LA HISTORIA DE CADA DÍA
23 de noviembre de 2024
La comunidad del estado Lara está consternada ante la masacre cometida contra una humilde familia campesina, que en horas de la madrugada del pasado domingo fue asesinada por un hombre que, armado con una escopeta y una machetilla, irrumpió en la vivienda donde dormían y les atacó, como consecuencia de problemas por un cultivo de caraotas que de manera medianera habían sembrado en una finca propiedad de las víctimas.
Voceros policiales manifestaron que los hechos ocurrieron en la finca La Polonia, sector Cerro Alto de Carora, municipio Torres del estado Lara, cerca de la población de El Empedrado, y que entre los fallecidos se encuentran dos niños, un adolescente y los propietarios del predio agrícola, a quienes les apreciaron múltiples heridas de arma blanca. Fueron identificados como: Octaviano Antonio Serrano Vargas, de 60 años de edad; Noval Ramón Serrano Vargas, de 44, y Liliana Rafaela Mavare Colmenares, de 44 años, en tanto que de los menores no se revelaron detalles, explicando que se trata de dos niños de seis y ocho años de edad y un adolescente de 14.
Masacrados mientras dormían
De acuerdo con las investigaciones policiales, los hechos habrían ocurrido a eso de las cuatro de la madrugada del domingo 29 de noviembre, cuando ingresó al lugar un sujeto identificado como Jesús Concepción Arrieche Carrasco, de 26 años de edad, y según lo expresado por otro menor que logró sobrevivir, llegó a la finca armado con una escopeta en una mano y un machete en la otra. Apenas penetró a la casa, hizo un disparo contre Noval Ramón, matándolo prácticamente en el acto, y con el machete atacó luego a Octaviano Antonio, infiriéndole heridas en el brazo izquierdo y cabeza, con saldo fatal. Luego fue contra Liliana Rafael, a quien atacó, pese a sus ruegos, causándole heridas en el rostro y la cabeza.
El enloquecido sujeto fue luego contra los menores, que despertaron sobresaltados, atacando con la machetilla al adolescente de 14 años de edad, y finamente a los dos pequeños, de 6 y 8 años, a quienes les infirió múltiples heridas.
Otro adolescente que se encontraba en la vivienda pudo escapar y llegar hasta una finca vecina en busca de auxilio. Mientras algunos lugareños se dirigían a La Polonia para indagar sobre lo que estaba ocurriendo, otros se comunicaron con la policía, que rápidamente se trasladó al lugar. Al ingresar a la vivienda hallaron los cadáveres de Octaviano Antonio Serrano Vargas, Noval Ramón Serrano Vargas y Liliana Rafael Mavare Colmenares, en tanto que en una habitación estaban los cuerpos del adolescente y los dos niños.
Sangrienta venganza
Detectives del Eje Contra Homicidios del estado Lara, pertenecientes a la subdelegación del Cicpc en Carora, llegaron al lugar para las investigaciones y en medio del llanto de las mujeres y la indignación de los hombres, que a distancia observaban el procedimiento, procedieron a retirar los cadáveres que estaban en diferentes aéreas de la humilde vivienda campesina, para trasladarlos a la morgue en Barquisimeto.
Fueron informados que una comisión de la Policía Nacional Bolivariana tenía en su poder al hombre que cometió la masacre y que, según se especulaba, fue apresado por miembros de la comunidad en momentos que intentaba salir de la zona. Otra versión daba cuenta de que fueron los agentes de la PNB quienes lo atraparon en su casa, momentos antes de huir. Los funcionarios se vieron obligados a asumir la custodia del ahora denominado “monstruo de El Empedrado”, evitando que fuera linchado por los enardecidos vecinos.
De las primeras investigaciones se supo que el terrible hecho tuvo como móvil la venganza, a raíz de los problemas generados por un cultivo de caraotas que fue sembrado en común acuerdo entre las partes. Sería un cultivo medianero, que se repartiría en partes iguales, pero antes de que estuviera listo para ser recogido surgieron inconvenientes entre los socios y Jesús Concepción Arriechi Carrasco abandonó el lugar.
Al parecer, a causa de los problemas que pusieron fin a la sociedad y la ausencia de Arriechi, este no fue informado sobre la venta de las caraotas y eso enfureció el hombre, quien en horas de la madrugada del 29 de noviembre cometió la masacre para vengarse de quienes hasta hace pocos meses fueron sus amigos.
Se dijo que el sujeto, tras cometer los crímenes, para huir se apodero de dos yeguas y se las llevó hasta su propiedad, ubicada en la misma zona, y donde al momento de ser detenido se encontraba acompañado de su mujer y sus tres niños, haciendo los preparativos para dejar la localidad.
Armando Hernández
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