Sucesos

Por un celular lograron la captura de 5 personas por hurto en la ETI

24 de marzo de 2021

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Un hurto de equipos y herramientas cometido en la Escuela Técnica Industrial “Eleazar López Contreras”, de San Cristóbal. por parte de personas que contaron con la complicidad interna de uno de los vigilantes encargados de la seguridad del plantel, fue aclarado por efectivos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, que lograron la captura de cinco sospechosos y la recuperación de parte de los objetos robados.

Según lo expresado por el comisario Wílmer Uribe Guerrero, director del referido cuerpo detectivesco en el estado Táchira, las investigaciones se iniciaron el pasado 14 de marzo , a instancias de denuncia presentada por uno de los directivos del plantel, ubicado en la avenida Libertador de esta ciudad, quien realizó una inspección en el lugar y se percató del hecho delictivo, que había sido cometido en los talleres de electrónica, máquinas y herramientas, de donde fueron sustraídos equipos de valor.

Los equipos hurtados y que fueron recuperados.

Inmediatamente, los funcionarios se trasladaron hasta el plantel con la finalidad de dar inicio a las investigaciones y al mismo tiempo que se procedía a interrogar a los vigilantes, realizar una detallada inspección en los talleres donde ocurrieron los hurtos, al parecer en diferentes fechas. En el taller de electrónica ocurrió algo inusual, pues los funcionarios localizaron un teléfono celular, que fue colectado como evidencia y sobre el cual no se hizo ningún tipo de mención al personal de seguridad, pues se convertía en pieza fundamental para la investigación.

El aparato fue entregado a los expertos en telefonía, que rápidamente pudieron establecer la identidad del propietario y bajar una fotografía, donde aparecía un ciudadano en las instalaciones de la ETI. Los investigadores, mediante labores de inteligencia policial, lograron ubicar la residencia del propietario del celular, en la parte alta de la ciudad, concretamente en el sector de barrio Sucre, hasta donde se trasladaron con la finalidad de entrevistarlo.

La persona que atendió a los investigadores les dijo que efectivamente el teléfono era de su propiedad, pero era utilizado por su padre, que recientemente lo había extraviado.

Reconoció a la persona que aparecía en la fotografía, como un sobrino de su esposa, quien trabajaba como vigilante en la Escuela Técnica Industrial. Los detectives presumen que esta persona extravió el celular en los talleres de electrónica, por lo que de inmediato se convirtió en sospechosa.

Sin hacer otros comentarios, los detectives se retiraron del lugar a fin de realizar otras pesquisas y determinaron que el vigilante frecuentaba una zona conocida como “La Olla”, ubicada en la vía a Colinas de Antarajú, conocido en el vecindario como un lugar “no muy sano”.

El jefe policial dijo que las investigaciones avanzaron gracias a la valiosa información que fue localizada en los registros del teléfono móvil y se determina que en varias oportunidades el aparato había sido activado desde la ETI a determinados números que se repetían, lo que causó sospechas. Discretamente se procedió a determinar quiénes eran esas personas y los lugares desde donde contestaron las llamadas.

La manera como fue cometido el hurto hacía suponer complicidad interna y, sobre la base de esta teoría, se procedió a indagar y se comprueba que esas llamadas fueron realizadas a personas que tenían residencia en el sector conocido como “La Olla”, lo cual apareció como una extraña coincidencia.

El trabajo detectivesco fue desarrollado mediante coordinación con el Ministerio Público, que gestionó las órdenes de aprehensión para las personas que en el desarrollo de la investigación fueron apareciendo como sospechosas. Los funcionarios adscritos a la Brigada Contra Hurtos determinaron que los presuntos autores del hecho eran integrantes de una banda conocida como “El Tatto”.

La investigación policial permitió vincular a cinco personas con el caso, las cuales fueron identificadas como: J. E. Lizarazo García, de 47 años de edad, vigilante de seguridad; J. G. Fernández Reatigá, de 40 años, vigilante de seguridad; J. C. Gutiérrez Cabeza, de nacionalidad venezolana y 40 años, comerciante; L. G. Eslava Cala, de 60 años de edad, técnico en reparación de equipos eléctricos, y Y. García, de 43 años, ama de casa.

Las detenciones fueron practicadas mediante allanamiento practicado en la carrera 2 de barrio Sucre y Colinas de Antarajú, sector conocido como “La Olla”, donde se logró la recuperación de gran parte de los objetos robados de los talleres de la Escuela Técnica Jbndustrial “Eleazar López Contreras”, en San Cristóbal.

Entre estos objetos se encuentran: un osciloscopio, marca Gwinstek, modelo GOS652G; un generador de señal de radio frecuencia, marca Gwinstek, modelo GRG4508; un sistema de swicheo y trasmisión PCM, con control marca Elettronica Veneta, modelo PCMEV; un teclado de programación marca Intelitek, color negro; un teléfono analógico marca Brondi; cuatro cajas contentivas de múltiples circuitos, resistencias y transmisores; una (01) tarjeta para programador y entrenador de microcontroladores; un chasis de CPU, con su respectivo reproductor de DVD; dos tarjetas madre marca Intel, con sus respectivos componentes; doscientos electrodos para soldadura eléctrica, de diferentes dimensiones; un rollo de alambre para soldadura Mig, marca Ranki industrial, y dos filtros dispensadores de agua fría y caliente, marca Mktech.

Armando Hernández