Rafaela Barrios, madre de Diego José Barrios, el menor de 13 años, fallecido el pasado 28 de enero tras la explosión de un artefacto en el Barrio Nuevo, adyacente al polígono de Tiro de Vega de Aza, aclara públicamente que su hijo no era un “chatarrero”, como se dijo anteriormente, y que su familia tampoco se dedica al comercio de chatarra.

“Mi hijo era un estudiante destacado. Ese día, Diego estaba acompañando a su prima quien fue a pedir un vaso de agua en la bodega, cuando el otro muchacho también fallecido venía con ese dispositivo en la mano, venía a pesarlo para venderlo, cuando eso explotó de repente, resultando muertos los dos”, relató Barrios.

“Quiero que se haga justicia por la muerte de mi hijo. Pido que esa muerte no quede impune. Ese lugar debe ser cercado y asegurado”, insistió la madre del joven.

Por otro lado, Elizabeth Caballero, habitante del Barrio Nuevo sector 3, del municipio Torbes, lugar donde ocurrió la tragedia, exigió a los funcionarios a cargo del mencionado polígono de tiro, para que “tomen cartas en el asunto” y cerquen el lugar, a fin de evitar que sigan presentándose situaciones similares, que recientemente, dejó dos familias enlutadas.

Contó que pasada la muerte de los jóvenes, se acercaron a la comunidad unos funcionarios militares del polígono, según, para dar sus condolencias, momento que provecharon para pedirles que resguardaran la zona, “pero ya han pasado varios días y no han hecho nada. Queremos que se cumpla lo que se acordó en esa reunión”, refirió.

“Ese terreno sin seguridad se presta hasta para dejar cadáver abandonados. Además es la tercera vez en menos de seis años que ocurre lo mismo, muertes por explosión de artefactos chatarra”, dijo Caballero.

Fustigaron el hecho de que, pese a la reciente tragedia, la familia de la otra víctima, “sí se dedica a la venta de chatarra y continúa con el negocio”.

Aseguró que el polígono está abierto al público, pese a ser un espacio militar, usado para ejercicios bélicos. Como producto de ello, quedan algunos restos y explosivos que nunca detonaron, los cuales son presuntamente recolectados por los “chatarreros” que ahí hacen vida. Posteriormente los venden como chatarra y de esa manera obtienen ingresos. No obstante, debido a eso es que se han presentado varios accidentes mortales.

“La explosión sucedió a las 2:00 de la tarde, pero de haber ocurrido al momento en el que se reúnen todos los niños del barrio a jugar fútbol, metra, trompo y manejar bicicleta, a eso de las 4:00 o 5:00 pm, hubiese sido más trágico todavía”, alertó Caballero.

Finalmente, reiteraron su llamado a la autoridades para que pongan control sobre el área y el comercio ilegal de chatarra, que algunos vecinos recolectan de los terrenos del Fuerte Murachí.

“Yo como parte de esa comunidad pido que se haga justicia y que impongan seguridad y vigilancia en esos terrenos, a fin de evitar que los civiles tengan libre acceso y se sigan presentando más hechos fatales”, insistió la denunciante.                                                  (Rosecny Zambrano)