Tecnología
Exdirectivo de Google: Iberoamérica pierde el tren de la revolución digital
12 de febrero de 2018
Iberoamérica está perdiendo la última oportunidad de incorporarse a la transformación digital de la sociedad y de los negocios y frenar la distancia que la separa de los países europeos, advirtió el mexicano Gonzalo Alonso, primer director de Google para la región (2005-2009).
«Creo que queda todo por conseguir porque muy poco de la verdadera tarea se ha hecho», alertó en una entrevista concedida a EFE antes de participar en una sesión sobre transformación digital organizada por la Casa de América de Madrid.
Muchos gobiernos latinoamericanos, incluido el mexicano, han tomado caminos de implantación digital que tienen una apariencia «cosmética» de cambio, opinó, pero sin ninguna transformación de fondo.
«No existe ninguna estrategia iberoamericana de digitalización», dijo Alonso, a la vez que señaló que en las cumbres de jefes de Estado «no hay una agenda digital común».
Entre los motivos, el también fundador de ClowderTank, una consultora dedicada a la transformación digital de los negocios en la región, apunta a que falta «entendimiento digital», los líderes regionales no tienen el nivel cultural ni el conocimiento para sentarse a hablar sobre este problema.
«Llevo años diciendo que si Latinoamérica no juega sus fortalezas, va a perder por su debilidad (…) ¿Por qué no miramos más a Europa, a los modelos que nos pueden ayudar?», se preguntó retóricamente.
En lugar de que cada país se mire a sí mismo, la región debe crecer hacia «un punto común digital, social, económico», propuso, pero «vemos cómo estamos alejándonos de eso y de manera agresiva».
Entre otros ejemplos, explicó que el gobierno mexicano organizó todas sus webs en un solo punto de acceso, pero no es suficiente, sino que esto debería facilitar los trámites al ciudadano con la administración.
«Ya no nos importa tanto quién esté en el poder, sino qué nos sucede mientras ese está en el poder», dijo Alonso, es decir, que solucione los problemas pronto y bien.
Se refirió también a que el comercio electrónico no acaba de desarrollarse en México ni en Iberoamérica en general por dos problemas esencialmente: déficit logístico para que los productos lleguen al consumidor y a tiempo; y una bancarización de la población iberoamericana muy baja, en torno al 28 %, según Alonso.
La población tiene acceso a internet, pero la disponibilidad de dispositivos es limitada en la región; la adquisición suele ser a crédito proporcionado por el propio proveedor, con unos intereses que pueden llegar a suponer tres veces en tres años el valor del aparato.
«Por tanto, la base de la pirámide sigue sin acceso, puede tener acceso a internet, pero no tiene los dispositivos», es decir, la brecha digital corre paralela a la social, denunció Alonso.
Como los gobernantes quieren mantenerse en el poder, «no quieren a ciudadanos con iphone», opinó, porque a su juicio piensan que van a conocer información que puede hacerlos tambalear. «Tienen miedo a la democracia, a la que sí funciona, en la que todos somos iguales», resumió Alonso.
«Necesitamos reinventar el capitalismo y la democracia», instó el experto, que apuntó para ello a dos bases, educación y acabar con la corrupción. Sin olvidar que la velocidad tecnológica es imparable, y Latinoamérica va «desfasada», reiteró.
Curiosamente, comentó, la administración electrónica ha avanzado mucho en Iberoamérica, por ejemplo con la implantación de la factura electrónica para dificultar el lavado del dinero y la corrupción.
Por desgracia, lamentó, los países están implantado sistemas propios de factura electrónica incompatibles con los otros, incluso están desconectados los sistemas bancarios.
Y las empresas, más que concienciadas, están «alarmadas» sobre la relevancia de la transformación digital
«Pero creo que toda Latinoamérica sabe que, si no alcanza en tecnología y transformación al resto del mundo, está perdiendo su ultima oportunidad para hacerlo», subrayó.
Preguntado por si las empresas latinoamericanas están preparadas para el reglamento europeo reforzado de protección de datos, que se implantará en mayo, Alonso respondió convencido: «Por supuesto que no».
En muchos de esos países, lo que va a pasar, auguró, es que se van a descubrir «muchísimos monopolios de oligarquía» escondidas desde hace años, que se llevan «disfrazando de compañías internacionales» porque así les conviene como marca o para operar.