Los cadáveres de la líder social Dorancelys del Valle Tocuyo Martínez, de 30 años, y de su amiga, la tachirense Martha Liliana Aristizábal, de 37 años, acribilladas a balazos, fueron localizados en la parte posterior de una vivienda abandonada, entre el sector La Iguana y El Choco

A casi dos meses del homicidio de dos mujeres en el estado Bolívar, una de ellas tachirense, amigos y familiares exigen justicia, pues no les han dado respuesta aún de los responsables.

Para ellos, el hecho perpetrado el 1° de junio en El Callao, al sur del estado Bolívar, se ha convertido en un “cangrejo”. Los cadáveres de la líder social Dorancelys del Valle Tocuyo Martínez, de 30 años, y de su amiga, la tachirense Martha Liliana Aristizábal, de 37 años, acribilladas a balazos, fueron localizados en la parte posterior de una vivienda abandonada, entre el sector La Iguana y El Choco.

El doble crimen consternó al país, en razón de que Dorancelys, apenas unos días antes, públicamente, había cuestionado y acusado de corrupción al alcalde de El Callao. El caso no ha sido esclarecido, pese a que el fiscal general de la República, Tarek William Saab, designó al fiscal 5° del Ministerio Público para que dirigiera las investigaciones.

Después de la presión que hubo a través de las redes sociales, para resolver el caso, Saab, a través de su cuenta de Twitter, informó que un testigo identificó a dos de los delincuentes del Grupo Estructurado de Delincuencia Organizada de El Perú.

Dijo que eran apodados el Cola Cola y 19, pero no descartaba que detrás del doble crimen existiera un autor material.

También aseguró que entrevistaron a siete testigos. Hicieron una necropsia a los cuerpos de las féminas; mientras que en el lugar del crimen encontraron nueve conchas percutidas, calibre 9 milímetros. Además hicieron dos inspecciones técnicas en el lugar del siniestro, experticia de planimetría y trayectoria balísticas. Pero el caso parece estar engavetado.

En cuanto a la tachirense asesinada, se dijo que era de La Palmita, municipio Panamericano. Martha Liliana tenía más de 5 años de haberse ido del Táchira, y tres que no había regresado a su tierra. Primero se mudó a Caracas, luego a Margarita y finalmente a la zona minera del estado Bolívar, a El Callao. Allí trabajaba como comerciante.   

Dejó dos hijas mayores de edad, una de las cuales se encontraba con ella en Bolívar. Allegados dijeron que Martha era trabajadora, honesta y emprendedora, por lo que la noticia sobre su muerte aún impacta a sus seres queridos. (MB)