Madre desesperada pide ayuda tanto a las autoridades de Colombia como de Venezuela
Jonathan Maldonado
El pasado 5 de abril, el joven José Alejandro Matusalén Lima se hallaba en el barrio La Parada, en el municipio fronterizo de Villa del Rosario, en compañía de su madre, cuando fue interceptado por seis sujetos, a bordo de motocicletas, que terminaron llevándoselo.
Su progenitora detalla que, en el momento del secuestro -así lo califica-, ella se encontraba con su hijo de 18 años en una barbería donde el joven se cortaría el cabello, pues se dirigían a San Antonio del Táchira, específicamente a las oficinas del Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (Saime), donde se sacaría la cédula de identidad.
Sin embargo, Matusalén Lima no logró hacer su diligencia. Los hombres (seis en total) lo abordaron y le indicaron que nunca lo habían visto en la zona y que necesitaban hacerle algunas preguntas. «Yo puse resistencia y mi hijo respondió: ’Tranquila, mamá. Espere acá que el que no la debe no la teme. Ya vengo'».
Ese fue el último instante que vio a su pariente. Lo montaron en la motocicleta y se lo llevaron. No regresó. «Ya ha transcurrido un mes y no sé nada de mi hijo», indicó con la angustia y la desesperación atadas a su alma.
Pide a las autoridades de Colombia y de Venezuela que le presten toda la colaboración para poder hallar a su hijo. Aparentemente, los hombres que lo secuestraron son integrantes del Tren de Aragua, banda que mueve sus tentáculos en el municipio histórico de Colombia.
Matusalén Lima es venezolano, al igual que su madre. Viven en el vecino país, adonde migraron. «Estoy desesperada», enfatizó la madre al conversar con el equipo reporteril de La Nación.