Raúl Márquez
Durante más de veinte años, Pedro Celis se ha dedicado a trabajar en varias carpinterías del sur del Táchira, por lo que ha sido testigo directo de la manera como la crisis ha golpeado este sector económico, que en los años noventa vivió una época pujante y cuyos productos no solo eran requeridos por los habitantes del sur del Táchira, sino por poblaciones vecinas, incluso por familias de la ciudad de San Cristóbal.
«En aquellos años, semanalmente, entregábamos juegos de cuarto, de sala, de comedor; además, eran muy solicitadas las mesitas de noche, los clósets, las repisas. Hoy apenas nos llegan trabajitos para miedo subsistir», comentó Celis, mientras barnizaba unas tablillas, en una carpintería ubicada en la vía principal de Naranjales, parroquia Alberto Adriani del municipio Fernández Feo.
En cuanto a esta caída de la producción en las carpinterías de la zona, indicó que con la crisis económica los pedidos comenzaron a bajar, estrepitosamente, a la par que los materiales experimentaron un alza que hizo insostenible la continuidad de las cinco carpinterías que funcionaban en esta localidad.
«La madera comenzó a subir, sobre todo, el pardillo, el cedro. Asimismo lo hicieron las pinturas, el thinner, la pega, entre otros insumos y materiales que son necesarios para desarrollar cada uno de estos trabajos», detalló.
Estantes para negocios
Apuntó que durante este año 2020, lo que más solicita la clientela es la fabricación de estantes sencillos para negocios, los cuales luego son empleados en diferentes locales para mostrar mercancía al público.
«Como todos sabemos, hoy muchas personas están vendiendo productos alimenticios en sus casas, como harina, azúcar, arroz o pastas. Y muchos comerciantes también han tenido que diversificar sus inventarios y ahora como quien dice venden de todo, por ello, la gente, de acuerdo con sus posibilidades, manda a fabricar sus estantes. A veces, traen los materiales para que el trabajo les salga más barato, como pedazos de madera o tablillas que tienen en sus casas, y con eso cuadramos esos gallitos», puntualizó el carpintero.
Señaló que mayoría de los carpinteros, quienes años atrás hacían vida en la jurisdicción y que a menudo no se daban abasto para tantos trabajos solicitados por los clientes; en los últimos años han tenido que dejar de lado las sierras, los tornos, los serruchos y el aserrín para emigrar a otros países o al campo a buscarse la vida.