Sucesos
“Una mala praxis médica hace dos años me cambió la vida y aún espero justicia”
13 de octubre de 2018
Transcurridos dos años desde que una simple cirugía ambulatoria se convirtió en un verdadero viacrucis de salud que la ha afectado directamente de distintas maneras e indirectamente a su familia así como a la economía familiar, pues aún conviven con las secuelas de la mala praxis médica de la que fue objeto, Angolett Pérez Morales, hoy de 42 años de edad, quiso hacer público su caso para visibilizar a otras víctimas que como ella, vulnerables, pareciera poco importarles a los órganos responsables de impartir justicia en la entidad tachirense.
Angolett, de escasos recursos económicos, es madre de un niño de 5 años y un joven de 22 años. Hace dos años era propietaria de una frutería con la que se mantenían y hacían frente a la vida; sin embargo, al consultar a un médico por algunas molestias que comenzó a sentir, éste le recomendó que se sometiera a una cirugía para que le extrajeran el útero (histerectomía parcial) a causa de dos miomas que le detectó.
El 3 de octubre de 2016 así lo hizo, acudió al Hospital Central de San Cristóbal para que la operaran. Se trataba de una cirugía a la que Angolett no temía, pues era ambulatoria. Efectivamente, al día siguiente la dama fue operada por un médico de vasta trayectoria que para aquel momento, era directivo de dicho hospital.
Tras la operación, la dama fue dada después de un día en observación. Ya en su casa comenzó con fiebre alta, vómito, cefalea, en fin sintomatología que la hizo regresar al hospital en busca de ayuda, el 8 de octubre. Sólo le dieron una taza de café fuerte con un analgésico para el dolor de cabeza.
El doctor que la operó dijo que no tenía nada, que regresara a su casa.
En vista de que su salud se deterioraba, y el abdomen comenzó a hincharse, más adelante acudió a otro médico.
“En vez de extraerme el útero
me ligó un úreter, casi muero”
“Ya me había hecho muchos exámenes y muy caros, como el urotac, extremadamente costoso. Yo ya estaba muy mal, imagínese, tantos días vomitando, bajé como 20 kilos. Pero afortunadamente el internista que revisó el urotac se percató de que lo que me habían hecho era una ligadura de uréter, del derecho; de razón que yo estaba tan mal, tenía una infección, porque me explicó que esa ligadura estaba impidiendo el paso de la orina desde el riñón a la vejiga”.
En el acto el médico le dio una orden para que fuera hospitalizada en el Central.
El cirujano responsable de la operación, a quien sus colegas llamaron varias veces para que viera a su paciente, no lo hizo. Sólo atendió el llamado de sus colegas, el día 27 de octubre, cuando la sometieron a otra operación para revertir la mala práctica que la puso al borde de la muerte. Este médico junto con otros dos cirujanos participó en la segunda cirugía que Angolett creyó, sería el final del calvario, pero no. La situación que vivió por casi un mes, provocó que perdiera el funcionamiento en una parte del riñón, mientras que en el quirófano contrajo la bacteria conocida como Klebsiella.
Durante otros nueve meses se vio obligada a tratarse dicha bacteria, la cual causó que se obstruyera de nuevo el uréter, y por ende una nueva operación en marzo de 2017.
En virtud de que durante todo ese tiempo de padecimiento, la dama no fue atendida ni recibida por el médico que le causó el daño, al que acudió varias veces, decidió ladenunciarlo por negligencia médica, ante el Ministerio Público, investigación que asumió la Fiscalía Cuarta, que al efectivamente al constatar que se trataba de una mala praxis médica, con pruebas lo imputó del delito de Lesiones Culposas Graves en perjuicio de Angolett, ante el Tribunal de Primera Instancia en Funciones de Control Municipal.
A su vez, la víctima interpuso una Acusación ParticularPropia ante el mismo tribunal, el 1º de junio de este año, en contra delmédico, al que incluso se le planteó una acuerdo reparatorio cuando ella presentó una serie de gastos que debió hacer para atender su salud, incluso se vio obligada a vender algunos enseres para solventar, pero éste no lo aceptó.
¿Sin derecho a la salud
y sin derecho a la justicia?
Cuatro meses después Anyolett no ha sido notificada de la apertura del juicio oral y público, cuya fecha ya debería haberse fijado.
Precisamente en este punto es queAnyolett se detiene para aclara que su intención no es hacerle daño a nadie sino poner en la palestras pública la situación que como ella, en su condición de víctima vulnerable, otras personas humildes están pasando o pasaron, y que padecen al depender de órganos de justicia tal vez parcializados.
Sabe que el cirujano,de resultar culpable enel juicio, no iría ala cárcel porque por el delito del que se le acusa, no está establecida la privación de libertad en la ley venezolana, pero confiesa que le indigna que por ser éste, un médico con poder, que ostenta en Táchira un cargo dependiente del gobiernocentral, se hagan de la vista gorda.
“Mi llamado es la colectividad, a los médicos que tienen que ver con el derecho a la salud y la vida del paciente que por escasos recursos económicos se ven obligados a ingresar con patologías como la mía a hospitales como el Central, que sólo ameritaba una cirugía ambulatoria de la que salí peor que como entré. Se cometió un error conmigo y nisiquiera resarcieron moralmente lo que hicieron. Me abandonaron a mi suerte, olvidando que somos seres humanos y que no se puede ser tan indiferente con un ser humano. Por eso hago un exhorto a los representantes del Estado venezolano, en este caso al órgano jurisdiccional, que si bien sé que hay un proceso que esta en curso, que por los menos no lo dilaten más, que convoquen a esa audiencia. Repito, estoy clara que ese médico no será encarcelado sea cual fuere la sentencia, pero que por lo menos se sepa lo que hace dos años me hizo, y que aún hoy soy yo la que sigue sufriendo las secuelas de esa mala praxis”, añadió finalmente Angolett. (MB)