Tras cumplirse recientemente tres años de la desaparición de Rafael Alejandro Mora García, su madre no pierde la esperanza de verlo regresar a su casa.
Keyla García, al igual que muchas madres tachirenses en su misma situación, aún confía en que su hijo está vivo y algo ha evitado que regrese o que se pueda comunicarse con ella.
Desde el mismo momento de la muy extraña desaparición de su hijo, ocurrida el 25 de enero de 2016, ella inició una búsqueda que no ha cesado, ni cesará –asegura- hasta obtener respuesta. Ha tocado infinidad de puertas. Algunas se las han abierto, otras no; ha conseguido apoyo en unas instancias, otras se los han negado, pero Keyla sigue a pesar de las vicisitudes.
“Yo no ceso mi búsqueda. Confío en Dios plenamente de que él me dará la respuesta que tanto espero. No ha sido fácil estar tres años así, sin saber qué le pasó a Rafael, pero el Señor me ha dado la fortaleza para seguir adelante. A las madres que como yo, están en la misma situación, les pido que no desfallezcan. Oro por todos esos muchachitos que están desaparecidos, yo les hago seguimiento y siempre están en mis oraciones. Pido que Dios les de la misma fortaleza que me ha dado a mí. Quiero pedirle a quien tenga alguna información sobre mi hijo que me haga llegar, le estaré muy agradecida”, sencillamente se limitó a reflexionar Keyla García.
En cuanto a la situación en que desapareció Rafael Alejandro, para aquel tiempo de 17 años, quien cursaba el último año de bachillerato en el Colegio Santa Bárbara, importante recordar que en el transcurso de las investigaciones, surgieron importantes pistas y personas de interés en el caso, que hoy no permite entender porqué no se ha logrado esclarecer el hecho.
Ese 25 de enero de 2016, Rafael salió a las 8:30 de la mañana, de su casa, en el centro de la ciudad. Le dijo a su mamá que iría a ver a su novia -de 15 años-, quien vivía en El Hiranzo, Táriba, y que regresaría a una hora oportuna para prepararse e ir a clases, a primera hora de la tarde. Según la adolescente, Rafael no fue a visitarla esa mañana, aseguró posteriormente.
El chico no tenía celular, se comunicaba con sus amigos por el de su mamá, quien comenzó a preocuparse al notar el paso de las horas y el responsable muchacho no llegaba ni se comunicaba.
Allí empezó Keyla la búsqueda infructuosa de su hijo, en al que se determinó que hay adolescentes y mayores de edad involucrados en la desaparición de Rafael, incluso se especuló que fue asesinado, y son los barrios Alianza y Lourdes, los puntos de atención en los que se habrían detonado y desencadenado, los eventos que llevaron a la desaparición de Rafael.
Los presuntos implicados en el hecho se echan la culpa, unos a otros, pero ninguno ha informado dónde está hoy, el liceísta.
Uno de estos implicados en una ocasión fue detenido por el Gaes21-Táchira, por otro delito, y al ser interrogado por el caso de Rafael, aseguró que había sido asesinado y enterrado en el barrio Alianza, pero pese a que se buscó extensamente en ese sector, los supuestos restos de la víctima, no han aparecido.
Miriam Bustos