Hasta el momento, solo la cabeza y una mano han hallado del cadáver del comerciante Nepomuceno Belandria Contreras, cuya muerte las autoridades atribuyen a una posible venganza, en razón de una nota que los asesinos dejaron atada a la cabeza de la víctima, pero que para el momento del hallazgo, ya estaba deteriorada.
Dicha nota, escrita en una hoja de cuaderno, estaba rota de manera vertical, en tres partes, y solamente hallaron dos, las de los costados, faltaba la del centro.
Sin embargo, se alcanzaba a leer palabras como sapos, colaboradores y objetivo, tres términos que hace inferir que a la víctima la señalaron, condenaron y mataron por supuestamente apoyar a algún grupo de criminales, enemigo a los autores de su crimen. El sábado en la tarde se hizo el hallazgo.
La cabeza descompuesta del comerciante, envuelta en la camisa que usaba cuando fue plagiado (y que sirvió para identificarlo) dentro de una bolsa plástica negra, fue puesta intencionalmente en el lugar para que fuera hallada, específicamente en la vía pública de la plaza vieja, carreras 9 y 10, detrás del liceo Víctor Manuel Olivares, de Ureña. Cerca localizaron la mano izquierda.
El propósito tal vez era el de dejar constancia de lo que hará el grupo criminal con quienes consideren que son sus enemigos o colaboradores de sus enemigos,
El crimen del comerciante está activamente siendo investigado por el Cicpc, cuyos funcionarios juntan piezas y siguen pistas para dar con los sangrientos criminales, que aparentemente no sólo lo decapitaron, también lo descuartizaron con lo que podría ser un machete.
La data de muerte estimada, de acuerdo al análisis forense que se le hizo a la cabeza, era de varios días, lo que indica que a Belandria pudieron haberlo asesinado el mismo lunes, 28 de mayo, que fue plagiado por el grupo de desconocidos, que por la fuerza se lo llevó de su casa en Aguas Calientes.
Los restos de Belandria fueron entregados el lunes en la noche a sus familiares, que por lo menos aspiran hallar las partes del cadáver que faltan para darle cristiana sepultura.
Miriam Bustos