Sucesos
Asesino de la tachirense Lisbeth Araque aseguró que tenían una relación amorosa
26 de septiembre de 2020
Hace aproximadamente un año, Rubén Darío Guzmán, un reciclador de Engativá, conoció a la tachirense Lizbeth Araque Maldonado, una joven de 21 años que vendía tintos (café) en algunos barrios de esa localidad de Bogotá, Colombia, y que tenía una pequeña hija que siempre la acompañaba.
El hombre coincidió con ella un par de veces en sus recorridos por las calles de esta zona y entablaron una amistad que, según les contó Rubén a las autoridades, evolucionó a una relación sentimental.
Aseguró que él la contrataba los lunes, martes y jueves, para que lo ayudara a clasificar el material de reciclaje, y le pagaba entre 30 y 40 mil pesos. También, en ocasiones –aseguró-, le permitía que se llevara algunas cosas que podría usar en su casa. No obstante, todo esto cambió el 18 de agosto pasado.
Días antes, Rubén había ido por primera vez a la casa de Lisbeth, ubicada en Suba La Toscana, para llevarle un comedor que le iba a regalar. Allí se dio cuenta de que ella no era soltera, que estaba casada. El hombre se fue del lugar sin decir nada, según se informó en los medios colombianos.
El día que desapareció
El martes 18 de agosto, la mujer y su hija volvieron a donde Rubén. Él le reclamó por qué no le había dicho nada de su esposo y ella supuestamente le respondió que, si no le parecía, con gusto se iba, según reveló el propio homicida, quien en audiencia ante un juez de Control de Garantías reconoció que, tras la respuesta de la muchacha, su reacción fue dispararle con un arma de fuego. Y luego desapareció el cuerpo.
A los pocos días, la familia de la joven interpuso una denuncia por la desaparición de Lisbeth. Su hija fue hallada el mismo día, cerca de su casa. De inmediato, los investigadores de la Policía Metropolitana de Bogotá empezaron a indagar.
El esposo les contó a los detectives que ese día su pareja había ido hasta la residencia de Rubén, así que lo primero que hicieron fue ir a buscarlo. Él les dijo que Lisbeth nunca había llegado, que no sabía nada de ella.
“Nos devolvemos a Suba, al último punto en que se vio, y buscamos en cámaras de seguridad. Se identifica un taxi que tomó la víctima”, narró uno de los investigadores de este caso.
El taxista hizo el recorrido con los uniformados y llegó a la residencia de Rubén. Allí lo increpó, le dijo que sí había llevado a Lisbeth a su casa y que él le había pagado la carrera con dos billetes de 5 mil pesos.
Una vez la asesinó, Rubén llevó su cuerpo al barrio Garcés Navas, a una media hora a pie de su vivienda. En ese punto decidió arrojar a la mujer en una alcantarilla ubicada en la carrera 104 con calle 65 C.
Luego tomó a la niña, la metió a un coche, se la llevó al barrio La Toscana y la abandonó cerca de la casa a la que días atrás había ido a llevar el comedor. Los uniformados hicieron el seguimiento de cámaras de seguridad de La Toscana y lograron identificar al criminal, llevando a la bebé cerca de su casa.
(INTERTITULO)
Familia pide justicia
Bibiana Araque, hermana de la joven, contó que llegaron al país hace tres años y que ahora está luchando para que haya justicia y le entreguen el cuerpo, que fue hallado por las autoridades el pasado 8 de septiembre.
“Aparte de la bebé, dejó un niño de 5 años en Venezuela. No era justo que muriera como murió. Lo que pedimos es que se haga justicia. Nadie merece morir de esa manera, y ella era una mujer de su casa, dedicada a su hogar, a su esposo. Todos estamos orgullosos de la mujer que ella fue”, manifestó Bibiana a diario El Tiempo.
Uno de los policías que investigaron este hecho manifestó que dos familias se han acercado a denunciar a este hombre. Lo acusan del homicidio de una menor de 14 años en el 2010 y del asesinato de otra en el 2009.
En la audiencia, en la que reconoció el asesinato de Lisbeth, Rubén negó haber participado en los otros hechos en que lo involucran. Finalmente este hombre, que ya está tras las rejas, tendrá que responder por el delito de desaparición forzada.