Argentina es uno de los mayores atractivos artísticos de la región. Con el brote de la covid-19, las rutinas de los músicos variaron para desembocar en nuevas formas de hacer, tocar y cantar
Leoner Hernández
Como en la mayoría de los países, la cuarentena decretada en Argentina desde el 20 de marzo mantiene distanciados a todos en la nación. Sin embargo, en un país caracterizado por la cultura musical, los artistas emergentes venezolanos continúan mostrando formas de hacer sonar sus instrumentos.
Aunque dejaron de lado sus presentaciones en bares, restaurantes o sitios públicos como el Subte (red de subterráneos de Buenos Aires), a los músicos les toca reinventarse. De esta forma, van apelando a presentaciones online y aprovechan el momento para pulir los aspectos musicales y personales que hagan falta.
Momento de introspección
«Mantén la calma, todo pasa. Nada es para siempre, todo pasa». La cuarentena de Nily Zambrano es como la letra del tema que escribió hace unas pocas semanas. Para ella, que lleva años en el mundo musical desde que comenzó a cantar en los coros de la iglesia Nuestra Señora de Fátima en Puerto La Cruz, estos días son difíciles pero también son una oportunidad para la reflexión y el aprendizaje.
Hace 10 años, la cantante participó en las audiciones del Latin American Idol en Caracas. Pasó a la segunda ronda y no pudo quedar entre los seleccionados al certamen, a pesar de su buen registro. Ahora, como en aquella vez, Nily se enfoca en sacar provecho de las experiencias que, a priori, son negativas.
Más que trastocarse, es vivir el ahora porque no sabe realmente qué viene más adelante. “Esto es una muestra de que el mundo te puede sorprender con muchas cosas. La música para mí ha sido vital en la cuarentena y me ha ayudado a canalizar las emociones. Precisamente tiene ese objetivo: transformar lo que sientes a través de ella”.
Lo que Nily toca no es lo mismo con lo que inició. Luego de formar parte durante nueve años del grupo Ankla en Venezuela, la intérprete siguió grabando un tema por año desde 2011. También en Buenos Aires, donde a lo largo del confinamiento ha estado practicando ‘yoga de la música’, una forma de meditación en la que a través de la voz, logra conectarse consigo misma.
Tampoco está sola: Nily es madre de dos niñas, de 4 y 9 años, que le hacen el confinamiento más llevadero. Ellas y su esposo siempre la han ayudado a que la música no pare, aún en medio de la pandemia que acumula 524 argentinos fallecidos hasta ahora. «Igual ayudo a las niñas que están viendo clases online, pero siempre hay espacio para escribir y componer. Ellas saben que la guitarra y la música para mí, es como el parque para ellas».
Resguardo por dos
Por estos días, las chicas del dúo Keivan están enfocadas en el estreno de su nuevo tema, ‘Mi Piel’. Keivan es una combinación del nombre de pila de Keila Nichols y Vanessa Osorio, dos venezolanas que llegaron a Buenos Aires hace cinco años y cruzaron sus carreras para comenzar lo que, consideran, es un complemento musical.
Keila es ingeniero civil y trabaja también para ello; Vanessa es músico egresada de la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte). Para ensayar antes de la cuarentena, generalmente se reunían en la casa de alguna de las dos y compartían. Sin embargo, las pocas cuadras de distancia se vuelven kilómetros con el confinamiento: ahora no pueden verse todos los días y ensayar a distancia o hacer Lives en Instagram se dificulta.
«Kei no toca ningún instrumento, es una cosa increíble. Ni siquiera la pandereta. Y yo no canto. Entonces es complicado estar en el mismo tiempo y siempre hay un delay que no permite que sonemos por igual. Pero estamos tratando de grabar desde casa y aunque ella tampoco es nada tecnológica, estoy segura de que algo va a aprender en este lío», bromea Vanessa.
Ambas definen este período como unos días propicios para la creatividad y reinvención profesional, personal y musical. Por eso mismo, Keila y Vanessa buscan la manera de seguir compartiendo a través de “escapadas” para mostrarse en minutos lo que cada una adelanta en horas de encierro.
Pero el ingenio no para. “Estamos como a siete cuadras y en el camino tenemos supermercados y nos toca vernos así, una vez a la semana. Yo me llevo una bolsa como si fuera a hacer mercado, me desvío o viceversa. A veces ella se lleva su perro y dice que lo va a pasear y aprovechamos. Todo es cuestión de ingenio», asegura Keila.
En la mente de Keivan estaba poder presentarse en ciertas fechas y tarimas de Buenos Aires. Todo se cayó. Pero las semanas sirven para pensar en proyectos a futuro, así como en la planificación de sus vidas poscoronavirus. «Dentro de todo lo malo, lo positivo sería que dedicas tiempo para conocerte y reflexionar muchas cosas que venías haciendo», dice Keila, y Vanessa complementa: «Estoy segura de que así será porque una de las cosas que más puede sanar todo esto es el arte».
Se resume en transformación
Luis Quimbayo salió de San Cristóbal con destino a Argentina en 2018. Llegó a Pilar, una de las ciudades que conforman la provincia de Buenos Aires y de inmediato quiso demostrar su gusto por la música en la cuna del rock en Sudamérica. Ahora, con la cuarentena aplicada en el país, Quimbayo sigue adaptándose como músico y persona. «Musicalmente, la adaptación fue muy buena. En el camino he conocido gente chévere y mostrado mi música».
Para el músico tachirense, el oficio está siendo cada vez más importante en su vida. Tiene otras pasiones pero nunca había tomado tan en serio la música como hasta ahora. Por eso mismo, ha continuado con la dinámica artística durante la pandemia, mediante covers y presentaciones de temas propios en Instagram Live. No es el mismo sonido y no está la gente, pero siente que le aporta el movimiento en las redes sociales. «La cuarentena me ha servido para valorar personas que ahora no puedo ver, para pensar en un plan a futuro. Con la música también he sacado muchas cosas positivas porque me dio chance para pulir la voz y la guitarra. Mejorar canciones y definir qué puedo hacer. Como dijo Gustavo Cerati: ‘Todo me sirve, nada se pierde, yo lo transformo’. Ese es un mantra que algún día me lo voy a tatuar», dice.
A Quimbayo le preocupa lo que ocurra en la cuarentena, pero no tiene certeza de nada. Prefiere no darle tantas vueltas a lo que sucede porque no sabe cómo va a acabar todo. Al contrario, procura darle continuidad a aquello que le motiva a ser músico: plasmar momentos de su vida. «Es un momento en que podemos autoevaluarnos. Ver qué estamos haciendo y sacar todo aquello que ya no sirve». Para él, la palabra que lo resume todo es transformación.
La cuarentena en Argentina acumula ya 67 días y, según lo previsto el día de su anuncio, llegaría a su fin el domingo 7 de junio. Entonces podría haber nuevas flexibilizaciones que se sumarían a la reapertura progresiva de los comercios y de las posibilidades de estos venezolanos para seguir demostrando su talento.