El 31 de diciembre, los habitantes del municipio Junín estuvieron a punto de recibir el año nuevo en medio de la oscuridad. Esto fue la antesala de los días siguientes, pues desde el comienzo del 2020 se acentuaron los cortes de energía eléctrica, tanto en su frecuencia como en la cantidad de horas que deben permanecer sin este importante servicio.
Los pobladores de Rubio se quejaron que en un solo día se registran cortes de cinco y seis horas, que se repiten después de unos minutos del restablecimiento y se extienden hasta la madrugada.
Comercios y hogares se ven afectados por esta suspensión de la energía eléctrica, pues deben enfrentar pérdidas materiales y padecer las molestias ocasionadas, ya que la rutina se altera y los aspectos cotidianos se convierten en una dificultad.
En el caso de los negocios, quienes venden productos perecederos como carne, pollo, leche, queso y todos los que requieren refrigeración, sufren por la ausencia de luz, debido a que corren el riesgo que su mercancía se dañe.
Asimismo, fallan los puntos de venta y en algunas partes no hay manera de adquirir lo que se necesita. También, se apreciaron colas de las personas que aspiraban a cancelar a través del Biopago, pues el sistema no estaba en funcionamiento.
Como alternativa, en algunos comercios utilizan plantas eléctricas que permiten subsanar en parte la situación y prestar el servicio a los usuarios, así como los puntos inalámbricos, que son otra opción.
Pero, donde no hay ninguno de estos artefactos, la situación se complica, ya que no solo es la comida, sino que existen emergencias de salud, y es imposible conseguir un medicamento si el cliente no tiene dinero en efectivo.
Se apreciaron muchas tiendas que decidieron cerrar sus puertas ante la imposibilidad de realizar sus transacciones de compraventa.
Asimismo, los emprendedores que desde sus hogares ofrecen helados caseros y otras clases de productos, ven ante sus ojos derretirse las ganancias que de alguna manera los ayudan a subsistir.
A esto se suma la comida que se echa a perder por falta de refrigeración, los electrodomésticos que se dañan por los apagones y la inestabilidad en el suministro de energía.
Hay otros casos de familias donde hay ancianos, niños o enfermos que necesitan una dieta especial, y ante la falla de energía no pueden usar las cocinas eléctricas, lo que se agrava si tampoco hay gas para preparar los alimentos.
Los rubienses están a la espera que se solvente esta situación que perturba su vida diaria y no permite un desarrollo normal de las actividades en el municipio.
Norma Pérez