Dos motorizados colisionan en la Panamericana
24 de noviembre de 2024
Desde el mismo momento en que las aguas se calmaron, sin apenas llegar la luz del día, ya los zorqueros se entregaron a las labores de rescate, con las primeras luces del día, con palas; otros se entregaron a palear el barro que enterró las vías, remover los escombros peligrosos y a consolar a las víctimas, muchos de ellas familiares o amigos de toda la vida, y media hora después el Táchira, a través de sus instituciones públicas y personas particulares, se incorporó a una gran gesta humanitaria.
Natalie García, residente de Zorca-San Isidro, no solo fue testigo de ese caudal de generosidad que arribó a una zona tocada por una emergencia compleja, tanto por la gran cantidad de daños realizados, como por su extensión e incluso la dificultad de acceder a sectores devastados materialmente; también se involucró con los grupos de apoyo, guiando a los foráneos por caminos que dejaron de ser de fácil tránsito, y escuchando a sus propios vecinos que lo perdieron casi todo, aunque con una vida para recuperar eso y mucho más.
—Hubo la solidaridad de personas que ni siquiera viven aquí y se sensibilizaron con la situación que estamos viviendo los zorqueros. Mucha gente del extranjero ayudó, muchas fundaciones, gran parte del Gobierno hizo su aporte. Que una persona que no vive aquí, que no tiene familia aquí, que ni siquiera sabía dónde quedaba San Isidro o San Joaquín, se tome la molestia de traer un par de zapatos, nuevos o usados, en buen estado, refleja amor por la humanidad.
Ella aclara que no fue la única, pues, de una u otra manera, los que no resultaron damnificados se involucraron desde el comienzo e incluso los damnificados mismos cuando pudieron salir momentáneamente de sus afujías. Hizo parte de un grupo de 30 personas de la misma comunidad que muchas veces regresaba a sus hogares a altas horas de la noche, distribuidas en tareas como la cocina, la limpieza y los censos.
La casa de Natalie se constituyó en uno de los centros de acopio de diversas ayudas; pero incluso no pocos con las donaciones en sus vehículos para hacer las reparticiones por cuenta propia, estando a veces un poco extraviadas, y en algunos casos no pudiendo, repitiendo en sitios donde ya se había recibido ayuda.
—Muchas organizaciones –afirmó García— ayudaron, me es difícil acordarme de todas: Asogata prestó una gran colaboración, igual como muchas panaderías, carnicerías y empresas como Confiterías Sebas o Alimentos Polar. La ayuda nos llegó desde San Josecito, Mesa de Aura, Cordero y La Grita. La Cruz Roja nos aportó muchísimo, con carbón, muebles, medicamentos; igualmente Barrio Adentro y el CDI de Independencia trajeron varias jornadas de salud, incluso pasando por pasos riesgosos. Un zorquero, desde Caracas, realizó una donación de colchones, que se le entregaron a los que tuvieron pérdida total. Corpoandes, Corpoelect, Cantv, la 61ª Brigada del Cuartel Bolívar, la Corporación de Salud e incluso ONG relacionadas con derechos humanos se pusieron enteramente a la orden. Las iglesias evangélicas y comunidades católicas –muchas que prefirieron no identificarse- nos tendieron la mano.
Para García, sería muy ingrato decir que “faltó” algo en las ayudas; aunque no puede desconocer la realidad de quienes se quedaron sin lo más mínimo, incluso, en algunos casos, sin dónde vivir.
En libretas lleva las cuentas del censo de damnificados, que considera la oficial: un asunto polémico, pues a la hora de realizarse las grandes donaciones muchas personas alegaron no haber sido censadas.
—En esta comunidad somos demasiado luchadores, demasiado guerreros, en el momento hubo mucha comida, mucha ropa, y decir que faltó algo sería un poco injusto, y la gente se ha levantado con lo poquito que ha tenido, pero también podemos decir que adquirir un electrodoméstico no es nada fácil hoy en día, y hay personas que lo perdieron absolutamente todo, sin contar los que tenían equipos y herramientas de trabajo. De las casas con pérdida total, incluso de la vivienda, contamos 70, y fueron unas 198 familias damnificadas, a partir de un censo que hicimos. Si lo dividimos en sectores, tenemos que en Zorca San Joaquín se afectaron 30 familias; en Zorca Providencia, 21 familias; en Zorca-Paraíso, 10 familias; en Zorca-Buenos Aires, 29 familias; en Zorca- San Isidro, 62 familias, y el sector Los Patios, 12 familias.
Aspira a que esta situación, antes que paralizar a la zona, la impulse y se le preste atención por parte del gobierno a resolver problemas siempre pendientes.
—De pronto esto sirve para que Zorca salga adelante, para que nos asfalten las calles y nos reparen tantos pasos malos, a punto de derrumbarse y dejarnos incomunicados. Lo complicado es llegar a esas casas y verlos sin nada, eso es muy duro. La primera vez que llevamos agua mineral al sector Los Patios, nos partía el corazón ver a esos niños tomarla con ese gusto, porque no contaban con agua potable. Contemplar a la comunidad donde uno creció, donde uno se formó, a sus amigos y parte de su familia, pasar por esta situación fue muy difícil. Pero luego pasan los días y tú te dices: “¡qué orgullo es ser zorquero!, por esa manera de levantarse, por esa manera de unirse todos, así sea para hacer un hervido, para limpiar las calles, sin importar si era un domingo…
Freddy Omar Durán
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