Sucesos
Piden ayuda para la repatriación de Kimberly Chacín desde Nicaragua
18 de septiembre de 2023
El Dato
Hoy la familia conocerá los resultados de la autopsia por parte de Medicina Legal en Nicaragua
Jonathan Maldonado
Hace aproximadamente un año, Kimberly Shirley Chacín Sánchez, de 30 años, había retornado a Venezuela, tras haber experimentado la migración. Una vez en su país, se dirigió a la frontera, específicamente al municipio Pedro María Ureña, de donde era oriunda.
Chile fue el primer país donde Kimberly estuvo en calidad de migrante. Allí trabajó en varios oficios y duró casi un lustro. En esa época, ya se había retirado de la Policía del estado Táchira (Politáchira), institución a la que prestó servicio por un tiempo prolongado y de la que llevaba más cinco años retirada.
En suelo venezolano, decide mudarse a Santa Ana, donde montó, junto a su amiga Damarys Rivera, un abasto. Ya Kimberly llevaba más de 12 meses de haber retornado, cuando volvió a sentir la necesidad de migrar, pero en esta ocasión para los Estados Unidos, país al que, a diario, se encaminan cientos de venezolanos.
La decisión la tomó junto a su amiga Damarys y se la comunicó a sus familiares. Kimberly era la menor de dos hermanas. Sus padres, Arsenio Chacín y Daisy Sánchez, viven en el sector La Integración de Ureña. Su hermana, Kenia Chacín, de 34 años, reside con su familia en el sector La Comuna.
La ruta emprendida por la exfuncionaria fue la más compleja y peligrosa: Llegaría a Necoclí, en Colombia, para atravesar la selva del Darién y, de ahí, seguir la fatigosa peregrinación por Centroamérica hasta llegar a la frontera con México.
Llegó el día 2 de septiembre
Kenia Chacín, hermana mayor de Kimberly, contó en exclusiva a La Nación que su pariente partió, en compañía de Damarys, el sábado 2 de septiembre, en horas del mediodía. «Ella mantuvo siempre comunicación con nosotros, excepto cuando entró al Darién».
En la selva, Kimberly duró cuatro días y medio para cruzarla. Durante esas 108 horas no pudo comunicarse con su familia. Una vez restableció el contacto, logró dar detalles de su travesía.
La despedida para la familia, fue fuerte, dolorosa, pero tenían la convicción de que le iba a ir bien, como a muchos ciudadanos venezolanos que han emigrado en busca de un mejor futuro. Además, la joven había ganado terreno como migrante durante su paso por Chile.
El paso de Kimberly por el Darién fue lento, fatigoso. Su hermana, madre de dos varones, indicó que el peso de la muchacha la hacía ir a un ritmo que no era tan acelerado, lo que hizo más largo su trayecto por la concurrida selva.
«Es el infierno, huele a muerte»
Los detalles que dio Kimberly, tras cruzar el Darién, fueron impresionantes. «Es el infierno en carne propia, no se lo deseo a nadie», fue la primera impresión que compartió, vía telefónica, con sus familiares.
Kenia recordó otra frase que usó su hermana para describir la selva: «Cada espacio huele es a pura muerte». Las palabras, lapidarias, quedaron incrustadas en la mente de la joven. Ella dijo que ni «porque le ofrecieran un millón de dólares volvía a cruzar la selva».
Con esa imagen, sombría y llena de dolor, Kimberly continuó su ruta, siempre acompañada por su amiga Damarys, con quien compartía cada impresión vivida para luego extenderla a sus pacientes en Venezuela.
La trágica noticia arribó el 13 de septiembre
El miércoles 13 de septiembre, la familia de Kimberly se entera de la trágica noticia. La joven había fallecido en tierra nicaragüense. En plena trocha, y tras haber descendido de una lancha en la que surcaron un río durante 10 minutos, su cuerpo de desvaneció.
Tanto Chacín como Rivera acababan de dejar Costa Rica. En el momento en el que Kimberly se desploma, lo que reinaba era el barro. De inmediato, cuenta su hermana, su amiga y demás personas la trasladan hacia un árbol, donde apoyaron su humanidad. En ese instante, ella, algo consciente, pedía agua y aire. Decía que necesitaba aire.
De allí, consiguen trasladarla hasta le caserío más cercano, La Esperanza 1, donde ingresa a una especie de refugio y donde recibió los primeros auxilios. Las personas que la atendieron salieron e informaron que lamentablemente Kimberly había fallecido. Todo indica que se trató de un infarto.
Cuando la familia recibió la noticia ese miércoles, eran cerca de las 12:00 m. en Venezuela, mientras en Nicaragua las 10:00 a.m. Hay dos horas de diferencia. El cuerpo de Kimberly está actualmente en Managua, capital de Nicaragua, en Medicina Legal.
Este lunes 18 de septiembre, los familiares esperan conocer los resultados de la autopsia, para determinar cuáles fueron las verdaderas causas de su deceso. «Su amiga, Damarys, sigue prestándonos todo el apoyo para el proceso», dijo Kenia.
Damarys fue a la Embajada de Venezuela en Nicaragua, donde le han brindado ayuda para el hospedaje y la comida. Sin embargo, la familia espera que el Gobierno nacional, regional y municipal establezcan los canales necesarios para hacer más expedita la repatriación.
Ellos quieren darle la cristiana sepultura a Kimberly. Es vital cumplir con esa meta. «Le pedimos al gobernador Freddy Bernal y al alcalde Jhon Carillo que nos presten toda la colaboración necesaria, que nos ayuden a establecer los canales regulares, ya que se trata de un proceso largo y costoso», enfatizó Kenia.
A la ciudadanía que en Venezuela o en el exterior deseen colaborar, pueden hacerlo a través de Zelle: [email protected], Bancolombia: María Alejandra Vivas Sánchez, 1.243.338.034, ahorros 82449065669; Banco Estado (Chile), cuenta rut: 270527566, Yudersy Carolina Rivera González; Nequi, Jeffrey Vivas, 3115186327.
Más de 350 mil personas han cruzado, en lo que va de 2023, el tapón del Darién, la mayoría de ellos son venezolanos: alrededor de 200 mil. Panamá, recientemente, anunció medidas para frenar la ola migratoria por este peligroso punto selvático.
Kimberly Shirley Chacín Sánchez no pudo llegar a la meta deseada: Estados Unidos. La muerte la sorprendió, aún joven, en plena ruta migratoria. «La finitud de la existencia es difícil de entender cuando se trata de alguien tan cercano», soltó su hermana Kenia con el dolor atado a su alma.