Siete personas salieron el sábado 24 de septiembre a ayudar en la búsqueda de las personas desaparecidas. Cinco lugareños y dos familiares. Los pobladores estaban conmovidos ante la angustia de los amigos y seres queridos de los que habían regresado
Bleima Márquez
El desespero de las familias y amigos de las diez personas reportadas como desaparecidas desde la tarde del viernes 23 de septiembre, arrastradas por el cauce de la quebrada La Molina, fue el detonante para que un grupo de vecinos del sector Potrero de Las Casas, municipio Lobatera, decidiera unirse a la búsqueda.
En total salieron cinco muchachos de la comunidad y dos familiares de los desaparecidos. Los lugareños se conmovieron al ver la tragedia, el sufrimiento y la angustia de no saber dónde estaban los seres queridos de estas personas que, lamentablemente habían sido atrapados por la furia del agua que creció súbitamente a causa de las precipitaciones en la cabecera de las montañas.
Familiares y compañeros de los desaparecidos, 4 hombres, seis mujeres, de ellas tres son adolescentes, que participaban en una actividad religiosa denominada Segundo Campamento de la Federación de Jóvenes Metodistas de Venezuela del CIEMVE (Concilio de Iglesias Evangélicas Metodistas de Venezuela) que se desarrollaría del 22 al 25 en una posada de la aldea, vía Casa del Padre, pensaban ir solos a buscar a sus seres queridos.
Los lugareños la describieron como una zona difícil por ser rocosa, de piedra y quebrada, y el afluente hídrico tiene características similares. Para descender es bastante complicado, pero la angustia de los familiares y la intención de partir solos sin tener idea de las condiciones del área, hizo conmover a los cinco habitantes de esa localidad.
Ellos sintieron que no debían dejarlos solos, que era muy riesgoso por las características del terreno. Pensaron que cualquier cosa les podría pasar y la tragedia sería más grande. Llenos de esperanzas salieron. Creían que, tal vez, podrían estar resguardados en alguna especie de cueva y que los encontrarían con algunas heridas, pero con vida.
Tal vez el afán, los nervios y el dolor, los hizo pensar que cada minuto contaba como probabilidad positiva, por eso, el sábado tomaron la determinación de no esperar. Salieron adelante porque insistían en revisar cada rincón.
La búsqueda inició realmente el viernes, cuando el grupo de rescate de Protección Civil, Policía Nacional Bolivariana (PNB), Policía del Estado, Guardia Nacional, entre otros, emprendieron el dispositivo y se desplegaron en la zona. Ardua jornada que aún no ha culminado, porque al caer la noche de este domingo 25 de septiembre faltaba aún encontrar a dos desaparecidos.
Comienza la tragedia
El primer cuerpo sin vida fue localizado el sábado en la mañana, por funcionarios de Protección Civil y de los cuerpos de seguridad encargados de la búsqueda.
La comisión regresó y fue allí cuando el dolor y el desasosiego se mezclaron. Entonces las siete personas salieron, cinco lugareños y dos familiares. Eran como las diez de la mañana aproximadamente.
Tomaron camino, comenzaron a bajar por toda la quebrada La Molina parte alta, ubicada en Potrero de Las Casas, algunos habitantes del pueblo le dicen Los Pozos. Como a 400 metros encontraron el primer cuerpo. Una muchacha. Estaba bastante golpeada. Solo tenía los zapatos, nada más.
Ahora el problema era ver cómo sacar el cuerpo, porque la topografía de ese sitio es muy complicada, similar a paredes de 10 a 15 metros de altura para subir el cadáver. Entonces comenzaron a idear la manera de sacarla. Cuando bajaron encontraron el otro cuerpo, a unos 50 metros del primero. Era de otra muchacha.
“Yo iba con la esperanza de encontrar algunos muchachos resguardados en cuevas. De repente heridos con traumas, golpeados, pero encontrarlos vivos porque es una quebrada que tiene muchas cuevas, piedras grandes”, dijo Pedro Pérez (nombre ficticio por solicitud del poblador) con impotencia.
Contaron que un grupo de 10 personas de los que lograron sobrevivir se salvaron gracias a una cueva formada por piedras grandes. Al parecer el agua les pasó por encima. Se resguardaron. A quienes desafortunadamente los agarró el agua, no tuvieron oportunidad.
Era una tarde soleada
Según habitantes de Potrero de Las Casas, la quebrada La Molina no es un recurso hídrico que registre crecidas súbitas como la del pasado viernes. Sin embargo, relatan que hace como 30 años se llevó a algunas personas de esa población.
Ese día, el viernes pasado, estaba soleado. No había llovido en ese lugar, pero no se percataron que en la cabecera de las montañas, donde nacen los ríos y quebradas sí se produjeron fuertes precipitaciones y que el agua desciende. No tenían por qué saberlo.
Aquí estaba haciendo sol, pero en la parte alta, como Cabuco, Casa del Padre, parte alta, sí llovía. Cuando llueve por allá, la quebrada recoge toda esa agua. No se percataron y bajó de repente toda la crecida y bueno, lamentablemente pasó esto. Es toda una tragedia