Daniela González
Fotos: Ingrid Hernández
Como un pueblo fantasma, se encuentra Boca de Grita luego de ser una de las localidad con mayor movimiento por estar en frontera con Puerto Santander, hoy día los comerciantes y lugareños se encuentran en sus casas cumpliendo en un 90% la cuarentena decretada por el Gobierno Nacional con el fin de prevenir la propagación del Covid-19.
Solo ingresan a Orope vehículos autorizados y los pobladores que allí residen, los funcionarios militares restringen la entrada a la localidad, pues algunas personas se arriesgan a trasladarse hasta la zona con el fin de acudir a Colombia en busca de medicamentos y productos de primera necesidad.
“Yo me tuve que estacionar a un lado de la carretera panamericana y bajarme a hablar con los guardias porque tenía un récipe médico debidamente firmado y sellado, con fecha del día y a pesar de eso no me dejaron pasar en moto, no están dejando pasar a nadie a menos que sea un carro autorizado o que viva en Orope” declaró María Rondón.
Trochas para ingresar al pueblo
A pesar del fuerte control que llevan a cabo los castrenses con el fin de evitar el paso vehicular y peatonal a esta importante localidad fronteriza de la zona norte del Táchira, algunas personas informaron que ahora hay “caminos verdes” para acudir a la población de Boca de Grita.
“Gracias a Dios en Boca de Grita yo conseguí lo que buscaba, sin embargo, lo hice porque tuve el atrevimiento de meterme por Orope, caminar y luego pedir cola sin que los de la alcabala se dieran cuenta, porque al pueblo solo entran los que allí viven, pero luego descubrí una pequeña trocha antes de Orope donde se paga 2.000 pesos y dejan pasar las motos por ahí y en las alcabalas más adelante se pagan también 2000 pesos cada vez que uno pase en moto, en carro son 5.000 pesos”, aseguró Rondón.
Comercio cerrado
“Uno que otro puesto de productos básicos abiertos, en realidad no hay mucho que buscar allá porque ellos están cumpliendo la cuarentena y todo está cerrado, a menos que vayan con la mente de pasar a Puerto Santander pero la Guardia Nacional no está dejando” comentó Elí Rojas, habitante de La Fría.
La misma situación ocurre con el terminal de pasajeros de la localidad, sus puertas permanecen cerradas, las unidades de transporte están paralizadas, los chóferes están cumpliendo la cuarentena.
“La población tiene miedo, porque por aquí ingresó mucha gente que venía de otros países entonces si alguno compró productos o se montó en un bus tuvo contacto con alguno de nosotros, uno nunca sabe, es mejor quedarse en la casa encerrado, hoy salí porque hay un puesto que está abierto y necesito comprar comida y medicinas, pero de una vez me voy” dijo un habitante de la localidad.