Armando Hernández

Dos personas fallecidas fue el saldo de un accidente de motocicleta ocurrido en horas de la noche del pasado sábado, 25 de diciembre, en la carretera Seboruco – Santa Filomena, donde una motocicleta se salió de la vía y cayó al lecho de una quebrada, causando la muerte de sus tripulantes, prácticamente de manera instantánea, personas conocidas en la zona por su condición de trabajadoras.

Según reporte de las autoridades policiales, el fatal accidente ocurrió a eso de las siete y media de la noche del sábado, hora en que fueron notificados sobre la caída del vehículo de dos ruedas al lecho de la quebrada El Jagual, hasta donde partieron comisiones del Cuerpo de Bomberos de La Grita, bajo el mando del capitán César Sandoval, y Policía del estado Táchira, comandados por el comisionado Jesús Alberto Uribe, jefe del Centro de Control Policial de Seboruco.
Tras comprobar la veracidad de la información, emprendieron el descenso a través de cuerdas hasta el fondo de la quebrada, para prestar ayuda a los dos hombres, que yacían en el fondo del barranco, pera nada se pudo hacer por ellos, pues habían fallecido a causa de polifracturas.

Las víctimas fueron reconocidas por los lugareños como Emeterio Cáceres Quiroz, de nacionalidad venezolana, obrero, con residencia en Las Mesas, municipio Rómulo Costa, conductor de la motocicleta, en tanto que el otro fallecido no fue identificado formalmente, por carecer de documentos y solo se sabe que era reconocido como Carmelo Pote, mote por el cual lo llamaban en Seboruco.

Estas personas se desplazaban en una motocicleta, marca Empare, modelo Arcén, color negro, identificada con la plaza AF8V62M, la cual, por motivos que no han sido determinados, se salió de la vida y cayó por un barranco hasta el lecho de la quebrada El Jagual. Uno de los vecinos, que se percató del accidente, dijo que no se explica el motivo por el cual la motocicleta pasó de largo en la curva para caer al vacío, donde el conductor y el acompañante murieron a causa de polifracturas.

Efectivos de la Policía Nacional Bolivariana, adscritos a la División de Tránsito Terrestre, bajo el mando de la supervisora Joselyn Araujo, acudieron para el levantamiento del cadáver e inicio de las investigaciones. Los cuerpos fueron sacados por los bomberos y los funcionarios de la Policía, a través de cuerdas, en trabajo que se prolongó por más de una hora, dadas las condiciones del terreno y la oscuridad reinante en el lugar. Ambos fueron trasladados a la morgue del Hospital Central de San Cristóbal para las correspondientes autopsias.