El 16 de mayo de 2021 salió de su casa en Villa del Rosario, Norte de Santander, para dirigirse a la frontera con Venezuela a llevar un pedido de bombillos ahorradores. Desde ese día su familia no sabe de él
Raúl Márquez
Este 16 de mayo se cumplen dos años desde que Aleixis Bladimir Luna Aguilar, de nacionalidad colombiana, viajó a la frontera con Venezuela y desapareció. A pesar de los malos presagios que a veces los asaltan, sus familiares esperan el milagro de su regreso, en su casa materna ubicada en Villa del Rosario, en el Norte de Santander.
Según relató Javier Luna, su hermano, al equipo de Sucesos del Diario La Nación, ese día Aleixis, quien entonces contaba con 42 años, se dirigió a la población colombiana de Herrán, fronteriza con Villa Páez, del municipio Rafael Urdaneta del Táchira, a llevar un pedido de bombillos recargables. Desde ese día no saben nada de él ni de la motocicleta en la que se transportaba.
«Mi hermano estuvo en Herrán, Colombia, atendiendo a sus clientes habituales, y luego atravesó el puente Tabor para arribar a las aldeas venezolanas de Villa Páez y Betania. Él es vendedor ambulante y se dirigió a esa zona a explorar una nueva plaza, a ofrecer bombillos recargables LED; y desde ese día, a eso de las 3:00 de la tarde, cuando algunos vecinos lo vieron, no sabemos nada de su paradero. Hemos hecho lo humanamente posible para dar con una pista, pero ha sido imposible. Para completar, tenía el celular dañado y pues no había manera de comunicarnos con él», detalla Javier.
A partir de esa fecha, la vida de María Antonia Aguilar, madre de Aleixis, a sus 78 años, se ha convertido en un tormento. Se pregunta sobre su destino. Lo llora todos los días, junto a su marido, Samuel Luna Hernández, de 92 años, en medio de la más dolorosa incertidumbre. Lo mismo pasa con sus tres hijos, quienes le piden al cielo que su padre retorne sano y salvo.
«Ese día, sábado16 de mayo de 2021, Aleixis salió muy temprano, a eso de las 6:00 de la mañana. Vestía un pantalón tipo jean, de color azul; un suéter manga larga, color verde, y calzaba botas negras. Es de contextura delgada. Su cabello es castaño oscuro, corto. Sus ojos negros y su nariz afilada».
En cuanto a la moto, se trata de una Bera Socialista, roja, 2013, identificada con las placas AH8I90M.
Asegura Javier que su hermano es una persona amigable, tranquila, que nunca ha tenido problemas con nadie; que, por el contrario, es muy conocido en esa zona debido a que lleva unos veinte años trabajando como vendedor ambulante.
«A los pocos días de su desaparición fuimos a las autoridades e interpusimos la denuncia, pero hasta ahora no hemos obtenido respuesta. Por eso pedimos a quien pueda darnos una pista de su paradero a que lo haga, para que podamos tener paz. Sobre todo, mis padres, que viven en una constante pesadumbre, con la mirada puesta en la calle, pidiéndole a Dios que de un momento a otro mi hermano aparezca. Es algo muy doloroso», finaliza Javier.