Sucesos

Femicidio rompió la tranquila cuarentena en Michelena

18 de mayo de 2020

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La investigación desarrollada por los detectives de la División Contra Homicidios – Táchira llevó al esclarecimiento, en corto tiempo, del crimen cometido en perjuicio de la ciudadana Martiza Elena Cáceres Ramírez de Barajas, venezolana de 39 años de edad, quien supuestamente fue abusada y golpeada por un vecino, con quien se encontraba ingiriendo licor, en el sector Los Clemones, en Michelena


Armando Hernández

En la población de Michelena aún se habla del femicidio que la pasada semana fue cometido en la persona de Martiza Elena Cáceres de Bajaras (39), supuestamente abusada sexualmente y asesinada a golpes por un vecino, con quien estaba ingiriendo licor en una vivienda ubicada en el sector Los Clemones, hasta donde llegaron los detectives del Cicpc para detener al presunto autor del crimen, un viejo radiotécnico conocido en el pueblo y que por todos los medios intentó evadir la acción policial, primero negando suparticipación en el hecho y luego intentando confundir a los investigadores.

Aún los vecinos no se sobreponen del impacto que el terrible hecho ha causado en la población, conformada por gente honesta y trabajadora, que en horas de la mañana del miércolesseis de mayo supieron con consternación sobre la localización del cadáver de una mujer, en la vía pública, con evidentes señales de ultraje y lesiones, al parecer producto de golpes.

Misteriosa desaparición

La historia de este trágico suceso se inició el domingo 3 del mes en curso, cuando la mujer salió de su residencia en el sector La Quebradita, zona de Los Clemones, municipio Michelena, sin dar mayores explicaciones. Tan solo comentó a su esposo que iba a tomar licor, sin especificar el sitio ni con quién pensaba hacerlo. Al día siguiente se prendieron las alarmas, debido a que Martiza Elena no regresó, lo que hizo que su familia saliera a buscarla, sin resultado alguno. El martes se repitió la búsqueda, ya con mayor preocupación, por cuanto habían transcurrido más de 48 horas sin saber nada sobre su paradero.

Fue la mañana del miércoles 6 cuando se descubre el crimen. El cadáver de una mujer fue localizado por vecinos en una de las aceras del sector Los Clemones, a unos  cincuenta metrosde la estación de servicio. La situación fue notificada en primera instancia a funcionarios de la policía del estado Táchira, que acudieron a verificar y terminaron por tomar la zona bajo custodia en preservación de evidencia. Los agentes de la policía uniformada mantuvieron estricto control del lugar, hasta que arribaron los detectives de la División Contra Homicidios del Cicpc Táchira, a quienes entregaron la “escena del crimen” para las investigaciones, en lo que fue considerado de inmediato como un caso de femicidio.

Se  determinó, por reconocimiento directo de familiares, que la víctima era Martiza Elena Cáceres Ramírez de Barajas, venezolana de 39 años de edad, de oficios del hogar, nacida el 27 de mayo de 1980, portadora de la cédula de  identidad No. 14.903.344 y vecina del sector, cuya desaparición había ocurrido el domingo 6 de mayo.

Los detectives procedieron al levantamiento del cadáver, que fue llevado a la morgue del Hospital Central, donde se determina que había sido abusada sexualmente y golpeada, hasta causarle la muerte.

Vecino sospechoso

El comisario general Wilmer Uribe Guerrero, director del Cicpc  en el estado Táchira, asume de inmediato la dirección de las investigaciones, que son asignadas a un destacado equipo de la División Contra Homicidios. El equipo  también es integrado, entre otros funcionarios, por el comisario  Daniel Méndez, jefe de la delegación municipal San Cristóbal, y el inspector Denny Abreu,  jefe del eje de Investigaciones Contra Homicidios, que se apersonan en el lugar de los hechos para iniciarlas pesquisas.

Un hecho significativo llevó a los detectives a centrar las investigaciones en esa misma zona, partiendo de la premisa que la localización del cadáver era indicativo de que la víctima nunca dejó el sector, de manera que las investigaciones de campo y labores de inteligencia fueron incrementadas para tratar de reconstruir los últimos pasos de Martiza de Barajas, a partir desde el mismo momento en que salió de su casa a tomar licor.

El sitio donde fue encontrado el cadáver, pasadas las siete de la mañana, también fue revelador, pues algunos vecinos manifestaron haber pasado horas antes por el lugar sin observar nada anormal. Mientras unos funcionarios hacían el levantamiento, otros procedíanal trabajo de planimetría  y se ocupaban de buscar detalles, señales de violencia y hasta signos de arrastre. En ese último aspecto se estableció conexión con un rancho ubicado en una loma, cerca de donde encontraron el cuerpo, de manera que fueron al lugary descubrieron que estaba habitado por un hombre de 57 años de edad, de ocupación radiotécnico, que se mostró nervioso, inquieto y desconfiado, lo cual despertó las sospechas delos investigadores.

Inicialmente el hombre negó conocer a la víctima y tener amistad con ella. Luego se estableció que eso no era verdad.  Vecinos manifestaron que en horas de la madrugada del lunes habían escuchado gritos de mujer, clamando por auxilio, y que al parecer procedían de la casa del radiotécnico, identificado como  L. E. Martínez Muñoz, venezolano, 57 años de edad, ubicada a unos 20 metros de donde fue encontrado el cadáver. El sospechoso, ante la presencia policial, asumió un comportamiento defensivo, insistiendo en negar todo tipo de vinculación con la víctima y el crimen, inclusive intentando confundir a los investigadores.

Esos gritos de auxilio que los vecinos manifestaron haber escuchado la madrugada del martesfueron importantes para la investigación. Los pesquisidoreslograron ubicar testigos y conseguir datos orientadores.

Se logra saber que la noche del lunes 4 de mayo, un día después de salir de su casa, Martiza Elena Cáceres de Barajas llegó a la vivienda del radiotécnico. Eso se sabe a través del testimonio de un testigo presencial, que es ubicado durante el desarrollo de la impecable investigación policial. Esta persona cuenta que estaba en la casa de Martínez Muñoz, tomándose unos tragos, cuando se hizo presente la mujer y se incorporó al grupo. También alega que, pasado algún tiempo, sintió sueño y se marchó a su casa, dejándolos solos en el lugar.

Pese a que los funcionarios a cada momento logran obtener evidencia, el sospechoso se mantiene firme en su posición de negar cualquier tipo de vinculación con el femicidio. Ante tal situación, los detectives deben apelar a la ciencia policial para probar lo ocurrido en el interior de la casa y, tras la coordinación con el Ministerio Público, la vivienda es entregada a los expertos de laboratorio.

Vecinos guardaron silencio ante los gritos de auxilio

Se presume que la mujer, al parecer bajo los efectos del licor, habría sido sometida por el individuo, que aprovechándose de la situación supuestamente abusa de ella y le ocasiona la muerte. Se estima que esto ocurrió la madrugada del martes, y el hombre permanece con el cadáver en el interior de su casa por varias horas, hasta la madrugada del miércoles, cuando logra sacarlo sin ser visto y lo abandona en la vía pública, en una acera, aproximadamente a unos 15 metros de la vivienda. El trabajo de los investigadores permite ubicar el lugar exacto donde la mujer fue atacada. La inspección de los expertos de Laboratorio resulta puntual para encontrar rastros de unas sustancias de color pardo rojizo, de presunta naturaleza hemática, que al ser sometidas a experticia de orientación,c onocida como Kastle Meyer, daun resultado positivo para sangre de naturaleza humana.

Así mismo, encontraron un rollo de nylon, color verde, que se presume pudo haber sido utilizado para atar a la víctima. A esto se suma la versión aportada por los vecinos, que refieren haber visto a la víctima por última vez en la residencia del sospechoso, en horas de la noche del día lunes 04 de mayo, en avanzado estado de ebriedad. Estos mismos testigos aseguran que en la madrugada del día 05 escucharon los gritos de  una mujer en demanda de auxilio, los cuales provenían de la referida casa, pero no dieron parte a ninguna autoridad.

También se sabe que el hombre, luego de la localización del cadáver, procedió a lavar con agua y jabón el piso de su vivienda y permaneció escondido en ella todo el día. Esto es referido por miembros de la comunidad, al conversar con los investigadores sobre sus sospechas, alegando que el mismo, cuando se encuentra bajo los efectos del licor, asume un comportamiento agresivo.

El comisario general Wilmer Uribe Guerrero, director del Cicpc en el estado Táchira, dirigió la investigación. Se observa en reunión de trabajo con el jefe de la delegación municipal San Cristóbal, Daniel Méndez, y el jefe de la División Contra Homicidios Táchira, Denny Abreu

 

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