicos en nuestro cerebro y que esa limpieza mejora enormemente durante el sueño.
Sin embargo, hasta ahora no sabían cómo ocurría este proceso de limpieza del cerebro.
Pero una nueva investigación, publicada este jueves en la revista Science, arroja un poco de luz.
El estudio fue conducido por un equipo de científicos de la Universidad de Boston, liderado por la neurocientífica Laura Lewis.
Los científicos monitorearon el sueño de 13 personas para investigar cómo cambia el flujo de LCR durante el sueño y cómo esto se relaciona con las alteraciones en el flujo sanguíneo cerebral.
En su monitoreo, los científicos registraron poderosas ondas -a las que compararon con tsunamis- de LCR cada 20 segundos en los cerebros de las 13 personas dormidas.
“Hemos descubierto que hay ondas realmente grandes de LCR que aparecen en el cerebro solo durante el sueño”, dijo Lewis.
En la etapa profunda del sueño
Los participantes en el estudio tenían gorras de electroencefalograma para que los investigadores pudieran ver las corrientes eléctricas que fluían por sus cerebros, y que indicaban en qué etapa del sueño estaba la persona.
Mientras tanto, una máquina de resonancia magnética medía los niveles de oxígeno en la sangre de sus cerebros y mostraba la cantidad de líquido cefalorraquídeo que entraba y salía del cerebro.
Lo que el equipo halló es que durante la fase no REM del sueño profundo -conocida como sueño de ondas lentas-, grandes y lentas ondas de líquido cefalorraquídeo lavan el cerebro.
Se sabe que esta fase del sueño es importante para formar y retener recuerdos.
Pero, ¿por qué ocurre esto?
Durante el sueño no REM, las neuronas “se callan” y eso implica que no necesitan tanto oxígeno. A su vez, esto provoca que fluya menos sangre al cerebro.
Cuando se reduce el volumen de sangre en el cerebro, el LCR fluye para llenar ese espacio.
Muchas afecciones que conducen a la pérdida de células cerebrales, como el alzhéimer o la enfermedad de Parkinson, se caracterizan por la acumulación de proteínas dañadas en el cerebro.
Se espera que este hallazgo pueda aumentar el conocimiento sobre estas enfermedades.
“Estamos interesados en lo que significa para mantener la salud del cerebro, especialmente en trastornos como el mal de Alzheimer”, agregó Lewis.
BBC Mundo