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Sucesos
A casi tres años continúa siendo un misterio desaparición del mototaxista Wilmer Torres
4 de febrero de 2018
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El próximo 26 de junio se cumplirán tres años de la desaparición del joven mototaxista Wilmer Alberto Torres Chávez, ahora de 26 años de edad, de quien se perdió toda pista el día que, junto con la adolescente Mairleyda Ortiz , de 17, a quien le hacía una “carrera”, emprendió viaje hasta la población de Coloncito, en el municipio Panamericano,
La desaparición de ambos, a esta fecha (2 años y 8 meses), sigue siendo un verdadero misterio, en función de que transcurrido todo este tiempo ningún organismo policial o militar, que se supone investiga el caso, ha dado alguna respuesta concreta y veraz sobre qué le pasó a la pareja y dónde está, ya sea viva o muerta.
Solo una pista bastante desesperanzadora se asomó varios meses después de la desaparición, cuando el Gaes-Táchira capturó a un hombre, apodado el Morado, que bajo engaño puso en contacto a Wilmer con Mairleyda, y este reveló que al llegar a Panamericano, los dos jóvenes habían sido secuestrados por presuntos paramilitares, pero aseguró que desconocía qué habían hecho con ellos.
Pese a esta información tan importante, pareciera que las indagaciones se enfriaron y el tema se olvidó, como si estuviera en el limbo.
El 26 de junio de 2015, Chávez Torres, poco después de las 7 de la mañana, previo acuerdo con el mencionado intermediario -el Morado-, acudió al terminal de pasajeros de La Concordia para recoger a la que sería su cliente y a quien llevaría hasta Coloncito, en su moto Empire Owen, roja, 2010, placas AB9E09V, la cual estaba afiliada a una línea de mototaxis Barrancas.
Se cree que los jóvenes no se conocían, que se vieron por primera vez esa mañana. Que el propósito del viaje de la muchacha a la zona norte obedecía a cobrar un dinero, que a su novio (en ese momento preso en el CPO) supuestamente le adeudaba alguien en Coloncito.
Un allegado a Wilmer recuerda haberlo visto esa mañana, un poco más tarde, cuando se desplazaba por Caneyes, en dirección a la zona norte, con una chica como “parrillera”, con características similares a la de la adolescente en cuestión, lo que implica que efectivamente los dos viajaron a la zona norte.
Pasado el tiempo, los familiares de ambos denunciaron su desaparición, de manera individual, por cuanto desconocían que pudieran estar juntos, pero una vez se estableció que ambos eran víctimas del mismo hecho, las dudas y la incertidumbre hicieron mella entre los parientes, que incluso se vieron en la necesidad de contactarse e intercambiar información, en busca de respuestas, que no encontraron de momento.
La otra información que habría dado el Morado, en relación a los dos jóvenes, era que la adolescente en realidad iba con la intención de concretar el cobro de una extorsión a un comerciante de Coloncito, a juicio de la familia de ella, manipulada y engañada por el novio, que desde la prisión había amenazado de muerte a la víctima extorsionada.
Lo que se presume, a casi tres años del escalofriante suceso, es que el mencionado comerciante alertó a un grupo de “paracos” de la zona (a los que los comerciantes les pagan para que les presten seguridad), de que ese 26 de junio de 2015 alguien iría por el pago de la extorsión, que vía telefónica le habían estado haciendo, y que al llegar los dos jóvenes al lugar de la entrega del dinero, los delincuentes irregulares los interceptaron, sometieron y posiblemente los asesinaron.
Esta es una suposición válida para las autoridades, a las que se les ha consultado el caso, pero de ninguna manera merman el dolor y la angustia de los parientes, que día a día esperan por una noticia positiva sobre el paradero de ambos.
Lo ideal sería profundizar el interrogatorio al Morado o en su defecto, identificar al novio preso de la chica, investigar quién era el comerciante al que estaba extorsionando y que se supone ese día le pagaría el dinero, para que sea este, la víctima de la extorsión, la que revele en manos de quiénes están; en lugar de acudir a las autoridades, prefirió dejar el problema que se le estaba presentando en ese momento, y solo así, finalmente, establecer qué hicieron con Wilmer y Mairleyda.
(Miriam Bustos)
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