Entre varias de las hipótesis que se manejan, los celos y la venganza, posiblemente por parte de un pretendiente iracundo y rechazado por la chica, son las que más toman fuerza en los homicidios de los dos adolescentes, registrados la semana pasada, en la zona sur del Táchira.
En este particular están trabajando los funcionarios del Eje de Homicidios del Cicpc, en razón que cuentan con información importante que podría llevarlos a la captura de los homicidas.
Como es del conocimiento público, los adolescentes, Karla Luzbey Sánchez Ramírez, de 16 años, y su amigo, Énder Alexánder Castillo Prieto, de 15 años, fueron vilmente asesinados con arma blanca por dos sujetos que se movilizaban en moto. Ambos jóvenes eran amigos y estudiaban el último año de bachillerato en un liceo de la zona,
La mañana de ese 26 de abril habían acordado reunirse para ir a recibir asesoría educativa en una residencia cercana. Allí, solos y despreocupados, mientras caminaban hacia su destino, fueron atacados a mansalva por los dos sujetos.
Con el jovencito se ensañaron, le infirieron gran cantidad de heridas en distintas partes del cuerpo, incluyendo la cabeza; a Karla le apreciaron dos heridas punzo penetrantes, una en un brazo, que posiblemente sufrió mientras intentaba defenderse, y otra mortal, por un costado.
Precisamente, por ese ensañamiento es que se presume que el muchacho era el objetivo principal de los asesinos, posiblemente creyeron que era novio de la chica; y que Karla también fue ultimada cuando quiso defender a su amigo.
Como quiera que haya sido, se trata de un doble homicidio, innecesario, absurdo, atroz, cometido por un par de asesinos viles.
Cuando la madre de la chica escuchó el bullicio y gritos en la calle, ya no pudo hacer nada por ninguno de los dos adolescentes. Énder ya había fallecido, y la jovencita se encontraba agonizante, muriendo instantes después en el sitio.
Pero, antes de todo esto, algunos testigos vieron a uno de los hombres cuando huía. Subió a una moto y huyó, junto a un cómplice.
Miriam Bustos