Es cierto que la soledad es mala para la salud; de hecho algunas investigaciones, han demostrado que puede aumentar tu riesgo de muerte temprana hasta en un 26% pero una vez fue también parte de lo que mantuvo a los humanos vivos. Al igual que el dolor, que indica que debemos atender y arreglar lo que nos está afectando, la soledad puede ser una fuerza motivadora, que nos lleva a buscar compañerismo. Y porque los seres humanos son animales sociales destinados a vivir en grupos, una emoción que empujara a las personas a interactuar entre sí habría aumentado las posibilidades de supervivencia de nuestros antepasados.
Pero la soledad también puede tener un lado más feo, socavando nuestra empatía y haciéndonos más egoístas. Por lo menos, ese es el argumento de un estudio publicado recientemente en la revista Personalidad y Psicología Social: Dirigido por John Cacioppo, un investigador de la Universidad de Chicago, los autores del estudio argumentaron que el sentirse solo, además de empujarnos a buscar conexiones sociales, también puede llevarnos a un mayor estado de conciencia. Si nuestros antepasados eran excluidos de un grupo, estaban en peligro inmediato, provocando al cuerpo para ponerse en modo de auto-preservación, con efectos biológicos como el aumento del flujo sanguíneo a los músculos, cortisol superior y un sueño más ligero. Cognitivamente, ese mismo instinto puede significar que priorizamos a nosotros mismos sobre otros a un grado más alto.
Los resultados del estudio, apoyan la idea de que la soledad es más que un estado negativo que nos empuja a buscar relaciones; también promueve una mentalidad de auto-preservación.
La relación también estaba presente en la dirección opuesta, con el egocentrismo que predice un pequeño aumento en la soledad. Esto parece lógico; la gente egoísta puede ser bastante desagradable.
Los autores del estudio sugieren que la soledad está destinada a ser una emoción aguda -una que nos empuja a reconectarnos de inmediato con otros- pero que a menudo se experimenta crónicamente en su lugar.
La clave para superar la soledad puede estar en «volver a entrenar cómo pensamos acercarnos a otras personas», explicó Cacioppo. La soledad crónica no es un problema con las habilidades sociales o la personalidad, para romper el lazo de retroalimentación de la soledad y el egocentrismo, hay que ajustar conscientemente nuestra mentalidad a algo más positivo, comenzando con una conciencia de lo que está trabajando en contra.