Sucesos

Wilexis estuvo cinco meses en José Félix Ribas antes de un nuevo operativo policial

9 de noviembre de 2020

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Monitor de víctimas: Wilexis Acevedo, líder de la megabanda que opera en la parroquia Petare, regresó al barrio aproximadamente dos meses después del operativo del 8 de mayo, en el que no lo capturaron. Estuvo bajo perfil, según los vecinos. Siete meses después las FAES ingresaron al barrio y lo hirieron en un enfrentamiento, el viernes 6 de noviembre


El barrio no cambió: los vecinos mantienen su apoyo al Wilexis y el rechazo a la policía. Cada vez que hay un operativo de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) en el sector José Félix Ribas, de Petare, la gente cierra sus puertas por temor a que los funcionarios los asesinen, o en el mejor de los casos, los golpeen y les roben objetos de valor de sus casas. Pero no les tiembla la voz cuando aseguran que gracias al líder de la megabanda no hay robos en la parte alta de la comunidad.

Entre la zona 6 y la zona 10 de José Félix los vecinos salen con sus celulares en la mano, porque quien se atreva a cometer un delito será castigado. Caminan por las calles hasta tarde y viven su cotidianidad sin contratiempos porque dicen que este grupo delictivo les brinda seguridad.

Wilexis Alexander Acevedo Monasterios estuvo en el barrio bajo perfil. Evitaba transitar por la zona baja y así mantuvo el control del sector hasta el viernes 6 de noviembre, cuando las FAES entraron al barrio y lo hirieron de bala, pero huyó.

Se conoció extraoficialmente que cuatro integrantes de la megabanda fueron asesinados durante un enfrentamiento, en la zona 8 de José Félix Ribas. Presuntamente, entre los fallecidos está el segundo al mando del grupo, conocido como el Chino, quien se enfrentó a los funcionarios con una AR15 y detonó una granada.

Sin embargo, la versión de los familiares es otra. Uno de los fallecidos es José Hermes Avendaño Gómez, de 37 años, quien vendía café cuando inició la balacera. Sus allegados estaban este lunes 9 de noviembre en la morgue de Bello Monte y aseguraron que era testigo de Jehová; recibió un tiro en la cabeza y otro en el pecho. Dejó a dos hijos huérfanos, de ocho y 14 años.

También fue identificado Edgar Alexander Borges, de 26 años, quien recibió dos disparos por la espalda y uno en la cabeza. Según sus parientes, Borges trabajaba como obrero. Y Eduard Sanz, de 24 años; recibió un impacto de bala en la cabeza. Sus allegados contaron que estaba desempleado.

Pasaron siete meses desde la última vez que el gobierno de Nicolás Maduro trató de capturar a Wilexis y no lo logró. El 8 de mayo de 2020 comisiones mixtas ejecutaron un operativo tras su pista. El ministro de Interior, Justicia y Paz para el momento, Néstor Reverol, dijo que habían desplegado a los cuerpos de seguridad para acabar con las bandas armadas.

En aquella ocasión Wilexis huyó del barrio y regresó aproximadamente dos meses después. Los vecinos aseguraron a Crónica.Uno que lo vieron en fiestas, como antes, aunque un poco más bajo perfil. Incluso presumen que se disfrazaba.

El despliegue policial ocurrió luego de seis días de enfrentamientos entre bandas, en José Félix Ribas. Los vecinos vivieron una pesadilla, tirados en el piso o escondidos en cuartos para evitar que una bala perdida los hiriera, mientras Wilexis defendía el control de su territorio de un hombre conocido como El Gusano.

Las balaceras, que iniciaron el 30 de abril, retumbaron hasta zonas aledañas como La Urbina, Palo Verde y Terrazas del Ávila y disminuyeron el 4 de mayo.

Nicolás Maduro aseguró que los enfrentamientos fueron organizados por la Agencia de Control de Drogas (DEA por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, junto con Wilexis, para distraer la atención y facilitar la entrada de mercenarios al país durante la Operación Gedeón, el 3 de mayo, para derrocar al mandatario.

Los voceros de Maduro no confirmaron a cuántas personas detuvieron en ese operativo y si tenían nexos con la megabanda, al igual que el viernes 6 de noviembre, donde tampoco hubo parte oficial.

Solo fue pública la aprehensión arbitraria de Junior Pantoja, exconcejal de Petare y líder vecinal. Le imputaron el delito de tráfico ilícito de municiones, pretendían involucrarlo con las bandas delictivas. Fue excarcelado el 24 de junio y falleció el 23 de agosto, de un paro respiratorio.

Las autoridades tampoco informaron cuántos fallecidos hubo tras la incursión al barrio. Zair Mundarín, exfiscal de Derechos Fundamentales del Ministerio Público, publicó en su Twitter que 13 personas fueron asesinadas, sin embargo, no se conocieron sus identidades. Carlos Palacios y Brian Cedeño fueron víctimas de ejecución extrajudicial, según la denuncia de sus parientes.

“Como hallazgo forense, todos disparos a distancia en tórax anterior (de frente) doble tap (técnica de disparar dos veces seguidas sobre el mismo blanco). Esto es imposible que ocurra 13 veces seguidas”, escribió en un hilo de Twitter. 

El 13 de mayo, cinco días después del operativo, el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) informó de la muerte de Leonardo José Pimentel, conocido como Loco Leo, quien era lugarteniente de Wilexis. De acuerdo con la publicación, el hombre se enfrentó a la policía científica en Los Teques, a donde huyó tras el operativo en Petare.

El gran despliegue del Gobierno no tuvo éxito. Luis Izquiel, abogado y criminólogo, explicó a Crónica.Uno que los operativos que realizan los cuerpos de seguridad no tienen suficiente contundencia sobre los líderes de las megabandas de Caracas.

En 2015, cuando se ejecutó la Operación de Liberación del Pueblo (OLP) para capturar al Coqui, cabecilla de la megabanda de la Cota 905, tampoco se logró. Cinco años después el Coqui sigue prófugo.

En ambos operativos abatieron a otras personas que no eran las que ellos buscaban, hubo denuncias de ejecuciones extrajudiciales y otros atropellos a los derechos humanos. Estos operativos además de demostrar que no son efectivos para capturar a los líderes de las megabandas, dejan una larga estela de violaciones a los DD. HH.”.

Según Izquiel, la falla de estas operaciones podría deberse a la fuga de información o al respaldo que tienen los delincuentes en la comunidad, que facilita la huida. La penetración de las cabecillas puede llegar hasta los cuerpos policiales.

Los gariteros, parte de la estructura de la megabanda, pueden facilitar la fuga de los líderes al momento de los enfrentamientos. Izquiel dijo que estas personas no solo están ubicadas al inicio o al final del barrio, también en zonas aledañas y divisan cuando van en camino los policías.

En el informe de la Misión Independiente de Determinación de los hechos sobre Venezuela de la Organización de las Naciones Unidas, presentado en septiembre, se refiere que el Coqui, presuntamente, sobornó a los policías y le avisaron antes de la OLP de 2015, por eso logró huir antes.

Parte baja de José Félix sin control de Wilexis 

Siete meses después de que las comisiones mixtas tomaran el barrio, la megabanda de Wilexis mantuvo su fortaleza entre la zona 6 y 10 de José Félix Ribas, pero no ha podido recuperar el control en la parte baja.

Los vecinos contaron que el líder del grupo delictivo huyó del barrio tras el operativo de mayo y regresó aproximadamente dos meses después, en este tiempo las bandas que operan entre la zona uno y la zona cinco se unieron para intentar acabar con Wilexis.

Los habitantes de este sector sienten pavor ante la propuesta de hablar de Wilexis. Y los que se atreven lo hacen extraoficialmente, por miedo a que tomen venganza. Nadie va a decir nada malo de él, soltó una vecina a Crónica.Uno. Otra agregó: “Aquí en el barrio estamos más seguros con Wilexis, esos muchachos (la megabanda) cuidan a todo el mundo. Y si sube la policía, cerramos todo, porque esos sí hacen daño”.

Días posteriores a la incursión policial en el barrio, los habitantes organizaron cacerolazos y oraciones, en las calles, en apoyo al Wilexis y a la paz del barrio.

Alexander Campos, director del Centro de Investigaciones Populares, explicó a Crónica.Uno que la actitud de apoyo de la comunidad al Wilexis podría entenderse porque la policía es el principal factor de violencia.

Si la policía actuara en favor de la comunidad evidentemente la posición de ellos ante Wilexis fuese distinta. Pero como no es así, la comunidad se ve obligada a buscar en él un apoyo que no tiene de los funcionarios”.

Wilexis trabaja para recuperar el control en la parte baja del barrio, donde operaba su contrincante el Gusano, quien fue asesinado el 14 de mayo de 2020, en un operativo del Cicpc. Esas pequeñas bandas se unieron para tratar de “tumbar” a Wilexis, pero no lo habían logrado porque este tiene mejor armamento.

“En la parte baja volvieron a cometer robos las banditas y eso antes no pasaba. De hecho se están registrando robos en el Metro de Petare que ya habían mermado. Desde que mataron al Gusano hay varias banditas, ellos se han querido unir para ‘tumbar’ a Wilexis pero no han podido porque Wilexis está más armado y tiene más poder, contó un vecino, bajo condición de anonimato, por miedo a ser víctima de venganzas de los miembros de estas bandas.

El director del Centro de Investigaciones Populares añadió que no se han repetido enfrentamientos tan prolongados como los que ocurrieron entre abril y mayo, y es porque Wilexis actúa bajo perfil. Pero en la parte baja de la comunidad ahora operan otras bandas.

“Wilexis se replegó y ahora las bandas que él controlaba están tomando otra vez posición en la comunidad. Este era el principal motivo por el que la gente lo apoyó en ese momento”, dijo Campos.

Presuntamente, Christian René Tovar Uribe, conocido como el Gusano, estaba preso en la cárcel de Tocorón y fue liberado para hacerle frente a Wilexis. Al parecer el gobierno de Maduro lo hizo con la intención de quitarle el poder, porque apoyó las protestas de la oposición. Sin embargo, no es una información corroborada por los voceros del mandatario.

El 23 de enero de 2019, cuando Juan Guaidó se juramentó como presidente encargado de Venezuela (artículos 233 y 333 de la Constitución), hubo una manifestación que fue disuelta por las FAES y la Policía del municipio Sucre, y esa noche asesinaron a Yoendry Fernández y a Jhonny Marcano, presuntamente miembros de la megabanda de Wilexis.

Ese mismo año, entre junio y octubre, se registraron varias manifestaciones de los vecinos en contra de las FAES. Rechazaban los operativos en la comunidad y las ejecuciones extrajudiciales. Presuntamente los habitantes fueron enviados por Wilexis bajo amenaza.

Antes de la pandemia, se conoció que Wilexis además de controlar la distribución de las cajas del Clap, brinda ayuda sociales, organiza actividades para los niños y funge como “juez de paz”, una figura que no tiene registros oficiales, pero que presuntamente resuelve problemas a los vecinos.

Los jueces de paz eran nombrados por defensores de los derechos humanos y los mismos vecinos, pero en el primer mandato de José Vicente Rangel Ávalos (2000) supuestamente esa figura se distorsionó.

La tarde del miércoles 4 de noviembre, un hombre fue asesinado, presuntamente por miembros de la megabanda de Wilexis. La versión de los vecinos es que supuestamente esta persona cometió un delito en la invasión, que está en la zona uno del barrio, y lo arrastraron hasta la zona cinco, donde le dispararon y lo quemaron.

“Esos son los mismos de la banda del Wilexis, lo hacen para retomar el control. Toman la justicia por sus manos”, indicó una vecina a Crónica.Uno. 

Petare la parroquia más violenta de Caracas 

De acuerdo con datos del Monitor de Víctimas —un proyecto periodístico de data— entre enero y septiembre de 2020 se registraron 105 homicidios en la parroquia Petare. Solo en mayo hubo 25 muertes violentas en la zona y hasta el momento es el mes con más registros.

La data del Monitor de Víctimas también revela que solo en José Félix Ribas han ocurrido 23 homicidios, entre enero y septiembre.

Investigaciones del Observatorio Venezolano de Prisiones revelaron que la parroquia Petare, del municipio Sucre, fue la más violenta del Área Metropolitana de Caracas en 2019. Al menos 16 % de los sucesos ocurridos en ese año fueron en Petare. Para el observatorio era previsible porque José Félix Ribas, uno de los barrios más grandes e inseguros de Latinoamérica, forma parte de esta parroquia.

Los datos también arrojaron que en 2019 el municipio más violento fue Libertador, 60 % de los sucesos tuvieron lugar ahí. El segundo con más homicidios fue Sucre, con 26 % de los registros.

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