La muerte sorprendió el pasado domingo, 11 de julio, a Miguel Ángel Rangel Ocariz, de 53 años, en el puente internacional Simón Bolívar, justo en la mitad del tramo, del lado colombiano.

Rangel era «carruchero» y, desde hace seis años, había migrado desde Yaracuy, donde residía, hasta el corregimiento de La Parada, en Colombia, donde se desempeñó como «trochero» y «carruchero».

Ese día, en horas de la tarde, el ciudadano consiguió un cliente, que iba a cruzar a Venezuela por el puente y necesitaba a alguien que le ayudara a pasar las maletas. Durante la espera para atravesar a Venezuela, su humanidad se desplomó y falleció al instante, de un infarto, señaló su hermana, quien prefirió no ser identificada.

«A mí me avisaron y llegué a eso de las 5:30 p.m. al puente», donde yacía sobre el asfalto, sin vida. «Yo soy enfermera, aunque no ejerzo mi profesión acá en Colombia. Le di los primeros auxilios, pero ya estaba sin vida», lamentó.

La dama, quien vivía con Rangel en La Parada, agradeció al dueño del hotel, donde también laboraba, a sus amigos “trocheros”, a la alcaldía de Villa del Rosario, a la Funeraria Monsalve y a la doctora Luz Estela Dávila, por ayuda prestada para el funeral.

El quincuagenario, aunque vivió por muchos años en Yaracuy y luego en Colombia, nació en San Cristóbal, en el estado Táchira. «Dejó a dos hijas y un hijo, y a su pareja, quienes no han podido viajar, pues es semana radical», resaltó la pariente.

A Rangel Ocariz se le dio cristiana sepultura este lunes, en horas de la tarde, en el cementerio de Villa del Rosario.

Jonathan Maldonado